–Quisiera
que Heath me hubiera llevado con él.
Estaba sola
en casa… o por lo menos así me sentía. Emily se había ido hace una semana,
después de finalizar sus exámenes para ser más exactos, y Edward estaba fuera,
de visita en la casa de Kate como ya era casi una costumbre, y ni hablar de
mamá y papá que estaban abajo mirando una de sus películas románticas de su
juventud, recordando los viejos tiempos… y Heath…
Él se había
ido de visita a Francia a visitar a Paul que no paraba de llamarlo, ya había
pasado sus últimas pruebas y estaba ya libre, mientras yo estaba atrapada aquí
estudiando. Pero no era la única, Emily me decía que Betsy estaba en la misma
situación; ya estaba de cinco meses de embarazo pero sus padres no querían que
perdiera el año así que estaba teniendo clases en casa y en cuanto a las
pruebas las rendía en su instituto. No había podido hablar con ella, ya que
estaba “supuestamente” estudiando aquí encerrada, pero otras veces hablábamos
por lo menos una vez por semana, teníamos más confianza que antes de nuestra
gran pelea, así sabía que el nombre de su bebé era Matt, el cual sería mi primer
sobrinito y mi ahijado o ese era el trato.
Aunque tenía
tanto en que pensar… Volví a suspirar.
Ya extrañaba
a Heath de nuevo, mire mi teléfono y se suponía que debía resistir una semana
más aun.
Mire mis
libros, esta mañana había pasado la prueba de física y química, además de la de
lengua, ya solo me quedaba que terminar el resto mañana y pasado. Seguí
estudiando con todos mis ánimos. Debía terminar para poder disfrutar de mis
vacaciones con Heath, sonreí con la idea, era lo que más esperaba.
Pero sobre
todo aun debíamos encontrar a su madre, de la que aun no teníamos señas de
donde estaba. Durante estos últimos meses la habíamos buscado por toda la
ciudad pero estábamos comenzando a dudar de que se encontrara cerca de aquí, ni
siquiera papá había logrado ayudarnos, nos había dicho que no podía conseguir
la dirección de donde devolvían los cheques porque últimamente no habían sido
devueltos… y preguntarle al señor Tanner era inútil, por más que Heath lo
intentó su padre se volvió más parco en el tema, en especial desde que el
embarazo de Louis había avanzado y se había vuelto delicado.
Heath decía
que la situación se estaba volviendo difícil, su presencia no estaba siendo bienvenida,
ya que Louis se quejaba de él todos los días.
–Toc toc.
–Mire a mamá que estaba en la puerta– Pensé que te gustaría descansar un poco
de tus estudios.
Le sonreí
encantada– Si, me gustaría ¿qué tienes en mente?
Ella me
sonrió misteriosamente– Quiero que nos acompañes a buscar a Edward, siento
curiosidad de donde vive Kate, la pobrecita a veces me parece que le falta
cariño.
Me levante
de inmediato dejando tirados mis libros, cuadernos y guías que estaba
estudiando. Esto era algo que me interesaba. La verdad era que durante estos
meses las visitas de Kate eran más seguidas y la pobre cosita se había ganado
el corazón de la familia, en especial de mamá ya que siempre le ayudaba a
cocinar y a hacer otras cosas. No parecía una niña… a menos que estuviera con
Edward a su lado, se volvía una niña más tierna aun.
–¿Qué
estamos esperando?
Mamá salió
del cuarto– ¡Te dije que querría venir con nosotros!
–¡Lo extraño
sería que no quisiera! –Grito papá desde la sala, supuse.
Salí de mi
cuarto– ¿Por qué son tan malos conmigo?
Mamá se rió
de mí– Tenemos que aprovechar, Emily era nuestro blanco más fácil… –La cara de
mamá cambio por la tristeza– Pero ella no esta…
Abrace
rápidamente a mamá– No te preocupes, pueden molestarme todo lo que quieran. –Le
sonreí sin muchas ganas.
Mamá sonrió
como respuesta y luego se soltó de mí– ¡Oíste cielo! ¡Dijo que podíamos
molestarla todo lo que quisiéramos!!
Papá subió
de inmediato las escaleras, esto parecía una novedad.
–Bien. –Nos
miro a ambas encantado– ¿Nos vamos mis amores?
Mamá se
lanzó a los brazos de papá– Por supuesto, ya quiero ver donde vive. Tú nunca me
dices nada de nada.
Papá la beso
de inmediato, últimamente se la pasaban besándose por los rincones de la casa,
al parecer el que Em no estuviera en casa les estaba causando un vacio que no
sabían como llenar.
–Si no te
digo nada no es por ser malo contigo, ¿lo sabes? –Mamá asintió sin muchos ánimos.
–Tortolos, ¡eh!
–Les hice señas con las manos para que recordaran mi presencia– Íbamos hacia un
lugar, ¿recuerdan?
–Vámonos, ya
nos están apurando. –Papá y mamá se sonrieron secretamente.
Salimos aun
así, cinco minutos después porque…
Mamá: Pero
no deberíamos ir así como así, voy por mi bolso.
Papá: Sip,
ve y trae unos chocolates… no, déjalo vamos a comprar algo que llevar.
Mamá: Que
gran idea… oh, se me quedo mi móvil, voy y vuelvo.
Papá: Te
esperamos cariño.
Yo: Vámonos
y dejémosla.
Papá se movió
de su asiento y me golpeo la cabeza. Me estuve sobando la cabeza hasta que mamá
volvió con su móvil.
Fuimos a la
tienda de siempre a comprar comida y dulces para Kate, de eso nos encargamos
mamá y yo, papá se perdió de inmediato en la entrada de la tienda. Mamá se fue
hacia la comida rápida y yo me perdí entre los dulces, esta era mi perdición.
Mire hacia
todos lados y luego me puse a buscar los chocolates que siempre comía cuando
estaba sola, antes tome una caja de bombones para Kate y su mamá, pero mis
chocolates no los lograba alcanzar estaban más arriba de lo normal por más que
me estire no logre alcanzarlos. Mire por si había una pequeña escalera que me
ayudara pero no había ninguna, volví al lugar e intente de nuevo alcanzar mi
caja de chocolates, solo que esta vez alguien me tomo de la cintura y me
levanto del suelo, agarre la caja rápidamente y me di la vuelta para ver quien
me había ayudado y abochornado ya que un par de personas se habían parado a ver
que estábamos haciendo.
–Tú. –Lo
apunte con el dedo.
Mitch se rió
de mi dedo– Deja de apuntarme Zo, eso es bastante molesto además de una muestra
de mala educación.
Baje mi dedo
y lo apunte con mi puño– ¿Qué haces aquí?
Mitch tomo
mi mano y me jalo a un abrazo– Te extrañé Zo.
Me sonroje,
a veces solíamos abrazarnos cuando aun era novio de Emily pero era un seudo
abrazo no algo tan íntimo como ahora, me removí un poco incomoda.
–Mitch
estamos en un lugar público, ¿me sueltas?
Si es
posible Mitch me abrazo aun más, pegándose más a mí y sus manos comenzaban a
colocarme nerviosa donde estaban, que era en mis caderas.
–Aun no,
siempre me gusto abrazarte y me encantaba tu olor.
Ya, esto se
estaba tornando raro… Tome sus manos de mis caderas y las solté a la vez que me
alejaba de él.
–¿Qué esta
pasando?
Mitch me
sonrió con tristeza– ¿Ya no confías en mí Zo?
Me cruce de
brazos– No sé que debería pensar de ti, eres el ex de mi hermana y que yo sepa
ustedes no lo hicieron de buena manera.
Mitch
desestimo eso con su mano– Entre Emily y yo se acabo de una forma… diferente,
pero eso no quiere decir que nosotros no sigamos siendo amigos Zo.
Me sonroje
por completo– Tu no me estabas abrazando como una amiga.
Mitch me
sonrió como lo hacía antes cuando éramos amigos– Es que estás tan hermosa, –Me
mire, hoy estaba vestida con una camisa a cuadros de color morado que llegaba
un par de pulgadas más debajo de mis caderas y llevaba unas calzas moradas que
me encantaban porque Heath me había dicho que mis piernas se veían más bonitas
con ellas, y mis infaltables bailarinas. Volví a sonrojarme– Dame otra
oportunidad, prometo comportarme.
Mire de
nuevo hacia todos lados por si había alguien mirando y le di un abrazo rápido
pero cuando quise despegarme de él, me agarró con más fuerza que antes y esta
vez su boca se acerco peligrosamente a mis labios.
–Tengo novio
Mitch. –Le dije algo asustada porque no me soltaba.
Mitch me
soltó de apoco– ¿No se fue de vuelta a Francia? –No me gusto el tono de su voz,
era muy frío en comparación al que había usado antes.
Me aleje un
poco– Va a volver, ahora sino te importa tengo que ir con mis padres. Adiós Mitch.
Me aleje
antes de que me pidiera un beso o algo. Suspire, este Mitch no se parecía en
nada al que yo había conocido hace años.
Corrí cuando
por fin vi a papá y a mamá en la cola para pagar, le tendí los chocolates a papá
y me pase hacía el otro lado de la caja. Mamá me acompañó de inmediato.
–¿Qué pasa
Zoey? –Le sonreí al empaque que estaba mirándonos anonadado, me mire pero no encontré
nada extraño.
Me acerque a
mamá– ¿Qué le pasa a ese chico?
Mamá también
le sonrió y el chico casi se desmaya, lo decía su cara que se puso roja y después
pálida cuando se encontró con la mirada de papá. Mamá se rió y revolvió en su
bolso hasta que encontró su monedero.
–Toma,
gracias por las bolsas.
Esta vez el
chico se aclaro la garganta– ¿Es Mila Miscovitch?
Mamá y yo
nos miramos con los ojos abiertos por la sorpresa, ese era el nombre de soltera
de mi abuela.
–¿Cómo sabes
ese nombre?
El chico prácticamente
saltaba fuera de sí– No puedo creerlo, ¿en verdad es usted?
Mamá negó–
Lo siento, soy su hija.
El chico se
apago un poco– Oh, creí que era ella… pero su hija, genial.
Mamá le toco
el hombro para quitarlo de su ensoñación– Aun no me has dicho de donde la
conoces.
Ahora él que
miro sorprendido fue él– Mila Miscovitch es una de las grandes actrices de cine
en blanco y negro, adoro su película “Una vez más al claro de la noche”, una
película trágica pero hermosa…
–Mamá, ¿por
qué no sabías que la abuela hacía pelis?
Mamá negó,
pero el chico saco un lápiz y una libreta y anoto algo en esta– ¿Le daría mi
correo para que me agregue en Facebook? Sería tan feliz, díganle que soy su
gran fan.
–¿Qué le
estas dando a mi mujer mocoso? –Dijo papá.
Papá estaba
detrás del chico con su mejor pose de hombre malo pero había que admirar que el
chico definitivamente tenía agallas, no se dejo amedrentar por toda esa fachada,
se quedo parado esperando a que mamá guardara el papel con su correo.
–He dicho…
–Edward, es
un fans de mamá, ¿puedes creerlo?
Papá la miro
desconcertado– ¿De mi suegra? ¿Qué hacía?
Le sonreí
encantada, era bueno saber que también se desconcertaba con este tipo de cosas–
¿No sabes? La abuela era actriz de películas.
–Sip, desde
que era pequeña, siempre fue tan hermosa pero desapareció de la pantalla hace más
de treinta años, es una pena porque tenía talento…
–En verdad
es un fan. –Dije conmocionada porque supiera ese tipo de cosas.
Papá también
se dio cuenta, así que tomo las bolsas y le dio un billete– Gracias pero ya
debemos de irnos, que te vaya bien chico.
El chico
miro el billete agradecido y luego nos sonrió– Para mí también fue un placer y
por favor señora no se olvide de mi papel.
Mamá toco su
bolso– No lo haré, no todos los días encuentro a fans de mamá.
Era tan
extraño que la abuela no mencionara nunca algo tan importante como haber sido
estrella de cine… Mamá me trono los dedos enfrente de mi cara.
–Tu papá
pregunta qué fue lo que te molesto.
Me incomode
un poco– Me encontré con Mitch…
–Ignóralo,
no lo quiero cerca de ti después de cómo trato a Emily. –Asentí, no iba a decir
que después de cómo me abrazo tampoco quería tratarlo demasiado.
Mire hacía
mi costado y me di cuenta de mi acompañante. Pegue un grito– ¡Papá es el oso más
lindo que he visto!!
Papá me
sonrió por el espejo retrovisor– Si, lo es pero lamentablemente no es para ti.
Hice un
puchero y me abrace al oso– ¿Por qué?
–Es un
regalo para Kate. A ella le gustan los osos disfrazados.
Mire al oso
que estaba abrazando era grande y de color café y tenía una bata de medico
junto con una cosa en la cabeza que usan los médicos, parecía una lupa… me puse
a tocarla pero papá hizo un ruido desde adelante.
–Deja ese
oso, prometo comprarte uno igual si dejas de manosearlo.
Solté el oso–
Bien, tú lo prometiste.
Mamá estaba aguantándose
la risa por lo visto porque tenía la mano en la boca y hacía un esfuerzo en no
mirarme.
–No te
burles de mí.
–Es que aun
eres una niña de papá. –Le pique las costillas con mi dedito.
–Paren
niñas.
–Si. –Dijimos
las dos.
Llegamos a
la casa o edificio, mejor dicho, de Kate un tanto tarde ya que las luces de la
casa estaban encendidas de varios departamentos, además que se veía más oscuro
que antes.
Cuando me
baje tome el oso y papá las bolsas, iba a ser duro despedirme del oso.
Papá se
acerco a la puerta y toco el timbre de los departamentos para conectar con el
interfono.
–Hola. –Dijo
esa vocecita tan conocida.
Papá sonrió–
Kate ábrenos la puerta, somos mi esposa y Zo.
–¡Edward
vino tu familia! –Gritó y el timbre de la puerta sonó diciéndonos que estaba
abierta– Los esperamos.
Mamá nos tuvo
la puerta abierta para que pasemos. El departamento de Kate estaba en la segunda
planta de las cuatro que tenía el edificio. Subimos deprisa y en cuanto
llegamos arriba Edward nos abrió la puerta.
–Genial,
otro oso. –Dijo con tono de molestia.
Kate salió
detrás de él– ¿Oso?
Papá me lo
quito y se lo tendió a Kate– Te vinimos a visitar y es justo que te trajéramos un
presente.
Kate saltó
de la alegría– Gracias.
Nos dio un
beso a todos, algo que no le agrado a Edward, era tan gracioso ver a mi
hermanito celoso de la atención que nos daba Kate, quien se veía más pequeña
con ese oso enorme en sus bracitos.
Edward se
adelanto y tomo al oso de sus brazos–Dame, yo lo llevo a tu cuarto.
Lo mire
divertida– ¿Conoces el cuarto de Kate?
–Cállate, Zo
tonta. –Y se fue.
Kate nos
miraba a todos sin entender– Pasen, están en su casa. Mamá esta por llegar, mi
niñera se acaba de ir, así que hicimos todas nuestras tareas señor y señora
Stonel.
Mamá la
abrazo– Que linda eres Kate, te trajimos algo para comer ¿por qué no me indicas
la cocina y hago la cena?
Kate dio
brinquitos– Por aquí.
El
departamento de Kate estaba adornado con diferentes cositas por todos lados,
cuadros con fotos de Kate cuando bebé hasta la actualidad y otros de una mujer
no muy parecida a Kate que tenía el cabello castaño claro con rizos mientras
esta mujer era definitivamente con rasgos más caribeños, su color de piel era
tostado con un cabello más oscuro… era hermosísima y de pronto vi los ojos y
si, esta debía ser su madre, tenían los mismos ojos.
–Ella es su
mamá. –Me dijo papá– Es raro que no este aquí, siempre llega antes.
Lo mire
acusadoramente– No vigiles los horarios de la mamá de Kate.
Se encogió de
hombros– Solo te decía que su horario es más cómodo… ¿te imaginas cuantos días
ha pasado Kate sola aquí?
Trague saliva,
su barrio no era malo pero ella era una niña de once años, no podía estar sola
hasta estas horas.
La puerta se
abrió de pronto– ¡Kate ya llegué!
Kate salió
corriendo de la cocina para tirarse en los brazos de su mamá– ¡Mami!! Mira
tenemos visitas.
Su madre nos
miro a todos algo asustada, hasta que se fijo en papá– Hola, ¿cómo esta señor
Stonel?
Papá se acerco–
Bien, gracias. Mis disculpas por invadir tú casa, pero hace días que no vemos a
Kate y aprovechamos que Edward estaba aquí.
–Si, y
pensamos en matar dos pájaros de un tiro. –Mamá salió de la cocina con un
delantal– Soy Shenny Stonel, un gusto.
La mamá de
Kate le tendió la mano– Un gusto Shenny, soy Amaya. ¿Se quedan a cenar?
Mamá puso
cara de inocencia– La verdad es que… ¿por qué no vas y te colocas algo cómodo? Kate
y yo nos encargamos de todo lo demás.
La mamá de
Kate la miro pero ésta estaba radiante de felicidad– Voy a cambiarme.
–¿En que te
ayudo mi amor? –Papá se acercó a mamá.
–Ven a
ayudarme con la ensalada, Edward tu también y Kate ya me esta ayudando con el
resto… Zoey. –La mire expectante– No sé que puedas hacer. –Se rió como yo me
desinflaba.
–Me quedaré
aquí y seré una buena niña.
Mamá me
levanto los pulgares– Bien, contamos contigo.
Me di la
vuelta y me senté en el salón, como aun no había hablado con Heath lo llame, me
iba a salir caro pero él había dicho que lo podía llamar porque él pagaba. Sonreí
encantada. Esperé a que timbrara una y otra y otra vez…
–Hola. –Corte… esa no
era la voz de mi Heath… era de una chica…
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