Mire a
Maggie con Becca en brazos– Si, me imagino que debe de haber pasado allí
dentro.
Maggie le
retiró un mechón de cabello de la frente a Becca– Déjales algo de privacidad
¿quieres?
Las abrace a
las dos– Deben de estar cansadas.
–Yo no pero
creo que Becca si. –Me miro preocupada– Quiero quedarme con Heath.
Asentí
mientras bajaba la cabeza y rosaba nuestros labios– Lo sé y te vas a quedar con
él.
Becca
bostezó– Mam…
La mire con
adoración. Ella era tan dulce como lo había sido Heath, era una lástima que no
pudiéramos estar juntos… no por ahora.
Maggie me
tomo por el brazo– ¿Le has dicho a Louis donde estás?
Negué. Ni me
apetecía decirle nada, desde hace meses que no nos cruzábamos palabra, para ser
más exactos desde que me había negado a mandar de vuelta a Heath después de la
fiesta de cumpleaños de Zoey.
–No.
–¿No le vas
a decir nada? Ella esta embarazada aunque odie decirlo no necesita estar
preocupada por…
Me aleje un
poco– Eres demasiado buena, siempre fuiste demasiado buena para tu propio bien.
–No es así…
–Si, lo es.
–La corté– Heath de seguro nos esta esperando, ve tu primero.
Asintió–
Toma a Becca un momento.
–Con gusto
tomar a mi rayito de sol. –Acune a Becca que se estaba quedando dormida– Mi
pequeñita.
La sonrisa
de Maggie era de éxtasis– Adoro cuando le dices cosas tiernas a Becca… lástima
que no pueda ser siempre así. –De pronto abrió mucho los ojos– No te estoy
recriminando, nunca haría eso Jeffry.
Toqué con la
punta de los dedos su mejilla– Yo sé que nunca harías eso.
Entró aun
mirándome sobre el hombro, por lo que le di la espalda y me dediqué a hacer
dormir a mi pequeña cosita. Envidiaba a Edward con toda mi alma por la familia
que había logrado crear, por como había desafiado a su familia. Él todavía cree
que no tengo ni idea de que llegó a este país prácticamente como un ilegal…
pero era mejor así, porque definitivamente la historia que debía haber contado
a su familia narra otra historia.
–Jeffry,
Heath quiere hablar contigo.
Puse mala
cara al escuchar eso, ya me imaginaba de lo que quería hablar: Cómo le había
negado a su madre y a su hermana.
Me sentía
repulsivo como padre. Un desastre.
–Prometió
que no iba a decir nada malo.
Le sonreí–
Bien. Mira quien se durmió ya.
La cara de
Maggie me dijo que estaba aun paso de llorar. Ella era así.
Entramos
juntos a la habitación pero yo fui el único que se acerco, le tendí primero a
Becca a Maggie.
–Heath, hijo
estoy aquí. –Le dije suavemente– ¿Querías decirme algo? Si es por Maggie y… por
Becca créeme que tengo una explicación para todo, en especial para tu hermana.
Me sentí tan
feliz cuando me sonrió– No te culpo de nada pa… –Apenas modulando me deseo las
buenas noches.
Le di un
beso en la frente al ver como se quedaba tan dormido como su hermana menor.
–Te amo
hijo.
Mire a
Maggie con nuestra pequeña en brazos, esto ya no podía continuar. No podía
seguir así.
–Tengo que
ir a un lugar…
–Mañana.
La mire con
seriedad pero su pose era la seguridad absoluta– Hoy.
Negó con
firmeza pero al hablar mantuvo su voz baja por respeto a Heath– Mañana. Mañana
te dejaré ir pero hoy nos vamos a quedar los tres con Heath.
Asentí al
ver que no iba a cambiar de opinión.
Vi como Zo
se iba… me sentía tan bien que cuando conseguí ganarle en ajedrez a Paul, mire
hacia todos lados aun sentía como si volará, no había querido decirle nada a Zo
pero la morfina que me habían colocado aun me estaba haciendo efecto y mi
cuerpo se sentía como si flotara pero los besos y caricias me había vuelto a la
tierra por un momento. Ahora volvía a sentirme algo atontado.
–Toc toc
–Mire a mi madre, aun me parecía increíble que estuviera aquí conmigo. Ella me
sonrió– Te ves agotado, es mejor que duermas.
Todos me
decían lo mismo, tal vez comenzaba a verme como me sentía.
–Estoy bien,
quiero hablar con papá un momento si no es molestia.
Mamá me puso
mala cara– Sé de lo que quieres hablar, déjalo para mañana ¿si? Ahora nos
estamos acostumbrando a… –Movió las manos abarcando todo– Esto, tú papá esta
algo trastornado aun por tu accidente…
–Pero quiero
hablar con él antes de quedarme dormido. –Le dije mientras sentía que mis ojos
se estaban poniendo pesados.
Mamá se me
acercó y me dio un beso en la frente– Le diré que le quieres decir buenas
noches.
La mire un
momento– ¿Dónde esta Becca?
Me sonrió–
Esta mimando a papá, voy y vuelvo.
Me
parecieron que los minutos pasaban antes de que alguien abriera la puerta de
nuevo. Mire hacia esa dirección y apenas logre distinguir las siluetas de mis
padres.
Que raro era
decir eso, siempre era papá y a veces ni eso…
–Heath, hijo
estoy aquí. –Me dijo suavemente papá– ¿Querías decirme algo? Si es por Maggie
y… por Becca créeme que tengo una explicación para todo, en especial para tu
hermana.
Le sonreí–
No te culpo de nada pa… –Apenas modulando le dije– Buenas noches.
Supe el
momento en que entre en el sueño. Dude. Pero de pronto recordé donde me
encontraba y por qué, así que deje transcurrir todo.
Llevaba un
rato conduciendo en círculos desde que había dejado a Zo en su casa… me
detestaba por la forma en que la había tratado… por haber dudado de ella y
lamentaba en el fondo esa mirada de dolor que había visto en ella antes de que
se bajara del auto.
Suspiré y
pensé en ir a nuestro lugar, me dirigí hacia la tienda que estaba antes de la
playa.
Al bajarme
sentí una sensación extraña en mi pecho pero de todas formas seguí caminando y
compre un pack de cervezas, no tomaba unas desde el campamento con Paul y
Edward. Todavía recordaba eso, y ahora sabía que Edward no podía dormir con
gente a su lado, recordaba todas las patadas y golpes que había recibido
durante la noche.
Pagué las
cervezas y me subí al auto.
Llegar a la
playa era como recibir un golpe hecho de recuerdos, llegaban todos a la vez y
sin avisar. Tome aire y me dirigí hacia la piedra que ya era nuestra, cada vez
que podíamos íbamos y pasábamos un rato juntos sentados o abrazados sobre esa
piedra.
Me bebí tres
cervezas antes de tomar la decisión de irme, sabio de mi parte porque con la
tercera comenzaba a sentirme más solo que antes de la primera. Y la niebla que
había comenzado a salir de donde sea no ayudaba a sentirme mejor.
Lancé lo que
quedaba de las cervezas en el asiento trasero y comencé mi camino a casa y a
pensar en como aparecer mañana por la mañana en el instituto de Zo y pedirle
disculpas. Llegue al segundo de los cuatro semáforos que tenía que cruzar para
llegar a casa cuando me di cuenta de que ni siquiera estaba prestando atención
al camino y menos a la niebla que estaba más densa que nunca. Por fin era de
utilidad tener memoria fotográfica. La luz del semáforo estaba aun en rojo
cuando sentí el ruido de un auto…
Mire hacia
mi izquierda y vi las luces que me venían enfocando, demore un cuarto de
segundo que era una camioneta… las mismas luces de la camioneta que había
envidiado a uno de mis compañeros hace unos días… por instinto trate de colocar
una marcha y seguir… pero todo estaba incorrecto, esa camioneta no debería
venir desde esa dirección… no podía… mire la patente mientras trataba de mover
el auto… un segundo más y mi auto se movía pero también llegó el impacto… Mi
brazo dolía… mi tobillo dolía por algo que lo mantenía aprisionado, pestañee y
un segundo más quede semiinconsciente por el golpe que me dio el airback al
abrirse.
Era esto lo
que se sentía al morir… dolor y más dolor. Apenas y podía sentir como se movía
el auto y otro vehículo lo golpeaba dejándolo de costado.
No podía
creer que iba a morir y dejar a mi Zo así sin decir nada más, sin decir un “lo
siento por ser un imbécil” o decir lo más importante…
“Te amo.”
La oscuridad,
segura y tibia por fin llego… con desesperación.
Pegué un
grito al recordar como no podía despertar después de eso, todo era oscuridad,
no veía luz.
Mire hacia
todos lados agitado, intente moverme, salirme de esa cama pero el brazo no se
movía y el dolor volvió de nuevo como en la pesadilla, moví mis piernas y volví
a gritar del dolor.
No sabía
donde estaba la luz pero me llegaba desde la parte equivocada… mi ventana
estaba a la derecha pero esta estaba a mi izquierda.
Unas manos
me rodearon la cara pero apenas y podía enfocarla– ¡Heath! ¡Mírame! Soy yo
Maggie, tú mamá. –Unos brazos me rodearon– Todo esta bien, ya todo pasó.
Escuche unos
jadeas, me molestaban y me molestaba aun más la persona que los hacia pero mire
a todos lados y no había nadie más junto a mí a parte de mamá que estaba
mirándome con preocupación.
Era yo el
que jadeaba como si hubiera estado debajo del agua por horas y por fin había
conseguido oxigeno. Comencé a controlarme lentamente, no podía desesperarme por
algo tan tonto como una pesadilla.
–¿Dónde
estoy? –Pregunte lentamente.
Mamá me miro
algo preocupada– Después del accidente te trajeron al Hospital General, tú
padre consiguió colocarte en una habitación aparte y ahora esta tratando de
conseguirte el alta del hospital para que seas cuidado en casa.
Mi primer
pensamiento me produjo un escalofrío– Ahí no.
Sus manos
volvieron a mi rostro– ¿Recuerdas quien soy?
La mire
frunciéndole el ceño– Eres mi mamá.
Vi como
suspiró de alivio, no la entendía aun estaba algo choqueado– Me asuste cuando
no sabías donde estabas por un momento pensé… déjalo, llamaré a tu papá.
–Asentí– Esos moretones se ven mal pero ayer eran horribles te mejorarás
rápido. –Me sonrió tocándome la frente con cariño– Ahora estás bien mi amor, no
hay nada que debas temer aquí porque mamá y papá están contigo. –Intenté poner
los ojos en blanco me hablaba como si fuera Becca– En serio no debes temer nada
aquí.
En sus ojos
estaba claro que ella sabía mi pesadilla. Moví mi cabeza asintiendo y volví a
acomodarme en mi cama, no era la mejor cama pero en un hospital ¿qué cama es
cómoda?
Mire el
techo, mamá debía de haberse asustado por lo histérico que estaba y de seguro
también me veía como un loco.
La puerta se
abrió pero yo seguí mirando el techo como si el secreto de la vida estuviera en
esas vigas.
–Vaya en
verdad estás algo ido aun.
Cerré los
ojos y sonreí, para cuando los labios de Zo toparon los míos, ya tenía pensado
atraparla con mí brazo libre.
–No tan ido.
–Abrí los ojos para disfrutar de la vista y que vista, hoy mi Zo estaba vestido
con un vestidito que le llegaba un poco arriba de las rodillas y me dejaba una
buena vista de su escote, eso me agradaba.
–Si ya me di
cuenta cuando no dejaste de mirar mi escote o quizás antes cuando me miraste
las piernas.
Le sonreí
ampliamente– Exacto. Y quiero ver más…
Vi como ese
lindo sonrojo cubrió su cara y parte de su pecho– No, no voy a hacer lo mismo
de anoche, te aprovechaste de mí. Lo medite bien antes de dormir y me di cuenta
que en verdad te habías aprovechado de mí.
Le hice un
puchero– Yo no me aprovecharía de ti. Dame un besito ¿si?
Zo me sonrió
y se acercó de nuevo a mí.
Nos besamos
durante bastante tiempo y logre engatusarla para que me mostrara un poco de
escote. Pero tuvimos que separarnos cuando llego la enfermera con el desayuno.
–Te ayudaré
a comer. –Zo me acomodo las almohadas y luego tomo el vaso de jugo de la mesa.
Mire hacia
la puerta– ¿No te parece extraño que mis padres no estén por aquí?
Ella hizo
una mueca– Dijeron que iban a darse una ducha y a buscar ropa. Creo que pasaron
toda la noche al pie de tu cama y… –Se puso a jugar con las manos– Becca quería
una siesta, aunque me parecía que tu padre tenía algo más que hacer.
Mire la
puerta de nuevo– No pensemos en eso, quiero disfrutar de mi desayuno tranquilo.
–Bien, el
doctor debe de estar por venir a revisarte. Me dijeron que anoche se paseo por
aquí pero estabas como en estado de coma. –Nos reímos porque de seguro estuve
muerto hasta antes de la pesadilla.
Me rasque la
nuca, sentía que algo se estaba acumulando en esa parte– Bien, necesito sedarme
creo que el dolor quiere volver.
Zoey hizo
una mueca– No me gusta verte sufrir. –Tomo mi mano– Te amo.
–Yo también.
–Vi a la enfermera entrar con el doctor– Creo que es mejor que salgas.
Zoey me hizo
caso aun cuando no estaba de acuerdo en salir.
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