Me parecía estar soñando porque mi cuerpo se sentía tan liviano y a la vez podía sentir que algo rozaba mi piel como si estuviera abrazada a algo caliente, pero no parecía ser mi almohada esta nunca había estado a esa temperatura. Que extraño. Me acurruque más y más hasta que me di cuenta que era alguien, abrí los ojos lentamente pero a tiempo de ver como Heath metía su mano debajo de mi pijama y lo levantaba aun algo adormilada lo deje sacarme el pijama con una mano.
–Me encanta
el negro sobre tu piel. –Lo vi hacer algo de esfuerzo cuando se movió para
besarme en el estomago.
Lo mire como
se movía lentamente y recordé la segunda vez que me quede a dormir con él me
tenía un salto de cama Victoria Secret negro, similar al que llevaba puesto,
este era el tercer salto de cama y era casi transparente en la parte del
estomago.
–Heath.
–Suspire.
Heath hizo
otro esfuerzo hasta besarme debajo de los pechos– Me encanta que nunca lleves
sujetador por la noche.
Me curve
acercando mis pechos a su boca– Heath.
–Ya voy.
Me arquee
aun más cuando comenzó a amamantarse de mis pechos y más aun cuando llego a
besarme en los labios y siguió por más.
–¿Zoey?
Lo mire
seducida por su voz– ¿Qué?
–Móntame.
Y de pronto.
¡Bip! ¡Bip!
Bip!!!
Mire la
alarma con odio– ¿La dejaste encendida por algo?
Pero Heath
no me respondió sino que oculto su rostro entre mis pechos y jalo la sabana ocultándonos.
–Apuesto a
que fue mamá. –Su voz se escuchaba apagada– Maldición…
Me moví
separándome de él y alcanzando el salto de cama– Entonces levantémonos, tú
madre debe estar por venir.
–¡Jiiii!!
–La puerta se sacudía con los golpes y empujones.
Heath se
levanto de inmediato– Mi hermanita, y por lo visto va a entrar en cualquier
momento.
Me levante y
busque mi ropa en la mochila que siempre traía conmigo cuando me quedaba a
dormir. Saqué el vestido celeste que había traído y unas calzas negras junto a
un conjunto de ropa interior negra. Desde hace un tiempo Heath me obligaba a
colocarme sujetador diciendo que me veía mucho más sexy y más si este era de
color negro, su color favorito. Por último busqué por todos lados mis sandalias
hasta que Heath se levanto y me las paso, estaban en su lado de la cama.
–Gracias.
–Por nada
cielo, –Como era costumbre se acercó al closet cojeando y sacó su ropa con
cuidado de no golpear su pierna o el brazo.
–¡Jiii!!
–Ya voy
Becca. –Heath se coloco la camiseta, me miro cuando quedo con el pantalón de
deporte en la mano– ¿Me ayudas?
Asentí
mientras me pasaba por la cabeza el vestido, con lo cual ya estaba lista. Me
acerqué y le ayude con el pantalón.
–Sabes. –Lo
mire mientras le amarraba el cordón– Me siento como un bebé, me alegro de que
este ya sea el último día en que voy a llevar esto, ya deseo moverme como
antes.
–Y a todos
nos encantaría verte como antes, sobretodo a Edward que quiere ir a acampar
contigo de nuevo, aunque nunca me contaste que hicieron esa noche.
Cojeando se
acercó a la mesilla de noche y tomo el bastón que usaba como apoyo para caminar
distancias largas.
–Eso fue y
será un secreto de chicos. –Al abrir la puerta entro corriendo una Becca
sonriente, Heath la tomo de inmediato en brazos– ¿Esperaste mucho mi amor?
–Jii. –Otra
costumbre que Becca había adquirido era colocar sus manos en la cara de Heath
como si eso fuera un hola o una muestra de cariño.
–Yo también
te quiero mi princesa. –Se dio la vuelta cuando cogí mi cepillo de dientes–
¿Estás segura que no quieres una de estas?
Me reí y
seguí mi camino al baño.
Emily se
había reído cuando le conté que Heath me estaba tentando para tener un bebé, y
que a papá no le desagradaba del todo esa idea, había quedado prendado del dedo
meñique de Becca aquella vez en el hospital.
Mientras me
cepillaba el cabello recordé que Emily me había dicho que la llamara pronto,
porque tenía una invitación que hacer. Mire mi móvil que estaba en el baño
cargándose, tenía un mensaje de Sara; “Prepárate, tengo una noticia hot, te lo
diré después.” Sara estaba de vacaciones con su familia en la playa, por un
momento la envidie pero luego me sentí feliz por ella, ya era hora que tomara
el sol, por supuesto ella lo odiaba. Góticos, emos ¿quién los entiende?
Salí unos
minutos después y me encontré con Heath jugando a la casita con Becca.
–Ya puedes
entrar al baño, yo me quedaré jugando con esta pequeñita, ¿si?
Becca se
levanto y me tendió los brazos– Zo.
Me acerqué
rápido y la levante del suelo– ¡Sii!! Vamos a jugar mientras Heath se cepilla
los dientes. –Me puse a cantar mientras bailaba con Becca de un lado a otro.
Creo que fue
por eso que me perdí la mirada que me estaba dando en ese momento.
Bajamos a
comer pero aun no había nadie, el padre de Heath había cambiado sus hábitos;
dormía hasta tarde y siempre estaba en las tardes después del trabajo listo
para jugar con Becca. Con Heath varias veces lo habíamos encontrado abrazado a
Maggie y haciendo… otras cosas debajo de la escalera de la pensión.
–Ya debemos
irnos. –Me dijo Heath al terminar de desayunar.
Vi la hora–
Si, pero que vamos a hacer con esta señorita.
Becca no se
daba por aludida, estaba demasiado ocupada tratando de quitarle restos de
caramelo a su muñeca como para prestarnos algo de atención. Más cuando estaba
en el regazo de su hermano que se había vuelto una especia de ídolo para ella.
–¿Qué pasa?
Me miras como si fuera algo raro, solo tengo un poco de yeso nada más.
Me tome un
trago de café– Me he dado cuenta que Becca te idolatra, cuando estas en casa
siempre quiere estar contigo.
Él miro a
Becca un instante– No me había dado cuenta de eso, es que a mi también me
encanta estar con ella, ¿no te molesta cierto?
Negué con la
cabeza– No me molesta, me gustan los niños y ella es adorable.
Me pareció
verlo más aliviado cuando asintió– Gracias.
La puerta de
la cocina se abrió de par en par– Hey niños, hola preciosa ¿cuándo vas a dejar
a este niñito y me vas a escoger a mí? Soy ideal para ti.
Me reí de la
cara que puso Heath al escuchar a Leonard, uno de los estudiantes que tomaban
pensión, hasta ahora era el único que se quedaba por cuestiones de trabajo.
–Ya nos
íbamos así que quédate con mi hermana hasta que mis padres despierten.
Leonard
asintió de buena gana, era de esos tipos que no importa lo que dijeras seguían
sonriendo.
–Bien, vete.
Espero verte de nuevo mi querida Zoey Stonel. –Asentí sonriendo, él sabía como
levantar el ego.
–Nos vemos
luego.
–Vámonos
Zoey no le des alas a este tipo.
–Ódiame pero
sabes que la señorita me prefiere. –Me sonrió y tomo a Becca en brazos con su
muñeca– Ven preciosa, vamos a darnos una cuota gigante de ‘Los imaginadores’ y
quizás algo de ‘La Casa de Mickey Mouse’.
Heath se rió
de eso– No sé como no se vuelve loco cada vez que hace de niñero.
–Maggie me
dijo que él creció en una casa de acogida, y que por eso era tan bueno con los
niños.
Heath
suspiró– También había escuchado eso, pero me vuelve loco con sus
insinuaciones.
–Mejor
vámonos llegaremos tarde. –Me levante de la silla y deje la vajilla sucia en el
fregadero.
A
regañadientes me siguió.
Nos
dirigimos hacia la salida posterior de la pensión donde estaba el garaje.
–Desearía
conducir.
Lo mire con
algo de pena, ahí enfrente de nosotros estaba su nuevo auto un BMW negro que
reemplazaría al anterior auto del que no había quedado casi nada.
–Pronto lo
harás. –Ponía mi fe en ello.
Cuando salí
a la ruta me di un momento para mirarlo, se veía algo nervioso en el asiento
del copiloto, pero espere hasta más tarde para hacer preguntas.
–¿Estás
emocionado? –Le dije a Heath cuando llegamos al hospital, me sentía algo
especial conduciendo su nuevo auto pero me imaginaba que a él le hubiera
encantado hacer el primer viaje de su auto.
Me miro algo
incomodo– Solo quiero quitarme estas cosas que me pican ¡tanto!!
Me reí, no
lo pude evitar–No reclames ya vamos llegando.
–Voy a
reclamar porque después de esto ya no vas a ser más mi enfermera personal, ni
voy a poder sufrir para que te abras el suj…
–Mira ya
vamos llegando. –Lo distraje, bueno él se dejo distraer porque miro para otro
lado.
Durante este
mes él había tenido que llevar el yeso en la pierna y en el brazo. Como una
muestra de estima, papá me dejo quedarme varias noches con Heath, quien ahora
vivía en una replica de su cuarto en el ático de la casona de Maggie. Era extraño
vivir ahí ya que servía de pensión en época de clases para los estudiantes de
la universidad como Leonard.
Pero Heath y
su padre estaban felices, pero quien estaba verdaderamente feliz era Becca que
aprendió a subir la escalera hasta el ático y allí pasaba el día con Heath y
sus muñecas que ahora tenían una casita cerca de la cama de este.
–Becca va a
estar feliz de verte sin esas cosas, siempre te las trata de quitar.
Heath se rió–
O trata de dibujar, anoche no pude quitarle esas rayas que hizo con crayones….
por fin voy a darle un abrazo como corresponde. –Supuse que inconscientemente
se toco el brazo enyesado– Y también voy a poder abrazarte a ti como
corresponde.
De inmediato
me di cuenta de que no estábamos hablando en el mismo sentido.
–Me parece
que estás un poco…
–Necesitado,
si y más después de lo de la mañana.
Me sonroje–
Pero yo… –Aun recordaba lo que había pasado esa mañana y otras noches antes.
Como el
dolor ya había remitido Heath se podía mover con más libertad, y a veces en las
noches me despertaba cuando su mano sana pasaba por debajo de mi pijama y
abría, cuando era necesario, mi sujetador…
–Es una
suerte que esta noche te quedes también.
Me estacioné
en frente de la puerta del hospital– Sip, ahora vamos a quitarte esas cosas
horribles.
Me sonrió
todo dientes– Por supuesto.
Nos
dirigimos directo a la oficina del doctor, teníamos una hora para la atención.
Con risas el doctor le sacó el yeso del brazo, todas las rizas eran por los
dibujos que había echo Becca en su pierna y brazo. Pero las risas se acabaron
cuando el doctor llegó a la pierna que era otra cosa. Su pierna estaba algo
delicada aun. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Heath me
miro por la mueca que hice cuando el doctor dijo que tendría que revizar los
puntos.
–¿Por qué no
vas a dar una vuelta?
Asentí de
inmediato– Es lo mejor, vuelvo en un momento.
–No te
preocupes cielo yo te busco. –Su voz derrochaba ánimos.
Salí de la
habitación y me dedique a caminar por los pasillos hasta que encontré la sala
cuna con todos esos pequeñitos llorando.
–Pobrecitos.
–Me acerqué a mirarlos mientras los atendían.
Seguí
pasillo arriba y me di cuenta de que había una puerta abierta. Me dije que la
curiosidad mato al gato pero seguí adelante. Era otro corredor parecido al que
había recorrido, parecía que era donde se ubicaban las madres de aquellos
pequeñines.
Cuando
escuche un grito casi me dio un paro al corazón, seguí adelante más aprisa para
ver quien había sido y si estaba en lo correcto a quien correspondía ese grito
de dolor.
–¡Duele!!
–Debe respirar
como le enseñaron en los cursos de premamá, voy por el doctor.
Me coloqué a
un lado de la puerta y deje que la enfermera se fuera.
–¡Duele!
¡Maldición!!
Entre de
golpe– ¡Louis!
Louis me
miro apenas abriendo los ojos– ¡Vete!!
–Tienes que
respirar. Jadea si eso te sirve. –Recordé las palabras de la enfermera.
Me miro de
pronto algo nerviosa– Las contracciones… se detuvieron… ve por la enfermera.
Antes de que
el miedo me calara en los huesos corrí gritando por la enfermera. Cuando logré
llevar a la enfermera me di cuenta que Louis no estaba gritando.
–Las
contracciones se detuvieron… y no sé… –Entramos y vimos que Louis estaba
llorando a mares.
–No… pasa
nada… –Me miro con la cara llena de lágrimas– Llama a Jeffry.
La enfermera
me miro– Acabo de llamar al doctor; vendrá de inmediato y él le dirá como
procederemos, usted. –Me miro– Sino es familiar debe irse ahora.
–Está bien.
–Mire a Louis que seguía llorando– Voy a llamar al señor Jeffry no te
preocupes.
Corriendo
por los pasillos casi choco con varias personas hasta que di con Heath que me
miraba feliz.
–Mira esto,
sin yeso, bueno aunque debo llevar la pierna vendada aun por otro par de
semanas. También me dijeron que voy a cojear algo. –Le sonreí algo entristecida
antes de ponerme a llorar– ¿Qué sucede Zo?
–Es Louis.
Esta en la sala de parto, quiere ver a tu padre. –Heath estaba negando con la
cabeza– Esta mal, algo anda mal… tenía contracciones y de pronto se detuvieron.
Heath algo
incomodo al ver como yo suplicaba por fin saco su móvil y marco el número de su
padre, esperaba– Papá, debes venir al hospital, no, yo me encuentro bien, Zo se
encontró con Louis algo anda mal, esta de parto. Bien, te esperamos.
–¿Qué te
dijo?
–Viene en
camino. –Me miro apesadumbrado– Vamos a buscar a Louis y ver como esta.
Fuimos a Informaciones
y allí nos dijeron que Louis estaba en la sala de parto y estaba entrando a una
cesárea, que por el momento no tendríamos más informaciones hasta que su esposo
llegara.
A pesar de
que el señor Tanner se había mudado junto a Maggie ellos aun no se había
separado oficialmente. Sabía por Heath que eso era algo que le molestaba
particularmente a Maggie pero lo ocultaba debajo de una gran sonrisa.
Nos pusimos
de acuerdo y Heath se quedo en la sala de espera mientras yo esperaba a su padre
en la entrada. Todo seguía igual al parecer ya que mi teléfono no había sonado.
La espera me
estaba colocando de los nervios, la angustia no me hacía bien estaba tan
neurótica que apenas y vi llegar al señor Jeffry con Maggie.
El señor
Jeffry se me acercó de inmediato–Zo ¿qué esta pasando?
Movía las
manos de forma nerviosa al contestarle– No lo sé muy bien, Heath esta en la
sala de espera.
–Cálmate Zo,
Jeffry ya esta aquí y sabremos que esta pasando. –Maggie me abrazo y así
entramos al hospital.
Maggie se
veía como nunca y eso era porque estaba vestida con unos Jeans y unos zapatos
de tacón y terminaba el conjunto con una blusa amarillo claro. Me sorprendía a
pesar de la situación, la Maggie que había conocido estaba vestida siempre con
vestidos largos floreados.
–Vamos a la
sala de espera, me voy a adelantar para que me den información sobre Louis. –El
señor Tanner comenzó a correr y nosotras caminamos manteniendo el paso.
–Me parece
tan extraño todo esto, ¿qué paso? Jeffry no me ha dicho nada, solo me dijo que
debía venir al hospital por Louis.
–Encontré a
Louis en una de las habitaciones del hospital después de ver a los recién
nacidos, todo iba bien y de pronto las contracciones se detuvieron… comenzó a
desesperarse, busque a la enfermera para que la ayudará y luego me sacaron de
la habitación. Después busqué a Heath y él llamo al señor Jeffry. Louis quería
que lo llamara.
–Bien, sabía
que ella quería que Jeffry estuviera con ella hasta después del parto… apurémonos
un poco.
–No te
agrada estar aquí. –Le dije por su forma de estar tan tranquila en una
situación así.
Hizo una
mueca– No, no me agrada Louis pero Jeffry le prometió cuidar de ella durante el
embarazo y yo no quería que estuviera solo tratando con ella. Soy una mala
persona ¿no?
Negué– No lo
eres, simplemente no quieres perder lo que recuperaste después de tanto tiempo.
Me guiño un
ojo– Chica lista.
Nos
apresuramos hasta la sala de espera.
Al llegar el
señor Tanner nos vio y su cara estaba pálida, Maggie corrió hasta él y se
quedaron abrazados hablando bajito. Camine insegura hasta Heath.
–¿Qué paso?
–Temiendo las malas noticias me deje caer en uno de los asientos.
–Están
haciendo la cesárea ahora mismo. –Se sentó a mi lado– Al parecer hay
complicaciones no solo con que se haya adelantado el parto sino que el niño
parece no estarse moviendo temen que tragara líquido amniótico.
Me cubrí la
cara con las manos– Eso es horrible, pobre de ella. Aunque no haya sido la
mejor persona pero ese niño es una criatura inocente y no se merece esto.
–No, no se
merece esto ese niño.
Nos quedamos
sentados esperando noticias pasaron horas y el padre de Heath nos echo del
lugar ya que no hacíamos nada ahí.
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