–Estoy
igual, dispara Zo. –Me dijo el señor Tanner sentándose más relajado con Becca
en los brazos, la pobre estaba quedándose dormida.
–¿Qué van a
hacer cuando despierte Heath? –Los mire seriamente– ¿Le van a decir que su
madre esta aquí? ¿Qué tiene una hermana de un año, de la cual no tenía ni pisca
de idea que existía?
Paso un
silencio bastante incomodo antes de tener una contestación por parte de alguno.
Margaret
retiro la mirada– Yo si quiero formar parte de la vida de mi hijo… –Cuando
levanto la mirada tenía la suplica escrita en los ojos– Jeffry, no quiero
seguir aparte de mi hijo, quiero estar con él… casi lo pierdo hoy. Cuando Zoey
me dijo que había tenido un accidente supe que esta vez no lo iba a dejar lejos
de mí vida. –El señor Tanner parecía querer discutir pero Margaret siguió– No
voy a escuchar tus una y mil razones para que me mantenga lejos, si esa bruja
quiere pelea la tendrá.
–¿Bruja?
–Pregunte.
–Se refiere
a Louis, ella es mi tormento personal. –Tenía el desagrado marcado en la voz–
Ya te dije que me case por un contrato, bueno fue más bien una extorción. Ella
y mi padre se pusieron de acuerdo y mi herencia paso de forma muy reducida a
mis manos, gran parte se mantuvo en un fideicomiso para Heath y… lo controla
aun Louis. Heath no tendrá derecho a él hasta los veintiuno. Por lo que me
impide divorciarme de ella hasta esa época por lo menos.
Me quede
anonadada por eso– ¿Qué clase de padre tenía? ¿Cómo lo ató a una maniática sin
corazón? –Mire a Margaret– ¡Además esa bruja trata pésimo a Heath!
Margaret se
enderezó en su asiento– ¡Qué!
El señor
Jeffry la ignoró por completo y siguió hablándome–Uno que también estaba loco
de remate.
–Recuerdo
que era muy mandón, siempre te estaba mandando
a hacer una y otra cosa por el bien de sus inversiones. –Se me acercó
como si me contara un secreto– El padre de Jeffry le encantaba hacer
inversiones y era muy bueno.
Asentí– Pero
se nota que no entendía de familias.
Se encogió
de hombros– No discutiré ese punto, aunque siempre adoro a Heath y eso fue de
los más extraño porque nunca lo miró como un paria sino como si fuera su nieto
adorado.
El señor
Jeffry asintió– Estaba fascinado con Heath, pero después de todo Heath era una
ternura cuando niño, –Me señalo a Becca que ya estaba más dormida que
despierta– Ambos se parecen mucho a esta edad.
Le sonreí a
esa ternura de bebé– No pueden impedir que Heath no conozca su hermanita, eso
le haría muy feliz.
–Yo no he
dicho eso Zo, después de esta experiencia creo que es hora de enfrentar
nuestros dragones. –Me dijo con convicción el señor Tanner– Al diablo con Louis,
no voy a volver a apartar a Maggie de Heath, ni siquiera yo me mantendré aparte
de Maggie.
–Sip, al
diablo con la bruja. Quiero un ajuste de cuentas. –Dijo Margaret levantando un
puño. Los mire a ambos; eran tal para cual– Nadie trata mal a mi bebé y sale
impune.
El señor
Tanner la miro con tristeza– Creo que no vas a poder tener tu ajuste de
cuentas, Louis esta embarazada ya de cinco meses y medio. Te lo digo porque te
conozco bien Margaret y sé más o menos de que van tus ajustes de cuentas.
Margaret lo
miro con el corazón oprimido– ¿Es…? Jeffry… es…
El señor
Jeffry la miro sin saber a que se refería– ¿Ah? Oh no, no es mío. La verdad es
que no tengo ni la más remota idea de quien es el padre.
Si hubiera
tenido algo en la boca de seguro me atraganto– ¡Qué!!
–No me he
acostado con ella en años, –Margaret lo piñizco en el brazo– Es la verdad, no
me he acostado con ella desde esa vez que intentamos ser una familia y termino
en un asco. Y no me mires culpándome, sabes que no hubiera intentado eso si tú
no me hubieras tirado a la basura como lo hiciste.
–Oh no, no
me vengas con esa mier… –El señor Jeffry alzo una ceja retándola a seguir, yo
estaba empezando a creer que estaba en una novela de Harlequin–…Esas patrañas
Jeffry Andrew Tanner. Estaba enojada con la vida y lo sabes.
Él se
encogió de hombros– Si, lo sé. Habías perdido a tu padre recientemente por es
época.
Me aclaré la
garganta– Así que… le van a contar todo a Heath. –Ambos asintieron– Me alegro y
cómo piensan decírselo.
Cuando se
miraron y se sonrieron debía darme cuenta de que tramaban algo.
Margaret me
sonrió encantadoramente– La verdad es que te queríamos pedir que tu nos dieras
la entrada… Bueno, tengo nervios y no sé si él en verdad querrá verme. Tal vez
me buscara en una ocasión pero…
La detuve de
inmediato– Para. Te buscamos y no acabamos hasta hace poco y yo ya estaba
marcando nuevos lugares, sino tuvieras esas manías raras… en fin, de seguro que
si querrá verte.
–Pero
también sabemos que querrá verte a ti antes que a nadie. –Me dijo el señor
Tanner.
La
culpabilidad me golpeo de frente, como decirles que habíamos tenido una crisis
en nuestro noviazgo y que no estaba tan segura de que Heath me quisiera ver a
mí también. Pero debía ser fuerte y afrontar que no me iba a convencer de que
estaba bien hasta que lo viera.
Suspiré–
Esta bien.
–Gracias
Zoey. –Me dijo Margaret claramente agradecida.
–Si,
gracias. –El señor Tanner me dio un ligero apretón en el hombro– Bien creo que
iré por un café, ¿les gustaría algo de la cafetería? –Mire el pasillo de nuevo–
Todavía le queda un buen rato para que duerma.
Le sonreí–
Creo que quiero algo dulce, un chocolate estaría bien.
Maggie
resplandeció– Yo también, si puedes tráeme una donut junto con el chocolate.
El señor
Tanner le paso a Becca y le dio un beso a cada una, luego se giro hasta mí y me
dio un beso en la frente. Me quede sorprendida por un momento, hasta que el
señor Tanner me revolvió el cabello.
–También
eres una de las mujeres de mi familia. –Me sonrió encantado aunque aun se veía
algo pálido– Ya les traigo sus pedidos.
–No te
demores. –Le dijo Margaret– Quiero mi choco-chocolate.
La mire
mientras arrullaba a Becca– Parecen una pareja de verdad.
Margaret no
se molestó por mi comentario sino que me sonrió– Es nuestro acuerdo personal,
cada vez que estamos juntos nos olvidamos de todo excepto de nuestro amor. Por
lo que no hablamos de la bruja ni de su padre. –Miro a Becca con detenimiento–
Cada vez que nos encontramos y no nos peleamos claro, la última vez que nos
vimos fue hace un par de meses y terminamos peleando muy feo… –Me miro con
culpa– Lamento haberte hablado de la forma en que lo hice Zoey.
Negué con
firmeza– No me importa, ya lo olvide.
–Eres una
buena chica. –Se detuvo al escuchar una melodía que venía de su bolso cuando se
fijo se pudo nerviosa– Oh, oh. Es de la pensión, debo contestar ¿te molesta si
te dejo a Becca un momento? Porque creo que se ha armado la grande mientras no
estaba y Dios sabe que esos niños saben hacer un desastre cuando no estoy.
Negué, esa
niña ya me había robado el corazón así que la tome con gusto en brazos. En
cuanto lo hizo Margaret prácticamente corrió mientras salía por el pasillo.
–Nos
quedamos tú y yo de nuevo. –La acomode mejor en mi regazo parecía muy feliz y
tranquila en sus sueño, esperaba poder lograr dormir así de bien– Debe ser
lindo ser un bebé y no tener idea de lo que pasa.
Abrace a Becca
un poco más porque parecía que en cualquier momento se me iba a caer, era tan
pequeñita. Mire a un lado, menos mal estaba su bolso allí porque si se
despertaba de seguro iba a necesitar algo con que entretenerla.
–Señorita
disculpe.
Mire a la
enfermera– ¿Si?
–Busco a la
familia de Heath Tanner, ¿sabe dónde está?
Asentí de
inmediato– Sus padres salieron un momento… pero yo también soy familiar. –Mentí
sin piedad.
Me miro y
asintió, parecía que entraba en los márgenes de familia– Bien, por favor sígame.
Tome el
bolso de Becca y me preparé para ver a Heath.
–Disculpe ¿está
despierto? –Le pregunte a la enfermera mientras me cambiaba a Becca de brazo.
La enfermera
ni si quiera me miro al responder– No, pero ya esta estable y acomodado en su
habitación. –Abrió una puerta hacia el pasillo en que el doctor había
desaparecido antes– No se haga la idea de que esta como nuevo, probablemente
este gruñón por el dolor y los raspones.
Tragué
saliva. Me había concentrado para no pensar en como debía encontrarse Heath físicamente.
–No me hago
ideas.
Después de
pasar varias puertas nos quedamos paradas a un lado de una por fin– Bien, puede
quedarse una media hora nos dejo avisado el doctor ya que no implica mayores
riesgos, si despierta…
–No lo
molestaré. –Dije, imaginando lo que me iba a decir.
La enfermera
asintió– Vendré dentro de un rato.
Abrí la
puerta haciendo malabares, y entre eso desperté a Becca que me miro somnolienta
aunque no hizo nada por llorar. Gracias por los pequeños favores.
–Vamos a
entrar sin hace ruido. –Le dije a Becca que me sonrió en respuesta– Eso es mi
pequeña.
Entramos de
puntillas y casi me caigo cuando vi a Heath, estaba muy magullado y tenía
moratones en la cara. Su brazo estaba enyesado al igual que su pierna
derecha. No lo pude evitar cuando comencé a llorar. Algo malo ya que Becca
comenzó a llorar conmigo.
–Zo… –Lo
mire aun llorando con Becca en los brazos. Heath intentaba levantarse– Zo…
Tire el
bolso en el piso y fui hasta él– No trates de levantarte tienes tu brazo
izquierdo y tu pierna derecha enyesados.
Heath se
concentro en mirarme a mí y a Becca que aun lloraba un poco, así que comencé a
mecerla.
–Mierda. –Lo
mire sin saber que decir. Heath me sonrió– ¿Cuánto llevo inconsciente?
Mire la hora
ya eran las cinco de la tarde– Por lo menos unas dieciocho horas, ¿por qué?
Suspiro
aliviado– Entonces la niña no es mía.
Le fruncí el
ceño mientras sentía que mi cara enrojecía– Tonto, por supuesto que Becca no es
tuya.
Heath le
sonrió a una Becca más calmada pero no por eso menos desconfiada– Hola pequeña.
–Me miro– Entonces sino es mía, ¿de quién es?
Le sonreí algo incomoda–
Es… –Mire a Becca y la senté mirando a Heath– Es tu hermana.
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