Me senté en la banca más aislada que podía haber en el jardín pero Paul se fue hasta unos columpios que habían más allá, me estaba preocupando, apenas y me había hablado. Habíamos bailado desde que llegó pero no me había dedicado palabra alguna cada vez que había intentado hablar con él.
Esta noche
en especial Paul era una visión digna de admirar, vestido con un traje gris
paloma y una camisa blanca; se veía simple y elegante. Pero sería más
encantador si él se dignara a hablarme. Por fin decidí levantarme y fui hasta
él para sentarme en el columpio de al lado.
– ¿Vas a
decirme qué sucede? –Pregunte al ver que continuaba callado.
– Me voy.
Creí haber
escuchado mal– ¿Qué?
– Emily, me
voy. Ya no puedo estar aquí. –El tono de voz era frío casi indiferente mientras
se columpiaba con un pie.
Lo sacudí–
¿Solo me vas a decir eso? ¿Nada más?
Él me miro
con una sonrisa triste– ¿Qué quieres que te diga mon chere?
–
No me digas mon chere. –Le solté. Estaba colocándome nerviosa con todo ese
misterio.
Paul se rió–
Hasta hace unos días te gustaba que te llamara así.
No podía
creer que me diera esa respuesta– Quisiera que me dijeras por qué te vas tan
repentinamente.
Paul negó– Pero
yo no quiero decírtelo.
– ¿Por qué?
–Me estaba poniendo insoportable, lo sabía, estaba comenzando a querer morderme
las uñas.
– Solo
quería decirte que me voy mañana. –Se levanto del columpio y se fue caminando.
Corrí hasta
él, casi tropezándome con mis propios pies– ¿Por qué no me dices que sucede?
Después de todo lo que ha pasado entre nosotros…
– Emily no
me malinterpretes, lo nuestro fue pasajero nada más. –Me dijo con desprecio.
Me quede
helada por esas palabras.
– Creí que
te gustaba. –Susurré.
– Eres
inteligente, solo piensa un poco ¿quieres?
Lo vi irse
después de eso, ya no lo detuve. Sabía que era tonto que me pusiera a llorar
por algo que no había durado más de unos pocos días pero no lo pude evitar.
Dolía. Dolía
equivocarme otra vez. Ya no podía confiar en nadie.
Me quede en
los jardines, ya no estaba de ánimos para una fiesta. Mire en mi bolcito, y vi
que tenía las llaves de casa y un poco de dinero. Me saqué los zapatos y me
puse en marcha para volver a casa.
Me di un
vistazo, me veía como una tonta, una gran tonta.
Cuando pase
por fuera del salón me di cuenta de que estaban cantando el cumpleaños feliz a
Zoey. Ni siquiera tenía las fuerzas como para cantar por mi hermana. Seguí mi
camino hasta la vereda, era una zona bastante privada así que seguí mi ruta
hasta el siguiente paradero de taxis.
Me senté en
la banca a esperar.
– Mi grupo
me dijo que una chica rubia que concordaba con la descripción de una de mis
primas se había retirado de la zona segura y vine a echar un vistazo.
– Piérdete
Marcus. –Odiaba mi voz después de llorar, siempre se ponía ronca.
Marcus se
puso de inmediato a mi lado– ¿Por qué lloras? ¿Alguien te hizo daño?
Aparte sus
manos cuando me estaban revisando la ropa, me aparte. Solo quería un poco de
soledad nada más.
Me puse a
llorar.
– Emily si
te duele algo solo dímelo. –Genial. Estaba preocupando a mi primo.
Mire a
Marcus– Solo quiero irme a casa.
– Emily
dime, ¿alguien te hizo daño?
Negué
firmemente– Solo me siento mal y quería irme a casa, llévame a casa Marcus.
Marcus
asintió y me indicó su auto que estaba estacionado unos metros más allá de
donde estábamos nosotros. Me encaminé hasta su auto.
– Porque no
damos una vuelta y luego volvemos a la fiesta, me debes un baile. –Me negué a
responderle– ¿Estás segura que no haces esto porque no quieres bailar conmigo?
Si es así, te prometo que no bailaré contigo pero es una pena porque había
aprendido a bailar muy bien.
Le sonreí
tristemente– Solo llévame a casa, quiero estar sola.
– No te voy
a dejar sola en una casa vacía. Me quedo contigo. –Iba a negar pero me ignoro
centrándose en su teléfono– Papá, llevo a Emily a casa… no, no esta bien… si,
me quedo con ella hasta que lleguen a casa… si, OK. Bye.
– Yo podía
avisar que me iba a casa. –Lo regañé.
Marcus jugó
con su teléfono– Nos movemos en dirección a la casa Stonel.
– No hagas
tanto drama solo llévame a casa.
– Como
quieras preciosa.
***
Me estaba
impacientando, no veía a Em por ningún lado y quería saber si había visto a
Paul pero en ese momento vi a Paul hablando con Edward que estaba poniendo
caras.
– ¿Dónde
esta Em? ¿Tú la ves? –Le pregunte a Heath que estaba comiendo pastel.
Heath negó
antes de tragar– No, ya te dije que debe estar con Paul.
– No esta
con Paul, él esta ahí.
Heath se dio
vuelta de inmediato para ver donde yo apuntaba.
– Vamos a
preguntarle.
Papá me tomo
por el hombro antes de que me metiera entre la multitud con Heath– Zoey, ¿dónde
esta Emily?
Me encogí de
hombros– No lo sé.
– Yo
respondo a esa pregunta, –Dijo tío Mark– Te estaba buscando Edward, Emily se
fue a casa con Marcus, dice que no se sentía bien.
Papá y yo
nos preocupamos– ¿Qué le pasaba? ¿Está enferma?
– Marcus
esta con ella, solo me dijo que esta bien ahora pero estaba algo nerviosa
cuando la encontró.
Papá aun
estaba preocupado– Voy a llamar a casa, con permiso.
Mire hacia
Paul que nos miraba algo preocupado, le tome la mano a Heath y lo arrastré
conmigo hasta donde estaba su gran amigo con Edward y Kate.
– ¿Qué
sucedió? –Nos pregunto en cuanto llegamos a él.
Edward
también se veía preocupado– Zo ¿qué pasa?
– Nada, solo
quería saber si alguien sabe que le paso a Emily.
Paul me tomo
del brazo– ¿Qué le paso a Emily?
– Nada, se
fue a casa solo eso.
Paul no se
relajó– ¿Está sola en tu casa?
– No, esta
con mi primo Marcus. –Dije pero aun así no me tranquilizó ver su reacción. Paul
había apretado la mandíbula como si estuviera enojado.
– Eso quiere
decir que esta segura, Marcus esta bien entrenado. –Dijo Edward.
Asentí hacia
él pero algo estaba captando la atención de varios más allá, hasta que vi
quienes eran. Pegué un gemido.
– Si me
disculpan tengo que ir a separar a papá del abuelo Alfred. –Heath me detuvo.
– Zoey
quédate aquí con tu hermano, tengo que ir con tu padre un momento.
***
Había
llegado la hora y Emily se había largado. No, había que ser justos algo había
pasado entre Paul y ella. Esperaba que no se hubiera tomado a mal que Paul
tuviera que irse dentro de unos días. Con todo lo que había pasado con el
maldito paparazzi su familia lo quería de vuelta en Francia.
Atravesé la
marea de gente hasta llegar al señor Stonel.
Me quede en
shock al ver un hombre mayor muy parecido al papá de Zoey llamándole la
atención en otro idioma.
Carraspee
pero ninguno me prestó atención. Le toqué el hombro al señor Stonel y este casi
me quita el brazo al agitarlo con una mano.
– ¿Qué pasa?
–Me gruñó.
Me aclare la
garganta– Quisiera hablar con ustedes a solas, si pudiéramos ir a un lugar
aparte me encantaría hablar con ustedes dos.
– ¿Quién es
este impertinente? –El abuelo de Zoey me estaba mirando de pies a cabeza.
Alce la
barbilla– Soy Heath Tanner, el novio de Zoey ¿usted es su abuelo Alfred?
– ¿Tanner?
–Si las miradas mataran, ya estaría en el piso más muerto que mi abuelo.
El padre de
Zoey se tranquilizo un poco– Hay una sala aledaña por allá atrás.
– Lo sigo
señor.
***
Algo pasaba
y eso me molestaba. Heath había desaparecido con papá y el abuelo Alfred sin
decir nada más. Estaba comenzando a temer que se trataba de ese maldito
compromiso, solo esperaba que nada malo le pasara.
– ¿Crees que
Emily este mejor?
Mire a la
carita de Kate– Estará bien, ya debe de estar en casa.
Paul me miro
durante un minuto– Llámala.
Asentí pero
no acababa de gustarme su tono de voz. Me aleje de todo público por lo que
llegue hasta el jardín, mi teléfono estaba muy bien escondido en uno de los
plises de mi vestido lo saqué con cuidado y llame a Emily.
– Hola.
Esa simple
palabra.
– Has estado
llorando, ¿por qué? ¿Qué pasa?
La oí
carraspear– Estoy bien, solo me sentí algo mal en la fiesta. Un acceso de
nervios nada más. Marcus me esta haciendo compañía aquí a mi lado.
– Bien, te
creo si tú me dices que es eso. –Suspire– Pero cuando llegue a casa voy a ir
directo a hablar contigo, quiero saber que te puso mal.
Emily volvió
a carraspear– Y yo estaré aquí esperándote, así que ve y disfruta tu fiesta. Le
he dicho a Marcus que vuelva pero me esta ignorando.
– Que bueno,
no soportaría que estuvieras sola en casa. –Mire a todos lados– Nada me resulta
como quiero ¿sabes?
Escuche unos
ruidos del otro lado– Marcus apártate. Estoy hablando con Zo, vete. –Otros
ruidos más– Ahora si, dime que esta pasando.
Me animé al
escucharla más normal– Papá, el abuelo Alfred y Heath están encerrados en
alguna parte hablando de algo que estoy temiendo tiene que ver con el contrato
maldito. Tu no estas aquí y no he visto a Betsy en toda la noche.
– Lo último
esta solucionado, Betsy acaba de subir con Vincent. –Escuche un ruido de
cojines– ¿Qué pasa Marcus?
– Nauseas,
mi hermana comienza a tener nauseas, que asco. –Escuche la voz de Marcus a lo
lejos– Voy a verla, ni se te ocurra encerrarte en tu cuarto o tiro la puerta.
– Vete a ver
a tu hermana. –Emily le gruño– Ha estado insoportable, bien ahora eso de Heath
con papá y el abuelo también sé que sucede, se supone que yo debía estar con
Heath para ayudarlo pero no estaba pensando en eso. Descuida, todo va a estar
bien. Heath esta solucionando eso del compromiso.
– Lo sabía,
sabía que era eso. Debo ir con él.
– ¡No!
Déjalo solo, él lo va a hacer bien sin ti ahí, ten fe en mi hermana, no le vas
a ayudar si te pones a despotricar sobre el abuelo, aunque se lo merezca.
– ¿Y qué
hago entonces? –Prácticamente estaba dando pisoteadas contra el suelo.
– Ve con tus
invitados y paséate, pregunta si están entretenidos. Diablos, eres la festejada,
esperan verte. Ve.
Mire el
teléfono cuando me cortó. Definitivamente ya había vuelto a ser ella,
increíblemente me alegraba.
Volví con
los demás Paul estaba apoyado contra la pared mientras Edward y Kate bailaban
en la pista.
– Se ven
lindos ¿no? –Le comenté.
– Si, ¿cómo
esta Emily?
– Bien, algo
enfadado con Marcus pero bien. –Al ver que no me iba a seguir hablando me moví–
Voy a hablar con los demás invitados.
– Ve, tus
invitados deben de extrañarte.
Me fui
directo hasta un grupo de gente y puse mi mejor sonrisa. Por raro que suene
nunca me sentí intimidada al hablar con extraños, solo la gente que conocía me
daba nervios, algo irónico. Pase por varios grupos hasta que llegue donde
estaban mis abuelos a excepción del abuelo Alfred.
La abuela
Jess me tendió los brazos– Aun no te había visto, feliz cumpleaños Zoey.
Le devolví
el abrazo– Gracias abuela, ¿dónde está el abuelo Fred?
– No te
preocupes, debe pelear con tu padre una vez al año para sentirse bien el resto
del año. –Se rió.
– ¿Para mi
no hay un abracito pequeñito? –Mire a la abuela Mila.
– Si lo hay.
–Dije abrazándola– ¿Cómo han estado?
– Felices
dándome la lata. –Dijo el Abuelo Jay.
Me quede un rato con
ellos antes de seguir avanzando hasta donde estaban los demás. Pasaba demasiado
tiempo y Heath no aparecía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario