–Te amo tanto Zack
pero este no es buen momento para venir de visita. –En todo momento se mantuvo
hablando hacia cualquier parte menos a mí.
–Yo también te amo
pero debo decirte que mi horóscopo no decía nada de tiroteos. –Dije animado.
Jane no me contesto
sino que coloco la mira y disparo– Entrada principal, limpia.
–Limpio… limpio…
limpio… limpio… –Y así se continuaron avisando de todas partes en la radio que
Jane llevaba en la cintura.
De pronto me miro y me
sonrió con adoración, esa adoración que me era tan familiar ahora– Ya puedes
salir de ahí, ya no hay problemas.
Habían cosas que no
quería pensar y una de las que procuraba no hacer era, ¿qué hacían con lo que
limpiaban? Estaba seguro que no implicaba escoba, pala pero quizás si un
basurero, uno muy grande.
Salí con dificultad de
entre el asiento y el volante– ¿Puedo conducir hasta tu casa?
Jane asintió–
Normalmente avisas cuando vienes de visita, ¿Qué sucedió?
La atraje a mi y le di
un beso– Necesito un favor.
Jane me miro
encantada, le fascinaba que le pidiera cosas– ¿Qué necesitas de mí?
–Primero un beso más.
–Me dio un beso dulce– Ahora necesito las imágenes de seguridad de la casa de
tío Edward.
Jane me miro sin
entender– Eso es fácil pero…
Le puse un dedo en la
boca– Sin preguntas.
El puchero de Jane me
produjo más de lo que esperaba, así que no evite el atraerla a mí y besarla de
nuevo.
–Muévanse de ahí,
ahora.
Mire hacia la ventana
del copiloto– Hola suegro.
–Te he dicho miles de
veces que no me digas así, ahora muévanse. –Nos sostuvimos la mirada por un
buen rato antes de que se quitara de la ventana del copiloto– Vayan a la casa
ahora y eso Zackary Stonel no quiere decir que vayas al cuarto de mi hija.
Asentí un poco reacio.
Me separé de Jane y seguí el camino hasta la casa, algo difícil viendo a Jane
acurrucada en el asiento del copiloto. De alguna forma sentía que era
incorrecto que me pusiera tan caliente una chica abrazada a un arma.
–¿Quieres ir a mi
cuarto? –Me dijo con esa vocecita que me encantaba– Por favor.
Le sonreí– Sabes que
no suelo seguir las ordenes de tu padre y puede que me esté volviendo loco por
negarme, pero esta vez no. Quiero ver las grabaciones de anoche y la noche
anterior, ¿por favor?
Jane a mala gana me
sonrió– Esta bien, vamos. Las grabaciones están en el subterráneo pero después
quiero que me complazcas.
Nos bajamos del auto y
luego la atraje hasta mí– Claro que te hare muchas cosas, pero después.
Me tomo de la mano y
caminamos hasta una entrada lateral de la casa, pasamos por varios pasillos
hasta llegar a una puerta la cual eral la entrada de una escalera de caracol.
Bajamos a la que bien
podía ser otro piso de la mansión y continuamos pasando por pasillos hasta que
nos detuvimos en una puerta.
–Que extraño. –Dijo
Jane mirando fijamente.
Trate de ver lo que
veía Jane– ¿Qué?
Jane me indicó la
cámara– No es el ángulo correcto, la desviaron. –Paso a mirar la puerta pero
estaba cerrada con llave– Esta puerta tampoco debería estar cerrada.
–Me estas preocupando
Jane. –Mire nervioso hacia todos lados, porque si Jane decía que algo andaba
mal, era que algo andaba mal.
El golpe desde el otro
lado nos sorprendió a ambos, un golpe en seco casi sin sonido, solo un simple
¡paf!
–¿Tienes al fantasma
de Canterville por aquí y no me lo habías dicho? –Trate de tomarlo con humor
pero los golpeteos seguían.
Jane me miro y me hizo
con una seña con su dedo para que guardara silencio– Esta pidiendo ayuda.
Jane se acerco y
comenzó a golpear de la misma manera la puerta, golpes rápidos y otros lentos.
Y cada vez que paraba recibía respuesta, al terminó del último golpeteo Jane
acomodo su rifle con mira telescópica.
–Zack es mejor que te
apartes de aquí, ponte por allá. –Le hice caso y cuando estuve lejos Jane voló
la cerradura. No. Voló las cerraduras una por una.
–¿Qué esta sucediendo
aquí? –Me gritaron al oído. Me aparte de un salto pero solo era mi suegro.
–No lo sé. –Contesté
un poco nervioso por su cercanía.
–¡Papá pásame tu arma!
–Jane corrió hasta su padre y le saco del hombro la escopeta de cañón doble y
volvió a su trabajo.
Ambos corrimos hasta
ella cuando aparto lo que quedaba de la puerta.
–¿Estás bien Paul?
–Pregunto preocupada.
Me quede en shock cuando
el tipo salió desaliñado y con aspecto cansado.
–Nunca creí que te
debería algo. –Su voz se escuchaba rasposa– ¿Sabes hace cuanto llevaba
gritando?
Jane le dio un
golpecito en la frente como si fuera un niño pequeño– Nadie te iba a escuchar,
esa habitación esta insonorizada. Solo se ha utilizado dos veces en la historia
de la mansión y ha sido para mantener a gente muy peligrosa dentro,
específicamente gente que no se quería fuera de esas puertas.
Paul la miro con mucho
cuidado– Gracias a Dios fuiste Scout.
De pronto me di cuenta
de lo que había pasado, estaban hablando en clave morse– ¿Hace cuanto estas
ahí? –Le pregunte.
Paul me miro con
dificultad– Recuerdo algo tu voz pero no logró…
–Soy Zackary Stonel.
–Ah, ya recordé quien
eres. –Dijo después de un momento, asintiendo como si ahora todo estuviera más
claro– Un idiota me secuestro y me tiro aquí, se aprovecho de que quede casi
noqueado por un bate de beisbol de otro secuestrador después de ir a ver a
Emily. Mon Dieu me duele un montón la cabeza desde ayer… o lo que creo fue
ayer. –Paul miro a Jane– Gracias, no sabes cuanto te agradezco que me sacaras
de allí.
Jane asintió– Creo que
debes ir a un hospital y por cierto no fui Scout.
Su padre se acercó a
mirarlo– Me parece que tienes una contusión, te llevaré al hospital.
Paul asintió con
dificultad– Debo avisarles que me persiguen.
–Me quedaré contigo,
Heath me mando a buscarte así que te cuidaré mientras estás débil. –Le dije ya
tomando su brazo y colocándomelo en el hombro– ¿Me puedes decir quién era el
secuestrador?
–¿El segundo? Porque
el primero no recuerdo su rostro. –Paul miro a Jane– Pero el segundo era un
hombre muy parecido a ella.
La mirada del señor
Mark mostraba su clara sorpresa– No puede ser.
Mire a Jane que no
estaba tan sorprendida, después de todo eran hermanos gemelos, muy parecidos–
Bien, Paul te hiciste un enemigo. Ese era Marcus, quien ya daba por hecho que
se iba a casar con Emily, por supuesto ella hubiera dicho que si hasta que
apareciste tú y lo arruinaste todo.
Paul asintió–
Últimamente mi vida no le agrada a nadie, debería lanzarme por un puente. –Su
mirada cayó al piso como si no resistiera el peso de lo que pasaba por su
mente– Puede que hasta mi hijo sea más feliz sin mí.
–Paul… –Comencé a
decir.
–Primero vamos al
hospital. –Dijo mi suegro algo apenado– Y descuida, te pondré una escolta.
Jane, lleva armas que puedan entrar en el hospital. Vas a pasar la noche
haciéndole compañía.
–¡Si, señor! –Jane
corrió a donde sea que fuera por las armas.
–Vamos. –Tomo el otro
brazo de Paul y se lo paso por los hombros– Vas a estar bien. Ahora estás bajo
mi protección y de aquí no sale nadie sin mi consentimiento.
Trate de no mirar al
padre de Jane, porque lo que cruzaba mi mente no era un pensamiento muy lindo
sobre cómo salía la gente de la mansión.
–Siento que mi cabeza
no esta bien. –Le dije a papá– ¿Me traes agua para tomar un analgésico?
Papá me miro durante
un largo rato y miro a mamá– ¿Quieres traerle algo tú?
Mamá le sonrió– Yo iré
a traer un poco de jugo con algunos aperitivos.
Les hice una mueca.
Desde que me habían traído del hospital no paraban de mirarme sin hablar, como
si fuera a desaparecer en cualquier momento.
–Genial, nosotros nos
quedaremos aquí esperándote. Y, ¿podrías llamarle a Mark? Tengo un montón de
llamadas perdidas de él.
Mamá asintió algo
preocupada– ¿Le habrá pasado algo a papá? –No espero respuesta, sino que salió disparada
hacia el pasillo.
Papá me miro algo
incómodo, algo bastante extraño en él– ¿Vas a decirme qué paso? Por favor, no
me digas que te quedaste dormida allí fuera porque no lo creo.
Suspiré– Una locura,
eso paso. Me quede esperando una estrella fugaz ya que siento que me falta
suerte en mi vida.
Los pasos apresurados
de mamá interrumpieron a papá. Ambos nos levantamos, yo con algo de dificultad
en mi estado semi humano después de todas las cosas que me habían inyectado en
el hospital.
Mamá entro con la misma
velocidad– Papá dice que debemos ir a su casa, tiene un nuevo huésped y dice
que lo conocemos. Es urgente.
La mirada de papá
mostró su extrañeza– ¿Es tan urgente? Emily no esta bien.
Mamá negó firmemente–
Cuando papá da una orden, como ahora, espera que la obedezcan y lo sabes
Edward. Quiere que estemos en su casa dentro de una hora y no nos lo va a
perdonar si no estamos puntualmente allí.
Papá me paso un brazo
por la cintura y me acercó hasta la cama– Descansa un momento y luego tu madre
te ayudara a vestirte. –Miro a mamá– Espero que sea algo de vida o muerte para
sacar a mi hija enferma de la cama.
–Espero que no sea
así.
Después de una hora
estábamos en el recibidor de la casa del abuelo, aun no lograba centrarme en lo
que estaban conversando mis padres. Los malditos calmantes me estaban llevando
al sueño aunque no tenía muchas ganas de dormir.
–¿Emily estás bien?
–Me preguntó mamá a mi lado.
–Lo estoy, solo que de
pronto me siento muy cansada. Creo que debí quedarme en casa esperándolos.
–No me hubiera gustado
dejarte sola cariño. –Me reprocho mamá– Además si tu abuelo nos llamo con tanta
urgencia debe ser algo importante, no te hubiera molestado de no ser así.
Mamá tenía razón, el
abuelo hubiera ido personalmente a casa si hubiera sido algo sin importancia.
Por lo que me preocupaba quien era ese invitado, aunque tenía un presentimiento
de quien podía ser, pero esperaba con el alma que no fuera así.
–Vamos dentro de
inmediato. –Dijo mamá.
Papá le frunció el
ceño– ¿Qué me estas ocultando Sheney Stonel? Solo te pones así de nerviosa
cuando estas escondiendo algo. Dilo.
Mamá comenzó negar
pero ya era bastante evidente que iba a soltar una mentira, papá
definitivamente conocía a su esposa.
–Paul está dentro, al
parecer esta herido y en vez de llevarlo a un hospital, trajeron un doctor a
casa. –Soltó de golpe mamá– O esa fue la orden de papá.
Los ojos claros de
papá de pronto se oscurecieron– ¿Quién te dio la idea de mentirme?
–Lo discutiremos
después Edward, por favor. –Los ojos de mamá no se apartaban de mí al decir
“por favor”.
Después de tantos
años, mamá un me veía como una niña que debía ser protegida en algodones.
Estábamos ya en el
pasillo fuera de la oficina-estudio del abuelo, que estaba bastante aparte de
los demás cuartos públicos de la casa. Nadie podía decir que estaba buscando la
sala de estar si estaba por allí.
Entramos sin llamar,
no por falta de educación. Bueno, quizás si. Papá entro echando fuego por los
ojos que se veían más azules de lo que habían estado antes. Creí que se iba a
dirigir a Paul que estaba a un lado de tío en uno de los sofás, que estaban a
un lado del escritorio del abuelo. La sorpresa fue que se dirigió al abuelo.
–No le vuelva a decir
a mi esposa que me mienta viejo. –Le gruñó al abuelo.
El abuelo le sonrió
encantadoramente– Es y será siempre mi hija, se lo pedí como el padre que soy
que por favor no te dijera la identidad de mi invitado especial.
Papá lo fulminó con la
mirada– Es mi mujer y no me gusta que cree problemas entre nosotros.
Mientras ellos
peleaban me acerqué a Paul que se veía bastante golpeado. Me vio acercarme pero
no hizo ningún movimiento, incluso cuando toqué su cara con mucho cuidado.
–¿Qué te paso?
–Pregunte en voz baja.
Paul hizo una mueca
pero mantuvo mi mano contra su rostro– Digamos que tuve un percance con un bate
de beisbol y un matón.
Me senté a su lado y
lo abrace– ¿Estás bien?
Paul cerró los ojos–
Ahora si.
–¿No te estarás
aprovechando mocoso? –Dijo papá– Estoy aquí intentando llamar la atención de mi
suegro y tú estás ahí tratando de aprovecharte de mi niñita.
Paul seguía con los
ojos cerrados– Me siento tranquilo.
Tío Mark miro apenado
el suelo– Intentaron secuestrar a Paul al salir de tu casa pero fracasaron,
quién no fracaso fue Marcus. Lo secuestró y lo encerró en una de las cámaras
del subterráneo, cabe decir que Jane y Zackary lo encontraron hace algunas
horas por casualidad. Eso es un resumen muy breve.
Papá miró a Paul
preocupado– ¿Cómo te encuentras?
–Cansado, siento que
estuve una semana ahí dentro. –Lo abrace con mucho cuidado. No sabía donde más
tenía moratones, la camiseta que llevaba era de manga larga– Lamento haberte
dejado esperando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario