jueves, 28 de abril de 2011

Long and only life 3° parte



Cuando llegamos al andén el tren ya estaba en su lugar, por lo que Rem mostró nuestros pasajes, al subir tuvimos un pequeño problema ya que el bebé no aparecía en los pasajes. Pero Rem lo solucionó diciéndole al encargado que “todo eso era innecesario,” su truco mental nunca fallaba ni siquiera en las mentes más fuertes. Él nunca abusaba de sus trucos mentales ya que eso era aprovecharse de los más débiles, por ello me sorprendió al principio. Luego de eso nos acomodaron en un lugar privado de uno de los vagones. Una vez dentro revise si el bebé estaba bien, al parecer estaba muy cómodo en mi regazo, y por más que lo toque este no despertó. Mis manos estaban heladas, no me había alimentado en mucho tiempo, por lo que me asuste al ver que el bebé no reaccionaba. Mire a Rem asustada, en un parpadeo el estaba a mi lado.
– Revísalo por favor, no se mueve.
– Su respiración es normal Stephaniel.
– Pero mis manos están frías, lo sé, y por más que lo toco ¡no reacciona!
Al acabar de hablar estoy segura que mi voz había subido una octava. Aunque no estoy segura si fue por eso o porque Rem se acerco mucho a él que el bebé despertó. Dio un pequeño bostezo y se acomodo, tome su manita a lo que el respondió apretando mi dedo índice, era fuerte podía sentirlo pero a su vez también era cuidadoso. Le sonreí con afecto. Rem volvió a acomodarse en su lugar en frente de mí, concentrándose en el paisaje que se veía a través del cristal de la ventana, faltaban horas para el amanecer y me pregunte que haría el bebé mientras yo dormía, ¿lloraría?, ¿me despertaría buscando mi atención?, pero luego recordé que solo tenía un par de meses, por lo que sabía a esta edad no eran muy activos, por lo que seguro dormía mucho durante el día.
Al pasar un rato, note que me miraba con atención, comencé a hacerle algunas cosquillas, a lo que lo vi sonreír. Después de eso lo mire con atención, lo levante en el aire, cosa que le gusto mucho, Sus mejillas estaban rozagantes, su cabellos estaban algo largos caían por su rostro, de seguro su padre no tenía el tiempo suficiente como para llevarlo a que le cortaran el cabello, pero ya me encargaría de eso, seguí observando, su pequeña naricita era muy linda, pero sus ojos eran hermosos, tan dorados como un doblón de oro. Un presentimiento me dijo que eso no era algo normal en un lobo.
– Rem, ¿puedes acercarte?
– ¿Qué sucede? – Dijo Rem con voz imperturbable.
– Sus ojos se ensancharon, y no parecía estar respirando. – Jeremy por su parte se revolvió incomodo en mi agarre por lo que lo senté en mi regazo, profirió un pequeño gruñido como los que hacen los cachorros al tirarles la cola.
Después de un rato me molesto el silencio que rondaba en el lugar, Jeremy parecía un cachorro más grande de lo usual, ¿sería a esto a lo que llamaban instinto de supervivencia? Siendo un cachorro todavía, podía intimidar a cualquiera. Rem no movía un músculo desde donde estaba. De pronto sentí que el lugar era más estrecho de lo que parecía al principio. Mi sentido común me decía que sacara a Jeremy de aquí ahora. Y mi sexto sentido me decía que no debería preocuparme, por ahora.
– Stephaniel, ¿qué es lo que has echo? – Dijo en un tono que demostraba todo su enojo.
– No sé a que te refieres Rem – Dije, manteniendo el tono de mi voz muy controlado, en el fondo quería decir sumisamente un lo siento, pero temía que al ver mi debilidad me arrebatara a Jeremy.
– Qué no sabes… lo que tienes ahí en tus brazos no es un cachorro ordinario – Dijo levantándose del lugar, al hacerlo tome a Jeremy más cerca de mí. – Tienes al cachorro de un Alpha.
– Eso ya lo sé – Dije sabiendo muy dentro de mí, que no se refería al grado que el padre de Jeremy ocupaba en la manada.
– ¡Stephaniel!! Es un Sangre Pura, así como en nuestra raza cuesta encontrar vampiros antiguos, ya que nuestra edad nos da la fuerza. Entre los lobos es más raro aun encontrar a un Sangre Alpha o Sangre pura. – Dijo seriamente. – Stephaniel, tal vez no lo creas pero cosas malas ocurren con ellos, son más fuertes que los lobos comunes, dominan la luna y nadie los domina a ellos. Esto esta muy mal. Sino lo matamos, moriremos nosotros por su causa.
– ¡No!!! No voy a matarlo. Sino quieres que este con nosotros, me lo llevare a otro lugar, cuando lleguemos a Polonia te daré todas la indicaciones de cómo llegar a la casa de Tesla y Johann y yo me iré por mi propio camino, pero no lo dejare solo, es un bebé y necesita cuidados. Además que podría hacerme, solo es un bebé.
Rem movió su cabeza en forma negativa, cuando me miro, vio algo en mi que lo hizo verme con lastima.
– Sé cuanto anhelaste o cuanto anhelas tener una vida normal, pero no puedes, eres uno de los nuestros y él en cambio pertenece al mundo contrario. Es un lobo y algún día necesitara a una manada y tu no serás suficiente para ese cambio. Es como tener a un canario y mantenerlo en encerrado egoístamente para tu entretención cuando el anhela volar libre. Un día él se sentirá como un canario, y querrá volar lejos con los suyos. De todas las posibilidades que hay, siempre lo perderás.
Guarde silencio y abrace a mi bebé, que importaba si algún día querría volar lejos, ahora lo tenía para mí. Pero en el fondo sabía que era una mentira, lo quería para mí, mi vida fue triste y lo seguiría siendo. Varias veces pensé como sería envejecer al lado de una familia… pero solo eso.
Al poco rato, lo acomode más en mi pecho, saque un biberón que tenía listo y le di de comer. No debería haberme asombrado de que se lo tomara en unos instantes, debía tener mucha hambre por lo que tome la formula y su biberón y fui a buscar agua caliente en el vagón comedor.
De vuelta Jeremy ya estaba comido y se había divertido un montón mientras yo daba vueltas y vueltas sorteando a los distintos obstáculos que aparecían en el camino. Nos acomodamos en nuestro lugar y coloque los cojines del asiento en una pila, lo acomode ahí y le cambie el pañal, una vez hecho esto me repantigue en ellos, coloque un lado de la manta doblada entre Jeremy y yo y con el otro extremo lo cobije, le cante para que se durmiera antes que yo, ya que podía sentir el amanecer y mis parpados muy pesados. Rem se levanto y cerró bien la puerta y las cortinas, no dejando entrar la luz por ninguna parte. De repente sentí los pequeños ronquidos de Jeremy y me deje ir a los brazos de Morfeo.

Dicen que los vampiros no tienen sueños mientras duermen, y cuando lo hacen es porque ven su final en ellos. También dicen que no sueñan porque los muertos no lo hacen.
Solo sé que desde que me convertí en vampiro, he podido soñar, veo cosas tan lejanas y otras tan cercanas, nunca se lo he mencionado a nadie.
Desde hace unos meses he visto a un joven en ellos, sus ojos son del color del cielo diurno y sus cabellos tan dorados como los míos, en los sueños me llama y me reprocha por qué no estoy con él, que por qué no estoy en sus brazos. Otras veces esta tan cerca de mí que puedo sentir su aroma, que al despertar no recuerdo, pero en alguna que otra ocasión he despertado sintiendo su tacto incluso el roce de sus labios contra mi cuello. Y esto es lo que sé, que en mis sueños él me ama… pero nunca me ha dicho su nombre y nunca a pedido saber el mío.
En otras ocasiones veo recuerdos del pasado en mis sueños, por ejemplo hoy…

Alemania, 1853

– Stephaniel, debes admitirlo mi amor, Petra es una buena mujer…
– ¿Por qué insistes hermano en casarte? Tienes 19 años, no hay necesidad…
– No hay discusión sobre ese tema Stephaniel, ella tiene mi amor y punto. Y tienes razón la familia esta bien. Con más razón quiero casarme, tu pronto estarás en la edad en que más de algún muchacho estará a tu alrededor y quizá entiendas que a veces tomamos decisiones apresuradas porque podemos perder nuestra oportunidad. Además no siempre estaré en buena posición como para casarme.
Mi hermano se fue dejándome sola en la sala de estar. Una lágrima se derramo por mi mejilla. Algo andaba mal con aquella mujer, por más que se lo decía a mí hermano este solo me decía que era normal sentir celos por él, que él algún día sería así conmigo. Pero algo muy dentro le decía que él nunca podría ser así con ella.
Sus lágrimas se derramaron, sus padres no estarían aquí para parar todo esto, ya que ellos habían muerto en una epidemia hace un par de años, dejándolos a los dos solos en el mundo. Su hermano era su todo. Pero aquella mujer era extraña, su hermano la había conocido en una fiesta, por lo que ella sabía Petra vivía para las fiestas, se levantaba al llegar el crepúsculo y se iba a dormir al amanecer. Era un ser de la noche, si, eso es lo que ella era… pero como decírselo a su hermano, quien estaba ciego por el amor. Se guardo su dolor, porque él no la escucharía.

Paso así el tiempo, Petra acepto el compromiso y pronto se casaron, pasaron los días después de la boda cuando ella se dio cuenta que su hermano no era el mismo, sus miedos crecieron más y más, hasta que por fin se cumplieron, su hermano murió. Pero ella no se quedo callada, Petra lloraba desconsolada en su recamara, y algo en ella le dijo que en su dolor habían lágrimas tan falsas como su vida. Con cuchillo en mano una noche subió al segundo piso de la casa, a la recamara de su cuñada, no fue mucha su sorpresa cuando vio a la bestia que esta guardaba en su interior, la sangre ensuciaba el piso y parte de la cama. Solo pronunció una palabra que había escuchado alguna vez en los libros de terror que su hermano guardaba en la biblioteca, pero recordaba tan bien la descripción de aquel ser. “Vampiro.”
Petra se dio cuenta de su presencia y se lanzó tras ella. No corrió mucho cuando la hubo alcanzado, la tomo por el cabello y la lanzo por las escaleras, rodó por lo que le pareció mucho tiempo, hasta caer en la inconciencia. Cuando despertó Petra no estaba en el lugar, o eso fue lo que le señalo su sexto sentido. Se levanto lentamente como una vez le había enseñado su hermano, para revisar las lesiones, su hermano, su Joseph, al cual jamás volvería a ver.
Una sombra se movió por el costado, no pudo seguirla con la mirada ya que se movía muy rápido y la oscuridad de la casa no ayudaba en nada. Su primer pensamiento fue “Ella volvió por mí.”
– ¡Ya basta! ¿Qué es lo que quieres? – Una risa lúgubre inundo el lugar.
– Vaya, deberías estar gritando, porque no soy un humano y porque voy a matarte. – Sonreí ante la idea, se daría cuenta que ya estaba muerta en vida, desde que Petra me quitara a mi hermano… No, fue su respuesta.
– Pues entonces hazlo – Dije con voz confiada. Ya no importaba nada, no podía cobrar venganza, Petra había ganado.
– Mmm… ¿Dónde esta Petra?
– Lo mismo me pregunto. – Podía sentir su mirada en mí.
– Arrebatarte a tu hermano te fue muy doloroso… – Dirigí mi mirada hacia donde creí que el estaba. Pronto lo vi, era alto, fornido y aparentaba unos veintitantos años.
– ¿Qué acabas de decir? – Él se acerco y ahueco mi rostro entre sus manos – Los ojos son el espejo del alma y a mí entre mi grandeza se me permite ver lo que hay allí. Veo lo que le hizo a tu hermano y lo que te hizo a ti. Debo admitir que hay diversiones macabras y los que disfrutan de ellas no deberían vivir.
– Tú querías matarme. – Dije seriamente. Su risa resonó en mis oídos.
– He cambiado de opinión. Eres joven y bella, yo puedo darte la inmortalidad y con ello la fuerza para vengarte. – Alcé mi rostro, podría vengarme. Pedí perdón en una súplica silenciosa a mi hermano.
– Y que debo darte a cambio – Él se acerco a mí y deposito un beso silencioso en mi boca.
– Compañía.

Abrí mis ojos, el crepúsculo estaba sobre nosotros, Jeremy se había dado vuelta durante el día por lo que ahora estaba sobre su pancita y me miraba con sus enormes ojos dorados.
– Buenos días mi amor. – Él tal vez no podría hablar pero su respuesta fue una sonrisa, que fue mejor que cualquier palabra. Me senté y lo acomode en mi regazo, se notaba que tenía hambre por cómo se chupaba su pulgar, así que teníamos que salir a buscar comida me dije, pero antes le cambie el pañal.
Mientras caminaba en busca de agua caliente para hacerle el biberón a mi Jeremy, recordé…
…A la semana siguiente me transforme, William se alimento de mí innecesariamente, tanto que se volvió adicto a mí, en ese momento me traspaso su sangre, ya que estábamos unidos y literalmente me mato. A los tres días después de eso desperté al anochecer. William me dio libertad de cobrar mi venganza.
Le dí caza a Petra como si fuera un perro, la desmembré y queme, me encargue que sus cenizas se las llevara el mar, otras el viento y otras las enterré bajo tierra. Según las creencias de la familia Difontiel, ella nunca descansaría en paz. Una vez hecho esto acompañe a William unas cuantas décadas hasta que se entero de mi don de la premonición, fue ahí cuando me dejo al cuidado de Rem, dijo que sería mejor maestro de lo que él podía ser y se fue. Lo que aprendí de él fue, que viajar es maravilloso. Y siempre es mejor cuando lo haces con compañía.

Llegar a Polonia fue agotador, Rem estaba a la espera de que un rayo me cayera del cielo por cargar en los brazos a un Sangre Alpha, por otra parte Jeremy era un juguetón, le encantaba que lo levantara y lo lanzara al aire, si fuera humana estaría cansada, cuando lo llevaba en brazos le gustaba girar conmigo, como lo hicimos varias veces en el tren en busca de comida para él.
De nuevo pensé, si fuera humana estaría muerta de agotamiento con este par.
Rem volvió a buscar transporte para nosotros, esta vez consiguió un vuelo para los tres. No tardaríamos tanto en llegar, y Jeremy no se agotaría tanto.



Nuestro vuelo tenía fecha para tres día más, por lo que encontramos un hotel lo suficientemente acogedor en el cual estar durante el día. No pensaba volverme cenizas con Jeremy en brazos.
– Mamá no va a dejarte solo bebé – Se revolvió en mi abrazo, tome una de sus manitas, aun no podía acostumbrarme a que una cosita tan pequeña tuviera tanta fuerza. Estaba segura que si lo dejaba enojarse me arrancaría el dedo sin titubear.
Por otra parte estaban las premoniciones fatalistas de Rem, cada vez que miraba a Jeremy podía ver cuan asustado estaba. No le hice mucho caso al principio pero me estaba poniendo de los nervios con sus miradas. Y creo que también comenzaba a molestar a Jeremy. La última vez que le dio una mirada Jeremy le gruño, lo que provocó más una risa mía que el enojo de Rem.
Después de darle de comer a Jeremy, me acomode en la cama del cuarto de hotel donde nos quedaríamos, coloque a un Jeremy recién bañado y cambiado de pañal sobre una manta en mi pecho y deje que el sueño me llevara.
Esta vez vague en la oscuridad, escuchando el leve respirar de alguien a quien conocía bien dentro de mis sueños…
~ Princesa ten cuidado…
Intente verlo pero no pude, solo sentí su aroma, un aroma a bosque y tranquilidad. Estaba cerca de él, lo sabía. Camine sin rumbo alguno hasta que volví a escucharlo.
~ Cuídate…
Y pude verlo, sus brazos extendidos, mostrándose en una promesa.
Al abrir los ojos todo se volvió confuso, ya era tarde. El día pasó rápido o por lo menos mi sueño, solo recuerdo unos ojos azules y una advertencia, suspire, dijo que me cuidara… Inconcientemente intente abrazar a Jeremy para darme ánimo, pero lo que conseguí fue un susto. Me pare de un salto viendo de un lado a otro.
– ¡Jeremy no esta!! – Grite por todos lados. Me pare en seco al darme cuenta de que Rem tampoco estaba – ¡Rem!!!
Al ser nombrado Rem apareció de inmediato se había quedado en el cuarto de al lado, para sí estar lejos del bebé. Pero nada impidió que en mi mente circularan imágenes en las que Rem le había hecho algo al bebé.
– ¿Qué sucede Stephaniel? – Me miro un largo rato, parecía no creer que un vampiro podía volverse histérico. Yo comprobé la tesis. – El bebé no esta.
No lo dijo como alguien que es culpable, sino como alguien que esta aliviado. Lo fulmine con la mirada. Pero lo único que hizo fue arrugar la nariz ante algún olor desagradable.
– Aquí huele a lobo. – Lo mire con desagrado, por supuesto que olía a lobo Jeremy era un cachorro de lobo, como si hubiera dicho mi respuesta en voz alta, dijo – No, me refiero a uno adulto, huelen peor que un bebé ya deberías saberlo. Solo cálmate y respira el olor distinguiendo a sus dueños.
Cerré mis ojos durante un minuto o dos haciendo lo que él me decía. Rastree el olor de Jay y el de otra persona, era hembra o por lo menos olía como una. Había dejado un rastro demasiado evidente por lo que salí pitando por la puerta en busca de mi hijo. Rem grito algo detrás de mi, algo como “Él les pertenece,” lo ignore, Jay era mi bebé, mi hijo y yo debía cuidarlo. Pero un vago resuello de cordura me dijo que Rem tenía razón, yo no era su madre, yo misma me negué esa opción hace más de un siglo… porque insistir en criar a alguien que me odiaría en unos años más. Pare mi andar, mire al cielo y me quede helada sintiendo la brisa chocando en mi rostro.
No tuve conciencia sobre cuanto tiempo me quede allí de pie, hasta que por fin eche a andar de nuevo. Auto convenciéndome a mi misma que solo vería si estaba bien, que se lo había llevado la persona correcta y no alguien que quería hacerle daño.
Seguí el rastro con aquel pensamiento invadiendo mi mente. Corrí durante mucho tiempo hasta que salí a las afueras de Plock, el rastro había sido dejado sin cuidado alguno, al contrario yo si me tome el mío al esconder mi rastro por donde pasaba.
El paisaje en las afueras de la ciudad se volvía repetitivo, árboles y más árboles pasaban a mi lado mientras corría, el olor se volvía persistente, hasta la entrada de la cual se veía era una villa pequeña. Deje de correr, era de noche y solo estaba el olor de un lobo alrededor, quien había raptado a mi Jay. Sacudí mi cabeza. Estaba aquí para ver quien se había llevado a Jay, solo eso, si estaba mal lo sacaría de aquí pero sino lo dejaría con quien fuera que lo tenía.
Me acerque a cada casa sin ver realmente puesto que en todas se escuchaban ruidos de gente durmiendo, ninguna casa tenía un olor a lobo. Así que me encamine a la que estaba más alejada de las demás. Me sentía como en un mal cuento de hadas, a excepción que yo no era el lobo feroz. El tacón alto de mis botas producía un pequeño sonido en la gravilla, pero sabía por experiencias pasadas que solo bastaría eso para alertar a un lobo.
Mi sorpresa fue bastante al sentir movimiento en la casa, no el tipo de movimiento que tú esperarías, como un lobo que esta apunto de saltarte encima sino como cosas rompiéndose. La voz de una mujer trataba de sonar calmada, sin embargo no lo estaba logrando. Me acerque a la puerta y pude escuchar el llanto desconsolado de Jay, ¿cómo no lo había escuchado antes?
Gire la perilla de la puerta, estaba abierta así que entre. La casa era un desastre, Jay lloraba en una esquina y todo lo que estaba a su alrededor era posibles peligros para mi bebé. Mi visión se volvió algo nublada al ver que había vidrios alrededor de Jay, me pregunte que clase de bestia podía tenerlo en esas condiciones. Respire varias veces tratando de controlarme, gire mi rostro esperando ver un monstruo y lo único que vi fueron unos ojos marrones abiertos de par en par por miedo.
– Tu fuiste la que le hiciste eso a mi Jay – Sisee a través de mis colmillos que habían crecido por la ira que sentía. Mi cuerpo pedía a gritos arrancarle la garganta, pero su miedo fue el que me tenía al borde.
– No sé cómo es que estas aquí, pero fue él el que hizo todo esto. No quiere que me le acerque.
La mire incrédulamente por todo lo que había dicho. Debía estar en sus veinte, quizás un poco más, vestía unos jeans algo gastados, unos zapatos con tacón bajo y una blusa que cubría sus brazos por completo.
– Tu rastro era fácil de seguir. – Me acerque a Jeremy, me tendió sus manitas, mientras lloraba ya algo afónico, parecía que hubiera estado todo el día llorando. Me relaje un poco para ocultar mis colmillos, no quería asustarlo, ya había pasado por mucho el día de hoy.
– Lo que dices es ridículo, soy una cazadora sé muy bien como hacer para que no me sientas. Además es mejor que lo sueltes no dejare que te lo lleves de nuevo.
La mire sin entender una palabra de lo que decía, esta chica era muy estúpida en verdad. Pero en sus ojos ya no había miedo del cual alimentarme, solo había decisión. Ella en verdad iba a pelear por Jeremy.
– ¿Quién eres? – La mire esperando algo, solo vi cruzar un sentimiento, que me pareció pena.
– Una amiga de su padre. – Fue lo que susurro.
– ¿Cómo me encontraste? – Levanto sus ojos sorprendida. Jeremy se había acomodado en el abrazo y sufría de un pequeño ataque de hipo, acaricie sus cabellos suavemente, se relajo soltando un suspiro, me había extrañado.
– Yo solía cuidar a Jay mientras Jonas trabajaba. – Una lágrima corrió por su mejilla, – Cuando me entere de que él estaba muerto y la manada estaba enloquecida exterminando el nido de vampiros, mi primer pensamiento fue Jay, pero cuando llegue él ya no estaba. Solo estaba una nota junto con dinero. Por lo que tenía un rastro que seguir.
– Me encontraste y en vez de matarme te llevaste a Jay dejando todo tan normal como pudiste. – Asintió levemente – Pero no contaste con que Jay no querría irse de mi lado.
– Nunca pensé que él se negaría, yo solía cuidarlo, creí que eso bastaría para crear un lazo pero no, armo alboroto cuando se dio cuenta que me lo llevaba cada vez más lejos del hotel. Es un bebé inteligente, solía decir Jonas con orgullo. – Algo se retorció dentro de mí. Culpa – Y tan peligroso como él...
– No entiendo como pudiste dejarlo entre medio de esas cosas tanto tiempo. Si eras quien cuidaba de él… – Me contuve, quería saber cosas de Jay, algo me decía que debía seguir tranquilamente hablando con la chica.
– No fui yo la que hizo eso, él fue. Hizo explotar cada cosa que tuvo al lado para que no me acercara a él. Comenzó a hacer berrinche cuando lo deje en el sofá de allí – Apunto a un sofá que estaba más que arruinado, parecía que algo le había pasado en sima – Luego no paro de llorar y se movió a aquel rincón.
– Pretendes que yo crea eso. – Mi voz destilaba veneno.
– No pretendo que me creas, solo te diré que una vez vi a su padre realmente enojado y créeme cuando digo que nada quedo en pie a su alrededor – Repentinamente la voz de Rem invadió mi cabeza “Cosas malas ocurren con ellos, son más fuertes que los lobos comunes, dominan la luna y nadie los domina a ellos.”
– Sangre Alpha – La chica asintió, ahora podía ver a que se refería Rem, su miedo constante ya tenía fundamentos. – ¿Cómo te llamas?
– Victoria – Asentí nuevamente.
– ¿Qué piensas hacer ahora Victoria? – Me miro como si la ofendiera la pregunta.
– Si es necesario te matare para llevarme a Jay, no me importa que seas su persona favorita en el mundo. Te quemare con gusto para poder llevarlo conmigo de vuelta a casa.
¿No era esto acaso lo que buscaba? Ella cuidaría a Jay, estaba dispuesta a arriesgar su vida peleando conmigo por llevar a Jay consigo. Debería estar feliz porque esto estuviera pasando, pero un sentimiento cruel embargo todo mi ser. Volveré a estar sola… Pero siempre dicen, si lo amas déjalo ir.
Él tenía una casa esperándolo, aunque su padre había muerto, él seguía teniendo algo familiar.
– Bien. – Tome a Jay de manera que ella pudiera alcanzarlo, una vez ella lo tuvo en brazos me di cuenta que yo no calzaba en su mundo. Me di la vuelta y fui rumbo a la puerta, esquivando cada objeto que Jay había hecho explotar. Cuando alcance la puerta Jay comenzó a gritar intentando librarse de Victoria, sonreí hacia Jay, susurrándole un “Ahora todo estará bien para ti mi amor.” Pero no fue suficiente. Victoria me miro asustada, algo había sonado detrás de ella. Era una bola de cristal del porte de mi puño, unos vidrios se habían clavado en su espalda, corrí a su lado tomando a Jay en mis brazos, él en verdad podía ser un peligro si quería.
Ayude a Victoria a quitarse todos los vidrios que se habían ensartado en su piel, podía oler su miedo, de seguro pensaba que me volvía loca con unas gotas de sangre.
Desde que te conviertes en vampiro, las reglas son; no salir a la luz pues te vuelves cenizas, no descubrirte ante un humano pues ellos pueden cazarte de día, y no bebas sangre de un lobo porque huelen mal, es asqueroso y te mata, tan o más efectivo que el sol.
Al parecer los lobos no tenían muy claro todo esto. Una vez hube quitado todos los vidrios las heridas comenzaron a sanar rápidamente. Nunca antes había presenciado algo así, por lo que me asombre.
– Gracias – Susurro Victoria.
– Jeremy esta a mi cuidado, por lo que me siento responsable, debí imaginarme que seguiría de mal humor una vez me hubiera ido. – Ya empezaba a sonar más como Rem, que como yo.
– Los lobos siempre nos ponemos de mal humor cuando no hemos comido. – Asentí encontrando razón a sus palabras. Apunto hacia una puerta que estaba en frente – Hay leche en la cocina.
Tome a Jay entre mis bazos y camine hacia donde apuntaba Victoria. Era verdad encima de un mesón había leche, por lo que la calenté rápidamente en una cocinilla. Jay se sintió muy feliz cuando por fin pudo tomar su leche, tres biberones completos y podía seguir tomando si lo dejaba. Como no lo deje beber más se acomodo contra mi pecho y se dispuso a dormir. Camine de vuelta a la sala donde se encontraba Victoria había retirado los vidrios con una rapidez inigualable, no sé si fue eso o ver su rostro tan compungido con la tristeza, que me hizo sentirme tan miserable.
– Volveré en unos meses más aquí a Polonia – Fue algo tan automático que hasta yo me asombre al hablar de ello, solo había pensado en ir a Rusia, no había dejado en limpio una vuelta. Pero cuando lo procesé concordé con mis palabras, volvería, porque yo no debía huir de mi hogar y porque había dejado cosas pendientes.
Sus ojos se iluminaron, pero pude ver la desconfianza en ellos.
– Cómo puedo estar tan segura de ello, – Dijo – Tal vez solo quieres deshacerte de mi más rápido dándome falsas esperanzas.
– Yo no soy así, volveré – Mire a Jay dormir en mis brazos – Volveremos. No puedo criarlo sola, menos porque él tiene hábitos diurnos y algunos otros que desconozco.
– ¿Me estas diciendo que necesitas una nana? – Asentí levemente. – Sino vuelves te daré caza – Volví a asentir.
– Debo ir a Rusia por unos asuntos, pero volveré. ¿Tienes un papel? – La vi caminar a un lugar y luego volver con lápiz y papel – Te anotare el número y dirección de la casa, si quieres dentro de una semana llama a este lugar y pregunta por Stephaniel Difontiel, por supuesto llama de noche. Nadie te atenderá de día.
– Comprendo.
– ¿Puedo saber tu nombre completo?
– Por ahora no. – Sostuvo mi mirada. Jay se acomodo entre mis brazos, estuve de acuerdo y me despedí, haciendo un movimiento con la cabeza.
Ella se veía titubeante así que me detuve a mitad de mi camino.
– ¿Quieres despedirte de él? – Fue corriendo hasta mí y beso levemente a Jeremy en la frente, luego volvió al lugar donde estaba.
Cuando salí de la casa, pude ver la silueta de Victoria pegada a la ventana, estreche a Jeremy más contra mí, mire hacia la ventana nuevamente.
– Si hubiera querido deshacerme de ti, ya no estarías respirando. Nos vemos Victoria. – Y me fui corriendo por el camino que ya había cruzado antes para llegar hasta él.

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