Me levante
de la cama ya que sentía ruidos, me di cuenta de que me había despertado al
escuchar mi teléfono pero no estaba a mi lado así que lo deje pasar y volví a
acostarme… luego de unos minutos mi curiosidad me gano así que me levante de
nuevo, me coloque lo primero que había recogido del piso. Por alguna razón
volvía a mi cuarto de París y volvía a ser el mismo desordenado de siempre, me
hacia falta Zo llamándome la atención por desordenar. Mi pequeña… ¿cómo estará
sola…?
Mi mente
aturdida por el sueño demoro en darme a entender que la única que me llamaría a
mi teléfono sería ella, así que me desperece y salí por mi teléfono pero apenas
cruce la puerta de mi cuarto me encontré cara a cara con Gabrielle la amiga de
Paul que había estado cerca estos últimos días, por lo que yo sabía.
–Gabrielle
¿sabes dónde esta mi teléfono? –Pregunte a la chica amiga de Paul.
Gabrielle me
miro con inocencia y me puse en guardia, había algo que no calzaba en ella,
como si el ser gentil no fuera lo suyo.
–No, no lo
he visto pero ya que estas desocupado ¿quieres ir conmigo a pasear? Lo
pasaremos genial. –Me dijo con su acostumbrada energía.
Negué con la
cabeza– Gracias pero no, quiero mi teléfono para llamar a mi novia.
Gabrielle me
sonrió– Sigues diciendo eso de que tienes novia pero yo no he visto fotos suyas
contigo, ¿no deberías tener algunas si tuvieras una novia?
Golpe bajo
porque las que tenía no se las iba a mostrar, las pocas fotos que nos habíamos
sacado Zo y yo eran demasiado íntimas como para mostrarlas y algunas que aunque
me torturaran no se las mostraría a nadie como la vez que logré que me dejara
tomarle una foto en la ducha de mi cuarto.... Me rasque el cuello por la
incomodidad, quería a mi Zo conmigo, ahora. Y lo más cerca que podía estar con
mi amor era a través del móvil así que… Quería mi teléfono de inmediato.
Le di una
mirada indiferente a Gabrielle–Quizás no lo deje por aquí, –Partí hacia el
cuarto de Paul pero yo sabía perfectamente donde lo había dejado y era a unos
centímetros a la derecha de Gabrielle, quien estaba parada a un lado del
alféizar que mostraba la parte con la arquitectura más tradicional de Paris.
Estaba tan distraído
pensando estas cosas que no me di cuenta y choqué contra Paul que salía de su
cuarto.
–Amigo, ¿qué
sucede? –Me pregunto rascándose la cabeza.
–Tú amiga
escondió mi teléfono y no me lo quiere devolver, lo necesito Paul. Ahora. –Le
dije presionando mi dedo en su pecho.
Él bufó pero
aun así lo escuche dirigirse hacia Gabrielle.
Me sentía
algo claustrofóbico en el departamento. Paul me había mandado llamar porque
quería verme urgentemente… al final solo quería compañía para el fin de semana
y tal vez un poco más pero desde que había llegado su compañera de Pediatría no
se había despegado de nosotros y además que ella no me inspiraba confianza
alguna y aun no sabía porqué…
Paul volvió
con mi teléfono en la mano– Tú teléfono estaba tirado en el sofá.
Lo mire sin
creérmelo– Díselo a otro que no tenga memoria fotográfica como yo.
Paul
suspiró– Le diré que se vaya si quieres…
–¿En serio
lo harías? Porque amigo ella te tiene en sus garras. –Moví mis dedos para
mostrarle como lo tenía.
Paul se meso
el cabello– No digas eso, la pobre aun esta algo desorientada después de
haberse trasladado este semestre. Y además la pobre ni siquiera tiene amigos…
–¿Te has
preguntado por qué no los tiene? –Le dije algo irónico.
–Heath… –Me
amenazó Paul.
–¿Qué? –Lo
mire fijamente– ¿Tienes algo que decirme? Porque si quieres hablar porque no
comenzamos por como se parece tanto esa chica a Emily; rubia, ojos azules,
figura bonita… excepto que mi cuñada tiene alma.
Tome mi
teléfono de su mano y revise mis llamadas perdidas; no tenía ninguna.
Paul estaba
tenso a mi lado, le había dado un golpe duro, lo sabía. De todas formas se
recompuso y se coloco a mi lado para ver que estaba haciendo–No hagas eso… no
es como si ella hubiera contestado… –Le mostré la pantalla.
–¿Te lo leo?
–Dije fríamente– Llamadas contestadas; Zoey, hace seis minutos. –Me dirigí a mi
cuarto pero para eso tenía que pasar al lado de esa chica.
Intenté
pasar directo a mi cuarto pero…
–Veo que
encontraste tu móvil, me alegro. –Me sonrió.
Le sonreí
fríamente– Si vuelves a tomar mi teléfono te echare a patadas de aquí.
La chica me
miro sorprendida, tal vez porque las pocas veces que habíamos hablado había
sido amable con ella, pero debía entender algo; Nadie se metía con mis cosas,
menos si ese pequeño móvil era el que me comunicaba con Zo.
Gabrielle se
puso a la defensiva– No te tengo miedo, no eres nadie para echarme de la casa
de Paul.
Le sonreí
cuando vi a Paul quedarse en medio– Paul, porqué no le dices a tu amiga quién
es el dueño de la mitad del apartamento.
–Tú eres el
dueño de la mitad, ¿por qué?
Apunte a
Gabrielle– Metete de nuevo con mis cosas y me importará un bledo de quien seas
hija o porque estas aquí.
Me di la
vuelta y me encerré en mi cuarto.
Trate varias
veces de llamar a Zo pero el teléfono me marcaba ocupado y en mi último intento
el buzón de voz me dijo que estaba apagado… Mire el teléfono.
–¿Qué te
dijeron bebé?
Odiaba estar
separado de ella pero era el momento preciso para visitar a Paul cuando no iba
a interrumpir sus estudios.
Suspire,
solo me quedaba esperar a que encendiera el teléfono.
***
No lo iba a
encender. Mi teléfono llevaba dos días apagado. No lo iba a encender.
Mire mi
prueba por undécima vez, debía justificar las falsas y en lo único que podía
pensar era en la voz de la chica que dulcemente me dijo hola con el teléfono de
Heath. De la sola rabia me puse a morder mi lápiz.
–¿Está bien
señorita Stonel?
Mire al
profesor con culpabilidad y aleje el lápiz de mi boca.
–Bien, estoy
bien. –Le sonreí y cuando se dio la vuelta me puse a estrangular la goma de
borrar.
Mire mi
prueba y decidí que la mejor respuesta era la que se pensaba mejor… o sea que
me puse a exagerar un poco las respuestas.
Cuando salí
de esa prueba tenía un tiempo antes de entrar a la siguiente prueba por lo que
fui hasta mi casillero a buscar mi cuaderno para eso. En el camino me encontré
con varias de mis compañeras de clases. Les hice una seña y seguí mi camino.
–Zoey, un
chico te busca ¿es tu novio? –Me di la vuelta para encontrarme con otra de mis
compañeras, la única con la que solía hablar de vez en cuando.
–No lo creo
Sara, mi novio esta en Francia por unos días. –Le sonreí, aunque no estaba
feliz porque Heath estuviera en Francia… y con una chica a su lado.
Sara me
sonrió pero se veía curiosa– Entonces es un misterio, ¿vamos a ver quien es?
Asentí–
Antes quiero mi cuaderno para estudiar un rato.
Sara daba
unos cuantos saltitos a mi lado– Rápido, rápido, rápido, ¡rápido!!
Camine
rápido por el pasillo, abrí en tiempo record mi casillero y saque mi cuaderno.
Sara cerró mi casillero y me arrastró hasta el estacionamiento. Había varias
chicas de mi curso hablando disimuladamente a un lado del estacionamiento.
–Es ese de
ahí. –Me dijo Sara al oído como si alguien la pudiera escuchar.
Mire hacia
donde me decía y vi al chico al que se refería. Me acerqué a él con la
intensión de saber que quería. Y por acercarme quiero decir que corrí hasta él.
–¿Qué haces
aquí Mitch? –Le pregunte sin rodeos.
Él me
sonrió– Quería saber si te habías enojado el otro día. –Lo ignore– Te fuiste
muy rápido.
–No sé
porque hablo contigo, es mejor que te vayas. –Dije– Tengo una prueba ahora y
tengo que estudiar.
Mitch se me
acercó, me distancie un poco pero me agarro entre sus brazos y no me dejaba
salirme, levante la cara para decirle que se largara pero sus labios tomaron mi
boca. Me sentía tan impotente, no me gustaba como me besaba, no era como los
besos de Heath que eran tiernos. Sentí una de mis lagrimas caer por mi mejilla…
Heath, quería a Heath, no me gustaba estar con este Mitch que me besaba sin mi
consentimiento.
Hice el
esfuerzo de soltarme pero no pude hasta que Sara le dio una patada a Mitch en
la rodilla. Él se retiro y por fin me vio.
–Zo… –Lo
mire y me di cuenta que él no sabía que yo estaba llorando mientras me besaba
porque su cara mostraba la sorpresa– Yo… lo siento, déjame…
Me aleje corriendo
de allí, pase al lado de Sara, quien me siguió tratando de hablarme mientras
corríamos. Solo quería ir a un lugar seguro. Mientras corría no me daba cuenta
de nada, así que cuando choque con alguien no vi quien era.
–¡Sal de mi
camino! –Unas manos me tomaron los hombros y me asuste– ¡Suéltame!
–Zoey abre
los ojos, soy yo Heath. –Me sequé los ojos, había reconocido su voz.
Aun así me
separé de él– ¿Qué haces aquí?
Heath me
miro dolido– No encendías el teléfono y no respondías a mis llamadas.
Era verdad
como había apagado mi móvil, él había estado llamando a Edward para que me
pasara el teléfono pero yo me negaba a hacerlo.
–Además de
besarte con Mitchell, claro.
Lo mire
fijamente, él lo había visto y no había dicho u echo nada– ¿Por qué no lo
paraste?
Se encogió
de hombros– Que puedo hacer, sino contestas mis llamadas era muy probable que
ya no quisieras ser mi novia…
Me aleje
otro poco de él y le lance el cuaderno que tenía en mis manos. Mire a Sara que
estaba en estado de Shock. Yo no era una persona violenta, pero tampoco era una
persona extrovertida cuando conocí a Heath, él definitivamente me hacía actuar
de formas muy diferentes a las normales.
Mire a Sara
a mi lado– Tenemos una prueba que dar Sara, vamos a la sala que nos toca.
Sara se
recupero y le dedico una mirada de enojo a Heath– Si, vamos a la sala de clases.
–Zoey. –Mire
a Heath– ¿Quieres que me quede y hablemos o simplemente terminamos y me voy?
Las lágrimas
volvieron a mis ojos pero no deje que cayeran– Haz lo que quieras, menos
hablarme no quiero verte ni a ti ni a ese. –Apunte a Mitch que se acercaba– ¡Váyanse
de una vez!! –Les grite.
Sara me tomo
de la mano y me llevo hasta la sala.
–Los hombres
son unos idiotas. –La mire porque lo dijo verdaderamente enojada– Creí que ese
chico era agradable pero no era así, que lástima. Discúlpame Zo, no pensé que
nada fuera a pasar.
Negué
suavemente con la cabeza.
–Déjalo así,
ya no importa. –Mire mi anillo, no quería quitármelo. Tenía tanto amor en él.
***
–¡Heath!
–Mire a Edward que venía corriendo con Kate a su lado, me levante sin muchos ánimos–
Ya llegaste.
Asentí
solemnemente– Si, adelante mi vuelo, quería llegar pronto.
–Llevas
mucho tiempo esperando, veo. –Kate estaba apuntando a las tazas de café que tenía
a mi lado.
–Si, hace un
par de horas.
Edward me
miro algo confundido– ¿Ya viste a Zo? Porque debe de estar aun en su prueba, se
supone que hoy terminaba la última.
Mire el
pasillo por donde se había ido Zo– Estoy esperándola, creo que metí la pata.
Había
llegado en el momento justo para ver a mi novia abrazada al idiota de Mitchell,
para verla besarse con ese idiota.
Me aleje de
inmediato, hacia el lugar más alejado de esa escena. Para cuando ella chocó
conmigo ya había llegado a la resolución de que ella ya no me quería, de seguro
creía lo peor de mí por cualquier cosa que le haya dicho esa muchacha. Además,
dolía el haberla visto besarse con ese imbécil.
Pero sus
palabras aun me rondaban en la mente, haciéndome sentir culpable…
–Haz lo que quieras, menos hablarme no quiero verte ni
a ti ni a ese. –Apuntó a Mitch– ¡Váyanse de una vez!! –Había gritado.
Solo pude
quedarme ahí parado viendo como ella y su amiga se fueron por ese maldito
pasillo… sin contar que Mitchell el imbécil desapareció de inmediato en cuanto
intente hablar con él.
–Entonces si
viste a Zoey. –Dijo Kate– ¿Le deseaste suerte? Estaba muy nerviosa por sus
pruebas.
Le sonreí a
Kate– Le irá bien, no tiene porque preocuparse.
Seguí
pensando en la cara de Zo y en cómo debía estar ahora. Esperaba no haberla
distraído de su prueba, aunque de seguro así había sido. Mire el cuaderno que
estaba junto a las tazas de café.
***
–¿Cómo te
fue Zo? A mi me fue horrible, no entendí ningún ejercicio, bueno no soy tan
buena en matemática como otros de nuestra clase, o crees que debería haber
estudiado más para esta prueba…
Mire a Sara
que siguió hablando sola, se había tomado la molestia de acompañarme cuando no
era su responsabilidad, después de todo no éramos íntimas como Betsy y yo, sino
compañeras de clase.
–Gracias por
la compañía Sara.
Sara se
encogió de hombros– No importa, tú me agradas Zo, no eres como las demás chicas
que me molestan o se burlan de mí porque llevo tantos piersings en la oreja o
por mi cabello.
La mire
mejor, ella siempre llevaba cerca de diez piercings en una oreja y la capa de
cabello de debajo era de color verde, lo que se notaba más ya que su cabello
era negro. A mi me parecía su apariencia única y a la vez muy divertida.
–No me
parece que tu apariencia sea para la risa. –Dije seriamente.
Sara pego un
salto y me señaló con las manos– Ves, por eso me agradas eres reservada pero a
la vez eres fuego. –Me dijo con convicción– Y te importan los sentimientos de
los demás.
Abrí mi
casillero y saque todas mis cosas y las puse en una bolsa reciclable.
–Gracias.
–Le dije encantada y seguí con mi tarea– Mis cosas caben en una bolsa que irónico.
Sara puso
los ojos en blanco– En esa bolsa entra mi PC Tarro y el escritorio, además del
mouse, los parlantes y el teclado.
Le sonreí
divertida– Es una bolsa muy útil.
–Demasiado
útil. Creo que te ayudaré, yo tomaré un lado.
–Gracias.
–Me ayudo hasta el estacionamiento, papá ya debía llegar– Voy a esperar a papá
aquí. –Mire a Sara– ¿Qué hay de tus cosas?
–Las llevaré
mañana, va a estar abierta todo el día para limpiar todas las aulas, así que
mañana vendré.
La mire–
¿Quién te va a ayudar?
Sara se
quedo en blanco– Nadie, mis padres trabajan mañana, pienso venir con mi hermano
pequeño a las diez.
–Porqué no
vengo y te ayudo, ¿te parece? –Me ofrecí, ella había sido tan amable conmigo, y
parecía hacerla feliz mi ayuda.
En verdad la
hacía feliz. Sara me tomo de las manos– ¿Me ayudarías? ¿De verdad? –Asentí–
¡Genial! Entonces nos vemos a las diez aquí ¿o es muy temprano?
Asentí– Si,
me parece genial.
–¡Zoey!
–Ambas miramos a Heath que venía con Edward y Kate. Me puse en guardia de
inmediato.
Edward
corrió hasta mí– ¿Cómo te fue? ¿Estuvo muy difícil?
Asentí– Muy
difícil, no entendimos casi nada.
–¿Entendimos?
–Edward miro a Sara quien lo saludo con una seña.
–Es Sara una
amiga. –Dije sonriéndole– Creo que nos fue regular, aunque debo decir que
hubieron varios ejercicios que no hice.
–Yo deje
casi todo en blanco. –Dijo Sara a mi lado, se había colocado ahí en cuanto vio
a Heath aparecer.
–Zoey,
¿podemos hablar? –Me pregunto Heath.
–No quiero
hablar contigo. –Mire a Edward que hizo un ruido de sorpresa– Por favor ándate
de aquí.
–No me iré
hasta que me perdones, fui un idiota.
Me di la
vuelta pero apenas lo hice me tomo y me lanzo sobre su hombro.
–¡Bájame de
inmediato! –Grité.
–No lo voy a
hacer. –Se dio la vuelta por lo que no pude ver al resto– Edward dile a tu
padre que llevaré a Zoey más tarde.
–Heath,
bájame ahora. –Dije fríamente.
–Oye amigo,
no te conozco pero bájala ahora, ya tuvo que aguantar a un idiota que se le
echo encima, no necesita otro. –Le dijo Sara.
–¡¿Qué se te
echo encima?!
–Amigo, sino
la dejas ahora voy a golpearte y soy cinturón morado, créeme no quieres meterte
conmigo.
–Soy
cinturón negro primer Dan, ¿quieres meterte conmigo? –Le respondió Heath.
–Yo… yo aun
puedo pegarte. –Dijo con duda Sara.
–Si le haces
algo a Sara no te voy a perdonar nunca Heath, nunca.
–Bien, entonces nos
vamos adiós a todos. –Dijo Heath.
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