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Paranoica - Camila Huinca
viernes, 29 de junio de 2012
jueves, 21 de junio de 2012
Adiós
Al escuchar el negro
indiferente de tu voz,
Me confundo con el
cálido azul de tus ojos,
Que me cuentan otra
historia.
Acercas tu cabeza a
la mía,
Y esos mechones
castaños que tanto adoraba tocar,
Me rozan con frío
pesar.
Tus manos broncíneas
Tocan mis sonrojadas
mejillas
Transmitiendo un
pálido adiós.
Y yo te digo adiós…
Adiós al rojo de tu
pasión
Y al gris de mi amor.
Que hundido en un mar
de tristeza,
Canta su amarga
canción,
Y su triste adiós.
miércoles, 20 de junio de 2012
I Don't Understand Nothing: Capitulo XL
Nada.
De.
Esto.
–No sé si
decirte afortunado o maldito y asqueroso rico.
Le fruncí el
ceño a Paul que estaba a mi izquierda con Edward, ambos se veían sorprendidos y
no era por el mismo motivo que yo.
– ¿De qué
mier… –Zoey me piñizco– estas hablando?
Paul se
golpeo la frente con la mano– Si te acercaras a escuchar la cifra que anuncio
el abogado te darías cuenta de lo que estoy hablando.
Interrogué
con la mirada a Zoey– ¿De qué esta hablando?
Ella se
encogió de hombros– No lo sé, aun estoy algo choqueada por las palabras de
Louis y… su petición, pobre de ella, no debe de haberse ido tranquila de este
mundo.
Me
entristecí al ver la tristeza en sus ojos– Si, eso fue impactante.
Mamá se nos
acercó de pronto– Hola, soy Margaret. –Miro a Paul que se quedo prendido de
ella– Jeffry me acaba de decir que eres amigo de Heath, ¿por qué no te quedas
aquí? Digo, por el tiempo que estés en la ciudad.
–Eso me
encantaría. –Paul buscó mi aprobación por lo que levante mi pulgar– Ed,
acompáñame a buscar mi bolso.
Ed se
levanto de inmediato y se fue corriendo hasta su mamá y volvió de la misma
manera– Dijo que sí, vamos.
Paul se
levanto e hizo una reverencia hacia mi madre– Agradezco su ofrecimiento, ya
vuelvo. –Le revolvió el pelo a Ed– Vamos amigo.
Mamá los
miro encantada– Vayan con cuidado, y vuelvan pronto. –Los chicos se fueron y
ella nos miro– Iré a hacer algo de comer para todos.
Zoey y yo
nos quedamos juntos sentados mirando la nada.
Louis se
había ido, y me sentía culpable aunque no sabía bien porque si había sido ella
quien me había tratado de mala manera. Creo que era el sentimiento de no haber
echo algo por ella, pero ahora suponía que iba a hacer algo por ella. Iba a ser
el mejor hermano que pudiera tener ese pequeño.
Zoey puso su
mano sobre la mía para llamar mi atención, de inmediato la mire.
– ¿Quieres
que me quede contigo esta noche? –Apreté la mano de Zoey– Solo si quieres.
–Siempre.
–Me levante con el anillo en el bolsillo– Vamos un momento a mi cuarto.
Zoey estaba
pendiente de sus padres pero la jale un poco y la lleve escaleras arriba, no
podía esperar más. De pronto todo me parecía más… urgente.
Llevaba un
tiempo pensando en esto. Me lleve la mano a mi bolsillo, si llevaba bastante
tiempo pensando en esto.
–Heath, ¿qué
piensas?
Le sonreí–
Sabes desde hace un tiempo nos vemos como una pareja.
Me encanto
verla ruborizarse como la primera vez que la había visto– ¿Cómo una pareja?
–Si, hace
unos meses me he puesto a pensar que nos vemos así, y más últimamente; te
quedas aquí cada vez que puedes y no solo de visita sino a dormir en la misma
cama conmigo.
Zoey se
volteo de inmediato a ver si había alguien detrás de nosotros, me reí
disimuladamente, ella seguía siendo tan adorable como siempre.
–Eso no lo
saben mis padres. –Hablaba en murmullos.
–Zoey, mis
padres no creen en verdad que estés durmiendo en la habitación de al lado.
–Levante mi mano con el anillo que siempre llevaba con su nombre inscrito en
el– Y estoy seguro de que ellos no creen que no nos hayamos acostado o que no
lo estemos haciendo ahora.
Zoey en un
acto parecido al mío observo su anillo, lo habíamos vuelto a grabar y ahora se
podía apreciar mi nombre con claridad. H E A T H.
–Bueno… tal
vez sea así. –Nuestras manos se volvieron a unir– Aun no me has dicho que vamos
a hacer arriba.
Le apreté la
mano una vez más– Vamos a mi cuarto.
–Si pero que
vamos a hacer…
–Ya lo verás,
mi linda y adorable novia.
–Estas
sonriendo como un tonto y me estas dando miedo. –Seguí sonriendo.
Llegamos a
mi cuarto a pesar de los intentos de Zoey por saber que estaba pasando. Solo
consiguió frustración.
Abrí la
puerta y la deje pasar a mi cuarto– Mon ange pasa.
Zoey miro
hacia todos lados pero lo que debía buscar no lo iba a encontrar. Cerré la
puerta y me dirigí hacia mi armario de allí removí las cajas de zapatos hasta
que encontré lo que buscaba.
–Zoey me voy
a dar la vuelta así que cierra los ojos. –Por sobre mi hombro pegué un vistazo
para comprobar si estaba haciendo lo que le dije, lo estaba.
Me levante
con mucho cuidado por mi pierna y cojee un poco. Como un idiota no había traído
mi muleta. De todas formas me arrodille en frente de Zoey que estaba sentada en
mi cama y con seguridad tome su mano izquierda.
–Zoey Shenny
Stonel. –Dije con firmeza.
Zoey abrió
los ojos de inmediato y le sorprendió un poco verme arrodillado– ¿Qué…?
–Mi amor.
Zoey puso su
mano libre en mi rostro– Me estas asustando, Heath por favor dime ¿qué pasa?
Le sonreí
con dulzura– Sabes que te amo y que no volveré a cometer los mismos errores…
–Error y yo
también falle.
Le coloqué
un dedo sobre sus labios– Déjame terminar mi amor, te amo con todo mi corazón,
tanto que no lo creo posible pero es así… supongo que así funciona el amor a
primera vista. –Respire profundo– Zoey Shenny Stonel ¿quieres casarte conmigo?
Zoey pego un
gritito– Oh my gosh!
La mire
expectante…
No había
escuchado bien, no lo había echo… ¿Me estaban pidiendo matrimonio? ¿Heath me
estaba pidiendo matrimonio?
Lo mire.
Si, lo
estaba haciendo.
Sin pensarlo
dos veces me lance sobre él y comencé a darle besos por toda la cara y en la
boca. No podía darle los suficientes besos.
–Cielo…
dime, ¿eso es un si?
Lo bese en
la boca adorando sus labios y su lengua, acaricie su cabello con mis manos
mientras con mi lengua adore a la suya…
Heath me
separo jadeando– Te das cuenta de donde estas ¿cierto?
Lo mire
desorientada– ¿Dónde?
Heath movió
su cuerpo y… yo estaba debajo– Estas a punto de que te tome en el piso cielo,
me mata como me besas y sabes como adoro tu lengua, como me provoca.
Gemí cuando
sus caderas se hondearon– Heath.
–¿Me vas a
dar una respuesta?
Enrede mis
piernas en sus caderas– Crees que me abalance sobre ti porque me dio un ataque,
mi amor creo que estas un poco desorientado.
Sus manos
recorrieron mis piernas– Un hombre puede soñar.
Me recupere
de mi ataque de emoción– ¿Estás seguro de lo que me estas pidiendo? Aun soy demasiado
joven.
Heath enredo
sus manos en mi cabello– Yo también lo soy, ¿me acompañas en mi locura?
Mis manos se
posaron en sus hombros– Tu sabes que te seguiría a donde vayas.
Heath me
sonrió de una manera tan especial– Que te parece si nos tomamos un tiempo,
podemos darnos un tiempo para que termines el instituto. –Me beso en los labios
suavemente– Ahora puedo mantenerte, y tenemos una casa.
El peso que
sentí en mis hombros fue enorme… había aceptado casarme…
–Una casa…
de nosotros dos. –Dije alucinada– Eso no es fácil.
Heath
percibió mi cambio– Por eso nos daremos un tiempo, pero por ahora.
Heath se
separo de mí y luego me ayudo a levantarme del suelo. Una vez en pie Heath tomo
mi mano y me tendió una cajita.
La abrí y…
me quede impactada. Era una alianza de plata.
–¿Me aceptas
como tu esposo Zoey? –La voz tan segura de Heath me infundo algo de fuerza.
–Si, te
acepto y lo haré siempre. ¿Me aceptas como tu esposa? ¿Aunque sea algo celosa,
y algo molesta cuando me pongo a llorar en medio de las películas?
–Si, siempre
amare consolarte en las películas. –Saque la alianza y Heath me la coloco en mi
dedo anular– Te haré feliz, lo prometo.
Nos besamos
para sellar nuestro compromiso de amor y felicidad. Porque íbamos a ser
felices.
Bajamos una
hora después. A pesar del tiempo nadie se extraño de vernos bajar, tal vez se
debía a que no había nadie alrededor.
–Vamos a la
cocina. –Deje que Heath me guiara.
Mire la
puerta que estaba cerrada, sin tocar Heath abrió la puerta nos encontramos con
nuestros padres jugando cartas al lado de una cafetera llena.
–Ya era hora
de que bajaran. –Papá estaba repartiendo una mano de cartas, pero se detuvo
para mirar a Heath– Te lo advierto chico si las embarazas te casas.
Mamá
prácticamente escupió el café, Maggie a su lado tosía, se había atragantado con
el café.
El señor
Jeffry me sonrió encantado– Yo estaría más que feliz de ser abuelo, sería una
linda noticia para estos momentos.
Me sonroje–
No estoy embarazada. –Fulminé a papá con la mirada– No lo estoy y hablo en
serio.
Él se encogió
de hombros– Me cercioraba nada más.
Heath
respiro profundo y con un rápido movimiento me levanto la mano izquierda donde
estaba el anillo de compromiso.
–Le pedí
matrimonio a Zoey.
Todos se
quedaron congelados.
Mire a cada
uno y mi madre estaba apunto de desmayarse, lo podía decir por la forma en que
miraba el suelo. Papá se movió de inmediato. Maggie por otro lado nos apuntaba
a los dos mientras el señor Tanner nos sonreía encantado.
–Felicidades,
aunque deben esperar un poco. –Nos dijo aun encantado, incluso se levanto y nos
abrazo a ambos.
Maggie se
levanto de la silla– ¿Y me juras que no estas embarazada?
Heath los
miro a todos al igual que yo, solo que él tenía el ceño fruncido– Si les sirve
la última vez que hicimos el amor fue hace más de un mes y no, no hay un niño
en camino.
–Tú maldito
mocoso…
Heath
levanto una mano para acallar a papá– Déjeme decirle que amo a su hija y que
por eso le pedí matrimonio, ahora puedo darle un futuro estable.
Mamá se
levantó de un salto– ¡Alto ahí! –Nos miro a ambos– Nadie se va a casar hasta
que Zoey no tenga una carrera y para eso debe terminar el instituto, ¿queda
claro?
Heath
asintió– Por supuesto señora, no pensaba hacerlo antes lo juro.
Me abrace a
Heath– Este va a ser un compromiso largo, lo prometemos.
Mamá asintió
más tranquila– Bien, porque si piensan casarse de inmediato están locos, me
tomará un mes juntar a toda la familia y los preparativos, debo pensar en cada
detalle; la iglesia, la decoración, el catering y eso solo es el comienzo. –El
cambio que había pasado ni papá lo había visto venir.
–Cielo no
debes animarla, ella es menor de edad.
Mamá lo
desestimo– Y debemos buscar lo más importante el vestido de novia.
–Y luego el
de las damas de honor. –Agregó Maggie con cara de espanto.
El señor
Tanner le sonrió encantado– Si, ya debes de ir pensando en tu vestido.
–¿Qué? –Dijo
Heath a mi lado.
El señor
Tanner le dio un golpe en la cabeza– No pensaras que iba a vivir en pecado toda
mi vida.
–Quiero ser
una mujer decente. –Se rió Maggie al abrazarlo.
–¡Y yo
quiero ser dama de honor! –Mi mamá saltaba al lado de papá.
Papá se veía
resignado pero no molesto– Espera a que te digan cielo.
Mamá lo beso
en la boca de lleno– No estés amargado aun no se va de casa.
Papá miro
una foto de Becca– ¿Por qué no tenemos otro bebé? Así no me sentiría solo,
necesito a alguien que me abrace, alguien que me necesite y afrontémoslo Eddy
no me necesita mucho.
Mamá lo beso
de nuevo– Me lo pensaré, aunque pareciera que yo no te abrazara.
Heath me
abrazo con fuerza, alce la cabeza y le di un beso en la barbilla– ¿Qué piensas?
Él bajo su
mirada– Ven conmigo.
Nos tomamos
de las manos y salimos rápido por la puerta casi corriendo por el pasillo al
jardín del fondo.
Heath me
abrazó y cuando se separo de mi fue para tomarme de la cintura y levantarme del
suelo.
Se estaba
riendo, no sabía de qué se estaba riendo pero lo seguí.
–Te amo. –Me
dijo.
–Y yo a ti
mi cielo. –Abrí los brazos y nos pusimos a girar en el patio.
–¿Qué
piensas de esto?
Mire a
Shenny– ¿Importa?
Shenny me
guiño un ojo– Yo te pregunte primero.
Me reí
despacio– Si, lo hiciste.
–¿Y bueno…?
La abrace–
No sé, me recuerdan a ciertas personas.
Shenny me
miro– Si, y esas personas son muy felices.
La bese– Y lo seguiremos
siendo por mucho más.
martes, 19 de junio de 2012
I Don't Understand Nothing: Capitulo XXXIX
Seguí
mirando la puerta frente a mí– Esta bien, alguien debía volver a casa y ver a
Becca, no podemos seguir abusando de Leonard.
–Si, tienes
razón. –Quedo pensando un momento– Aunque a Leonard no le molesta cuidar de
Becca un rato.
–Señor
Tanner.
Me gire de
inmediato al escuchar la voz del doctor– ¿Qué sucedió? –Pregunte tanto para mis
adentros como al doctor, en mi interior me debatía como debía de actuar en esta
situación.
El doctor
fijo su mirada en la mía– La trasladamos a una habitación aparte debemos ver su
progreso en las próximas horas. –El hombre parecía cansado y su voz parecía más
vieja de lo que aparentaba hasta hace unas horas– Tuvo problemas en el parto,
las contracciones se detuvieron, ella era demasiado débil para mantener el
embarazo ¿nunca se lo dijo? –Me quede en shock– Me lo imagine, debió costarle
quedarse embarazada. Me sorprende que lo lograra ese niño es un milagro.
Me pase las
manos por la cara y el cabello– ¿Y el bebé? ¿Está bien después de… eso?
Al preguntar
el doctor sonrió un poco– Es un niño y esta en la sala cuna, esta en incubadora
y permanecerá así un tiempo hasta que sus pulmones sean lo suficientemente
fuertes para salir de aquí. Nos alegramos mucho cuando descubrimos que no había
tragado líquido amniótico, gracias al cielo esta sano y salvo.
–Un niño.
–Me dije, un niño que no tenía idea de quien era su padre…
–¿Podemos
verlo? –Mire a Maggie que estaba más tranquila de lo que yo me sentía– Por lo
menos a través del vidrio.
El doctor
asintió y llamo a una de las enfermeras– Lleve al padre a ver a su hijo y a…
–Mí.
Maggie me
tomo del brazo y me guió hasta la sala que nos indicaba la enfermera. Sino
hubiera sido por ese brazo yo no me hubiera movido del lugar donde estaba.
–Es él de la
incubadora cinco. –Con eso, nos dejo para ver al niño en privado.
–¿Qué nombre
le vas a poner? –Mire a Maggie, no creía que me estuviera preguntando eso.
Mire al niño
que apenas y se movía en la incubadora– Su madre le pondrá nombre.
Maggie no
separó la mirada del niño– Apenas y se mueve, ¿tendrá algo?
–No sé como
puedes preocuparte de él.
Maggie se
dio la vuelta y me dio un golpe en el brazo– Y yo no me explico como puedes ser
tan insensible, ese niño esta a un paso de ser huérfano, su madre esta entre
este y el otro lado. El doctor no lo dijo pero lo dejo implícito.
Respire
profundo– Maggie, no tengo idea de qué hacer.
–Respira
profundo y luego vamos a ver si puedes ver a Louis, no se merece estar sola por
más daño que nos haya echo.
–Eres la
mejor persona que conozco.
Ella me
abrazo, poco después nos separamos y la deje llevarme hasta el lugar en que
habíamos hablado con el doctor, quien seguía en su lugar esperándonos.
–¿Lo vieron?
Asentimos–
Si, ¿por qué sus pulmones…?
–Como aun no
era su tiempo de nacer, sus pulmones aun no se han desarrollado va estar en la
incubadora durante un tiempo, mínimo un mes. –El doctor miro en su teléfono–
Si, por lo menos un mes.
Asentí casi
ausente– Claro, ¿cómo esta Louis?
–Ya le dije;
en unas horas lo sabremos, quizá quiera ir a descansar un rato y luego volver.
Volví a
asentir como un idiota y tome de a Maggie de la mano.
Nos fuimos a
casa y menos mal, ya que me sentía desfallecer en cualquier momento. Maggie no
parecía convencida con respecto a dejar el hospital pero de todas formas me
siguió sin decir nada por lo menos hasta que llegamos a casa.
–¿Vas a
volver? –Me preguntó tomando su bolso y saliendo ya del auto.
–Cuando me
llamen, deje mi número al doctor. –Dije insensible a cualquier emoción.
Maggie abrió
la puerta– Yo iré contigo cuando te llamen.
–No lo
harás.
Me miro con
el ceño fruncido– No me ordenes Jeffry tiendo a tener mal genio.
Me puse una
mano en la frente– ¿Crees que no recuerdo la patada que me diste cuando te dije
que me tenía que casar con Louis? Permíteme decirte que aun me duele en cierta
parte, no sé ni como pude embarazarte de nuevo.
–Déjame
decirte que si no me llevas, me enojaré mucho y te haré algo más que patearte
allí abajo. –Su dedo me golpeo en el pecho.
–Bien, irás
conmigo para cerciorarte de si voy o no.
Ella
asintió, se veía tan decidida– Bien, ahora déjame sola porque quiero ir a ver a
mi hija y sentir que… que no voy a
fallarle… no… no le voy a faltar.
La abrace
cuando se puso a llorar. La bese en la frente y la acompañe a sentarse en la
sala, ninguno de los niños se veía por ningún lado.
–Tú no vas a
faltarle.
–Pero y ese
niño… –Su rostro estaba pegado a mi pecho.
–A Louis no
le pasará nada, ella estará bien. Ese niño tendrá una madre así que no te
preocupes.
Pero no fue
así…
A medianoche
el teléfono sonó y cuando lo hizo una mano oscura parecía apretar mi pecho...
–Está bien,
vamos para allá.
Vi a Maggie
levantarse de la cama y la seguí porque sabía que ella no iría sin mí. Todo el
camino fue en silencio, casi podía ver la nube de pesar que había en el auto
tan palpable como la mano oscura, y es que después de la llamada había tenido
el mismo presentimiento que había tenido cuando Heath tuvo el accidente.
Al llegar al
hospital nos encontramos con una enfermera esperando en la entrada. Mi mal
presagio se acentuó.
–No creo
que… –Maggie me miro asustada.
Tome su mano
y corrimos hasta encontrar al doctor que había atendido a Louis.
El doctor
nos miro de nuevo y esta vez la fatiga no estaba solo en su voz sino en su cara
cuando nos habló.
–Lo
sentimos, pero ella no estaba lista para tener un hijo era demasiado débil.
Murió hace cuarenta minutos un fallo cardíaco.
Mis piernas
no resistieron más mi peso, ni Maggie fue capaz de mantenerme en pie cuando las
palabras del doctor me llegaron.
–Jeffry, sé
que no quieres verme más después de aquella pelea pero te llame por algo.
–Louis se removió en el sofá de la sala de estar de nuestra antigua casa.
La mire algo
molesto– Vine aquí a pesar de que Maggie me pidió que no lo hiciera, aunque
Heath me dijo que no lo hiciera. –Estaba harto– Dime de una maldita vez que
quieres y por qué te niegas al divorcio.
Louis me
miro afligida por primera vez en la vida– Me siento sola, hace una semana que
se fueron y… no me gusta esta sensación.
–No vamos a
volver. –Le aclaré de inmediato.
–Lo sé, no
te estoy pidiendo eso, solo… digamos que no quiero estar sola en esto por más
tiempo. –Me miro directo a los ojos y su vulnerabilidad me toco de alguna
forma– Solo quería pedirte que estuvieras conmigo en el momento del parto, no
quiero estar sola en ese momento, por favor.
La mire por
un largo rato– Está bien.
–Prométemelo,
por favor. –Su mirada seguía fija en mí.
–Te lo
prometo Louis, te acompañaré cuando llegue el momento.
Como fui tan
estúpido de no darme cuenta de lo que me estaba diciendo, probablemente ella
sabía lo que iba a pasar. Me lo estaba diciendo en ese momento.
–No lo
sabías, como ibas a imaginártelo. –Maggie estaba abrazada a mí en el suelo–
Jeffry respóndeme.
La mire;
estaba llorando a mi lado– La deje sola cuando ella me necesitaba…
Maggie negó–
No, ella necesitaba un padre para su hijo y lo tiene, legalmente eres su padre.
La mire
desconcertado– Pero no es mío.
–No, si lo
es. Él va a ser de nosotros. –Me valí de su fuerza para levantarme del suelo.
Louis no iba
a poder conocer a su hijo, pero yo me iba a encargar de que supiera quien había
sido su madre y… mire a Maggie, le daría una madre que lo cuidaría igual que la
suya que había perdido la oportunidad de verlo.
–Es un mal
momento pero necesitamos que rellene los papeles de su esposa y los de su hijo.
Necesita un nombre. –El tipo tenía mala cara cuando lo dijo.
–Si, lo haré
de inmediato creo que Maggie puede darme un nombre, –Mire a Maggie quien
asintió encantada– Mañana mismo haré los preparativos para… la ceremonia.
Maggie me
apretó la mano– Y yo te ayudaré.
Y así hizo.
Dos días
después enterramos a Louis en el mismo parque del recuerdo donde estaban
enterrados mis padres y los suyos, que habían muerto cuando llevábamos un año
de casados en un accidente automovilístico.
Que triste
era todo.
Cerca de
nosotros estaban Heath con su muleta a un lado y Zoey al otro, estaban tan
unidos, abrace más a Maggie.
–Te amo, con
todo mi corazón.
–Yo también
te amo con todo mi corazón.
Seguí
mirando como el ataúd se perdía en la tierra y como la gente que nos habían
acompañado se retiraban. Una mano se estampo en mi hombro, apenas y moví la
cabeza para ver quien era.
–La vida
continúa y hay un niño que va a seguir viviendo a pesar de los errores de su
madre. –Edward siempre tan sabio, asentí– Los esperamos en su casa.
–Por favor,
ahora el abogado quiere leer el testamento de Louis… será en mi casa y no creo
en que estemos solos ahora. Adelántense.
–¿Estás seguro
de que nos quieres ahí?
Mire a Zoey
y a Heath juntos– Ustedes ya son de la familia.
–Lamento
haber llegado tan tarde.
Mire a Paul
algo sorprendida de verlo, hace tiempo que no lo veía. Heath a mi lado se
removió ansioso.
–Gracias
amigo por venir.
Paul lo miro
un momento en estado de shock– Maldito idiota.
Me preocupe
cuando la cara de Paul se transformo y se acercó a Heath tan rápido que apenas
vi el puñetazo al hombro.
–¿Qué? ¿Te
paso un auto por encima y no se te ocurrió decirme nada?
Heath estaba
algo apenado– Lo siento, sabía que estabas preparándote para comenzar tus
practicas y no quería molestar.
Paul miro a
Heath revisándolo de pies a cabeza, el brazo que lo tenía vendado ya que había
sentido algunas molestias y la pierna en el mismo estado pero llevaba muleta
para evitar que el pie sostuviera el peso.
–¿Hace
cuánto fue? –Heath lo ignoro– Zoey, sé que tu me vas a ser más sincera si te lo
pregunto.
Mire a Heath
pero él estaba pendiente de otra cosa, me encogí de hombros mentalmente.
–Fue hace un
mes, hace un par de días le quitaron el yeso del brazo y la pierna. –Hice una
mueca porque Paul parecía que quería golpear a Heath de nuevo– Por favor Paul,
a esta familia le esta lloviendo sobre mojado.
Paul asintió
y me alejo de Heath. Me sorprendí un poco al ser abrazada por él pero de igual
forma correspondí al abrazo.
–Debes
sentirte cansada de estar pendiente de un idiota como este ¿no?
–¡Paul!
–Lo siento,
ven acá amigo. –Abrazo a Heath también– Lo siento pero creí que como amigos me
dirías algo más.
–Cállate.
–Heath dejo de apoyarse en la muleta y abrazo a Paul con fuerza– No sabes como
aprecio que estés aquí conmigo en este momento. Eres un idiota pero eres
también el mejor amigo que podía pedir al cielo.
–Me vas a
hacer llorar. –Paul se separó y miro detrás de nosotros.
–Heath nos
vamos a retirar. –El padre de Heath se veía entristecido, cuando vio a Paul
también se sorprendió– ¡Paul! ¿Qué haces aquí?
Paul se vio
sinceramente triste– Quería acompañarlos en su pérdida pero tuve problemas,
creo que también me perdí el entierro. Lo lamento mucho señor.
El padre de
Heath se acercó a Paul y lo abrazo como a un hijo, o por lo menos a mi me lo
pareció. Heath a mi lado pasó un brazo por mis hombros y me dio un leve
apretón.
–Vamos
hijos. –El señor Jeffry nos miro a todos– Debemos ir a casa.
Todo el
camino me pregunte que estaba pasando, Paul y Heath hablaban de todo un poco
mientras yo hacía de chófer, Heath aun no podía conducir según le había dicho
el médico estaba aun muy débil de su brazo y de su pierna para manejar.
–¿Dónde te
quedas? –Le preguntó Heath a Paul.
Este estaba
mirando por la ventana del auto– En un hotel cerca del aeropuerto.
–¿Cuánto tiempo
vas a quedarte? –Le pregunte de pronto ansiosa porque se quedará y animara un
poco a Heath.
Paul me miro
sonriendo– Una semana de vacaciones, a veces es bueno tener un padre famoso.
Lo mire en
blanco a lo que él se rió– Le dije que te había contado algunas cosas bajo
tortura. –Heath estaba muy contento mientras lo decía.
–No me dijo
nada comprometedor, lo juro.
Él me
sonrió– No me preocupa, mientras no se lo cuentes a nadie más. –Asentí– Soy
hijo de un político importante, y nieto de un ex presidente ¿cómo la ves?
Casi me paso
un seda el paso– ¡¿Qué?! ¡Estás como una cabra!
Paul y Heath
se rieron de mí a carcajadas, por lo que terminé ruborizada de pies a cabeza.
–No le veo
la gracia por ningún lado.
–Es que
debes de estar de este lado. –Me dijo Paul aun riéndose de mí en mi cara.
Se siguieron
burlando de mí mientras conducía a casa de Heath, para cuando llegamos yo
estaba a cada rato más ruborizada.
–¿Qué te
paso? –Edward estaba en la entrada mirándonos a cada uno.
–Le dije mi
secreto. –Le dijo Paul aun sonriendo como un poseso– Y fue tan gracioso cuando
se lo conté.
–¿En serio?
¿Qué cara puso?
Entré como
un rayo a la casa y me pare en seco cuando vi a mamá y a Maggie hablando como
viejas amigas.
–Vaya,
ustedes tan amigas. –Me acerqué a mamá.
Ella me sonrió
como ganadora– Conseguí una amiga, tenemos la misma edad y ella me entiende.
–Es
divertido hablar por fin con alguien de mi edad y no en alguien que este
interesado por algún adolescente que sale en películas. –Dijo Maggie.
Hice una
mueca– Yo no hago eso…
–Y es
divertido hablar con alguien que tiene hijos. –Mamá me sonreía
maquiavélicamente– Y poder compartir experiencias.
Maggie
también sonrió de la misma manera– E intercambiar algunas anécdotas.
–Vaya, mamá
hiciste una amiga. –Heath se acercó a darle un beso a su madre– Me alegró por
ti, la señora Stonel es muy buena.
Mamá hizo
caritas– Por supuesto que soy una buena mujer, o mis niñas habrían salido
terribles.
–Mi amor,
–Papá apareció en la puerta que daba al comedor– Ya que están todos aquí pasen,
el abogado esta listo.
Todos nos
miramos entré sí, incluso Maggie y mamá parecían no entender que estaba
pasando. De igual forma pasamos al comedor.
No dejaba de
extrañarme la casa porque definitivamente no era una pensión sino una gran
casa. En la planta baja, al entrar a mano izquierda estaba la cocina y a mano
derecha se encontraba el comedor que también tenía el espacio para una gran
sala de estar para una cantidad de quince personas. Si continuabas por el
pasillo te encontrabas con la escalera que te llevaba al siguiente piso donde
estaban las habitaciones, también estaba la habitación de los padres de Heath y
la habitación de Becca, y en la última escalera estaba el ático que era donde
vivía Heath.
El ático
estaba amueblado como para parecer un departamento con dos habitaciones y una
pequeña cocina una mini sala de estar, pero Heath prefería bajar a comer y
vivir abajo el mayor tiempo. Becca siempre entraba hasta la sala de estar pero
nunca podía entrar libremente a la habitación de Heath y eso la molestaba por
eso comenzaba a gritar y a patear la puerta.
Volviendo al
mundo real me senté en uno de los sofás de la sala al igual que habían echo
todos, solo el señor Tanner estaba sentado en una silla al lado de Maggie quien
estaba sentada en el brazo de uno de los sofás.
El tipo que
estaba en frente de nosotros se aclaró la garganta– Bien, para quienes no lo
saben soy el representante legal de la Señora Louis Tanner, de la agencia
S&L y voy a proceder a leer el testamento de la señora Tanner quien me dio
este derecho antes de morir.
Mire a
Maggie que tenía la cabeza baja al escuchar el apelativo de ‘Señora Tanner’.
–Pero antes
de nada voy a mostrarles un video, donde ella les dirá parte de su testamento, son
sus últimas palabras.
El abogado
coloco el CD en el reproductor y en la televisión de la sala y luego se retiró.
De pronto vimos a una Louis aun embarazada en la pantalla.
–Bien, voy a
ser repetitiva pero si están viendo esto es porque estoy muy muerta. –Sonrió
con tristeza– Y quiere decir que morí de alguna forma… y si estás viendo esto
Jeffry es porque no me divorcie de ti. –Una lágrima cayó por su mejilla, se la
secó con un pañuelo– Lo siento, no voy a molestarlos con sentimentalismos pedí
a mi abogado que se asegurara de que Margaret estuviera en presente en esta
reunión, es por algo...
>>Tomo
un papel y lo miro un rato. Lo señalo– Este es mi testamento, es simple, como
no me divorcie de ti todas mis pertenencias pasan a ti y a mi hijo, a excepción
de lo que esta expresamente escrito aquí. Mi abogado te lo dirá todo, yo solo
quiero decirte que lo siento mucho Jeffry y espero que todo esto te sirva de
alguna manera. –De pronto saco una cajita– También quiero pedir perdón a Heath
por como lo trate cuando estuve viva, te envidiaba con toda mi alma y lo lamento
espero que con esto me perdones, tú abuelo me lo dejo para que supieras de su
amor. –Cuando abrió la caja el padre de Heath dio un respingo– Tal vez Jefry se
halla dado cuenta, es la esmeralda de tu abuela, su abuela se lo dio a ella y
esta pasa de primogénito a primogénito, espero que un día se lo des a tu
esposa.
El abogado
se acercó a Heath y le tendió la caja. Heath estaba demasiado aturdido que
apenas y tomo la caja con las manos temblorosas.
–Bien,
quiero decirte Jeffry que tu padre me dejo varias de las joyas de tu madre.
–Mire al señor Jeffry pero estaba apretando con bastante fuerza la mandíbula–
Espero que Margaret sepa que hacer con ellas, nunca tuve el valor de usarlas ya
que me dio pena no corresponder al amor que había en ellas.
Maggie pegó
un salto al lado del señor Tanner, ambos se veían sorprendidos al recibir las
joyas que estaban en una caja del tamaño de una de zapatos.
–Tú padre te
amaba Jeffry pero temía perderte, no compartías sus deseos y tal diferencia lo
aterraba, me dejo una carta para que te la diera cuando Heath cumpliera la
mayoría de edad y recibiera su herencia esta dirigida a ambos… bueno no solo
eso. –Mostró un papel– Tal vez no se vea pero él tenía varias inversiones,
todas están a tu nombre ahora junto con la mansión en la que tu padre te crío.
El abogado
le paso la carta, los papeles con las acciones y las llaves de la mansión.
–Bien, ahora
me despido, sé que fui breve pero solo quería dar mi mensaje y que quizás me
perdonaran… –Tragó saliva con fuerza– Jeffry te doy las gracias por cuidar de
mí todo este tiempo… y si mi bebé vive, no me molestaría que lo dieras en
adopción, solo busca una buena familia para él. –Comenzó a llorar– Aunque
quisiera pedir egoístamente que mi bebé conociera el amor de tu familia,
quisiera que tuviera una madre como Margaret y un padre como tú, que tuviera
hermanos como Heath y Rebecca… pero no me molestaría si te negaras, te estoy…
muy, muy agradecida. Hay un video que quiero le des a mi hijo si vive para que
sepa que no quise dejarlo solo por gusto sino porque mamá no podía… Adiós a
todos.
Con un
asentimiento de Louis la pantalla se apagó.
El abogado
se aclaro la garganta para atraer la atención– Según la señora Tanner el dinero
de sus bienes herencia de sus padres se dividirá entre Heath Tanner y si esta vivo,
su hijo. La casa de veraneo al sur del país es para su hijo y la casa en parís
recientemente adquirida para Heath Tanner. La mansión de los padres de la
señora Tanner también pasan a su hijo pero debo recordar que si este no vive al
primer año de su vida todo pasa a Heath Tanner. También sus bienes pasan a su
marido; colecciones de arte, autos, joyas, etc. Y la herencia dejada a
resguardo por parte del suegro de la señora pasara de inmediato a su legítimo
dueño; Heath Tanner.
Todos quedamos
en silencio.
–Nunca pensé
que Louis me heredaría algo. –Dijo Heath– Siempre pensé que me… odiaba
demasiado.
–Estamos
igual. –Maggie miró la caja con las joyas.
–Señor aquí
esta el CD destinado para el hijo de la señora, ella esperaba que se lo entregara
a su mayoría de edad.
El padre de
Heath tomo el CD– Gracias, lo guardaré bien.
Maggie miro
al señor Tanner– Se lo mostraremos cuando sea mayor y entienda lo que paso.
El señor
Tanner le sonrió a Maggie– Si, lo dejaré en la caja fuerte para que no se
pierda.
El señor
Tanner se levantó y con la ayuda de papá se pusieron manos a la obra para
reorganizar los papeles y confirmar al hijo de Louis en los papeles.
–Bien, con estos papeles
dejo en claro que los herederos principales de la herencia son; Jeffry Tanner,
Margaret Simon, y los hijos de estos Heath Dwen Tanner O’Brien y Jeffry Adam
Tanner Simon. En los próximos días se hará efectivo lo estipulado en el
testamento.
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