A Long and only Life!
La noche era fría, podía sentirlo de una forma diferente desde el lugar donde me hallaba, la brisa se colaba a través de los árboles, no había aves alrededor, ellos sabían que yo estaba cerca. Como buen cazador, estaba en el lugar exacto donde mi presa no me podía ver. Ésta sería la noche, podía ver a mis hermanos cerca, estaban extasiados con lo que provocaría la cacería de esta noche. Eso era lo que menos entendía ¿por qué hacer esto?
Me gire un poco al notar a uno de ellos cerca.
– Steph, por qué estas tan callada esta noche.
– Tú más que nadie deberías saberlo, estamos aquí en contra del consentimiento de nuestro maestro, no me hace gracia hacer todo esto.
Una sonrisa cruzo el rostro de Daemon.
– Hay Steph, cuando esto acabe ya no tendrás que preocuparte de ello. Yo cuidare de ti – Con su mano surco mi rostro, y una pregunta me ilumino, ¿Qué es lo que me estaba diciendo Daemon?
– Suéltame Daemon, no sé a que te refieres con que no debemos preocuparnos, y además no necesito quien me cuide.
– Lo necesitaras, ¿recuerdas acaso quién nos guió al lobo? – Dijo en voz baja. No podía negarlo aunque quisiera explicarle al Maestro y a los otros que no era mi intención ayudarlos, no podría decirle todo. No sin arriesgar a Tesla y a Johann. Baje la mirada, y Daemon lo tomo como muestra de sumisión. Me arrastro a sus brazos y pude sentir su aliento cerca de mí –Aunque no nos era necesario el don del aliento, era algo que por muy viejos que fuéramos no podíamos olvidar – Eh hizo lo imperdonable, me beso. Sabía de sus deseos pero nunca lo creí capaz… intente apartarlo, pero él era más fuerte.
Espere a que se hubiera saciado de mí y me aparte con lo último de mi orgullo roto. Mire hacia otro lado pero Daemon busco mi mirada.
– Cuando todo esto acabe, tú serás mía Stephaniel, ya no habrá Maestro al cual seguir, porque los lobos irán detrás del nido después que matemos a este lobo…
– ¡Daemon! Te has vuelto loco, mataras no solo al Maestro sino que a los demás hermanos que se encuentren en el nido. No puedo seguir adelante con esta locura.
– Calla Stephaniel, si vuelves volveremos contigo y antes de que pronuncies palabra alguna, le contaremos al Maestro que transformaste a dos humanos en vampiros. Creo que entenderás que ni siquiera podrás alcanzar a decir algo, porque ni Rem te salvara.
No, no podía detenerlos. Mi nido, mi familia moriría por su ambición y por mi debilidad. Pero era cierto el Maestro no me escucharía cuando se enterara de que había transformado a dos humanos, ni su consejero, mi mentor Rem, me salvaría. Solo me quedaba llorar lágrimas secas por ellos. Y esperar.
– Daemon, ya viene – Susurro uno de los hermanos que estaba cerca.
– Mantente cerca Stephaniel, y solo por si intentas escapar, te he puesto un escolta, Thomas. Si lo intentas… su lado Ghoul saldrá. No quisiera que te hicieras daño, así que espero que no lo hagas – Se agacho hacia mí y me beso en los labios. Pero su beso era todo menos tierno.
Una vez se hubo retirado de mi vista, quise moverme, pero cuando lo intente Thomas se coloco a mi lado obstaculizando el paso.
Me quede quieta, mientras comenzaban los gritos, varios eran de los nuestros. Solo uno me sonó extraño y supe quien era… era el Alpha de esta ciudad, mi Berlín amado, era envuelto por gritos ensordecedores. Cuando creí que todo había terminado un aullido se coló a través de la noche, en respuesta otros aullidos de las bestias resonaban a lo lejos.
De pronto mi miedo me paralizo, cada vez estaban más cerca, juntándose en uno solo. Y lo entendí. Le intentaban dar un poco de sus vidas a la de su Alpha, pero ya era tarde… Daemon había logrado su cometido. El Alpha había muerto.
– ¡Vamos! – Grito Daemon, Thomas me tomo en sus brazos y me coloco en sus hombros, sacándome de ahí rápidamente.
Al poco rato después Daemon se colocó a nuestro lado.
– ¿Qué le sucede? – Pregunto éste.
– Creo que se aterro cuando sintió los aullidos.
– Cuídala, borrare nuestros rastros. – Después de eso se fue.
Thomas corrió bastante tiempo, mientras mi mente divagaba sobre como estaría Rem. Y el terror me inundo, los lobos los harían pedazos, solo Rem y el Maestro eran contendientes para ellos, siendo lo suficientemente viejos y fuertes como para estar a la par, pero los demás no lo eran… aun así era una manada contra ellos.
Me solté como pude del abrazo de Thomas. He intente escapar de ahí cuando Thomas intento atraparme, pero yo sabía que era veloz y aunque pareciera pequeña era bastante fuerte, un siglo me antecedía. Intentó atraparme pero lo golpeé con todas mis fuerzas y corrí como nunca hacia el nido.
Cuando llegué Rem peleaba con uno de los lobos, no vi al Maestro en ninguna parte. Me acerque hacia Rem, sabía cuánto le estaba costando pelear contra un lobo, no importa que fuéramos enemigos naturales era Rem el que me había enseñado a apreciar la vida en todas sus formas, incluso la de tu enemigo. Cuando Rem le dio espacio al lobo, me acerque y lo lance lejos con una patada. Rem solo me miro.
– Rem tenemos que irnos. – dije más cerca de él.
– ¿Por qué Steph? ¿Por qué nos atacan, sino hemos hecho nada? – Había pesar en su voz. Quise derramar lágrimas, pero era inútil, hace tiempo se habían secado, incluso mucho antes de que me transformara.
– Lo lamento Rem, mi padre, pero Daemon mato a su Alpha y ellos solo quieren venganza. No podrás detenerlos, están ciegos en este momento… solo podemos huir.
Rem pareció estar meditando sobre la huida. Mientras me mantenía alerta, por lo que pasaba a mí alrededor.
– No nos queda otra opción ¿verdad? – Asentí – Entonces vamos, ya no queda nada de nuestro hogar, ni siquiera el Maestro…
Mi corazón que creí congelado en el tiempo, se estremeció. Todo esto era mi culpa. Por no haberme responsabilizado de mis actos. Por haber sido tan egoísta y haber creado a dos vampiros para que me hicieran compañía, cuando me sentía tan sola… Tome fuerzas del aire que no necesitaba, y con un respiro tome la mano de Rem y lo saqué fuera del nido. Por lo menos lo salvaría a él.
Un par de lobos intento detenernos, pero los logre apartar, sin hacerles mucho daño. La salida estaba a un paso cuando me di cuenta que Rem no me seguía, lo mire y comprendí lo que sentía, el nido, nuestro hogar estaba empezando a consumirse por las llamas. Con dolor, volví a arrastrar a Rem lejos del lugar. Con dolor, culpa y algo más… vergüenza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario