Al cerrar la
puerta fue como si el oxígeno en la sala se hubiera quedado afuera y lo que
hubiera quedado adentro parecía estar condensado, tanto así como para ser
cortado por un cuchillo.
Me di ánimos
mentalmente para seguir al señor Stonel hasta unos sofás que había en esta
pequeña sala de reuniones. Como nunca pensé hacer, me senté a su lado. Su padre
estaba parado cerca de una ventana haciendo poco esfuerzo por ignorándonos, era
obvio que no le agradaba estar en esta posición, o es que nunca había estado en
una situación que se le haya ido de las manos.
– ¿Qué
quieres Edward?
El señor
Stonel bufo exasperado a mi lado– No te burles viejo, el chico quiere hablar
contigo, no yo. –El señor Stonel me miro– Háblale.
Me levante
despacio– Esta es la cuestión, hace poco nos enteramos de un contrato de
matrimonio.
El Abuelo ni
siquiera me miro al hablar– Si, el de tu compromiso con Emily.
Mire al
señor Stonel que también estaba pendiente de ese detalle.
Me aclare la
garganta para continuar, había algo en el anciano en frente a mi que me decía
que no le iba a agradar lo que iba a decir– El contrato decía con la hija de
Edward Stonel, el señor Stonel tiene dos hijas.
El padre del
Señor Stonel se dio la vuelta lentamente, parecía controlado eso quería decir
que había comprendido de inmediato lo que había dicho– Vacio legal. Ese viejo
estúpido siempre sintió debilidad por su único nieto. –Me quede sorprendido que
dijera eso sobre mi abuelo– Hablaba de ti como si fueras lo único en su mundo,
ni siquiera se detenía a pensar en su hijo, pero su nieto solo debía tener lo
mejor. Lo mejor de mi familia.
La mirada
que me dio me dejo petrificado. Por un momento me quede callado al no saber
como tratar con esa información pero lo bueno es que no paso lo mismo con el
señor Stonel.
El señor
Stonel estaba controlándose, lo decía su voz– No ataques a Heath, debes pensar
en que es el novio de tu nieta.
– ¡Ni en
sueños! –Escupió el viejo– No me vengas con eso, mi pequeñita es menor de edad
como para ser incluida en ese contrato. No lo acepto.
– Eso ya no
es escusa y el contrato es valido con ella también. Revisa lo que firmas viejo.
–Le dijo el señor Stonel a modo de burla– Luego ven a acusarme de lo que
quieras.
– No me
vengas con esas cosas mocoso, no creo que permitas eso, ¿no es la luz de tus
ojos como me dijiste una vez? –El anciano se veía furioso– No vas a hacerle eso
a mi pequeñita, no.
El señor
Stonel se levanto de un salto– ¿Y a Emili si? Todos mis hijos son iguales para mí,
a diferencia de ti que nunca pudiste tener ese favor conmigo ¿no?
Me interpuse
entre los dos– Señores por favor, solo quiero que usted señor Alfred rompa el
compromiso, un compromiso que ninguna de las dos partes quiere. Hasta mi padre
esta de acuerdo en romper este compromiso. Por Dios, ni usted quiere un
compromiso así para Zoy, su pequeñita. –Lo mire directo a los ojos. Nos
sostuvimos la mirada por un largo momento– Usted tiene la capacidad de hacerlo,
mientras este en todas sus facultades mentales no importa que mi abuelo halla
muerto hace mucho tiempo, la ley aquí permite terminar un contrato de ese tipo
en estas circunstancias. –El señor Stonel me miro– Emily y yo lo descubrimos
ayer.
El señor
Stonel se dirigió ha su padre– Padre, Dios sabe porque me odias pero ahora te
pido por la felicidad de tu nieta, tu nieta adorada que termines con esto. Mi
deuda se pago hace tiempo, no veo motivo para que hagas esto, no la metas a
ella en tus rencores.
El anciano
camino hasta sentarse en un sofá, parecía más viejo que hasta hace unos
momentos.
– Yo no te
odio Edward, solo quería que volvieras y te hicieras cargo de lo que era tuyo
por derecho y que mis nietos tuvieran un buen futuro. Solo eso. Algo tan simple
y no podías hacerlo. –Suspiró con pesar– Nunca pudiste hacer las cosas más
simples.
El señor
Stonel camino hasta él, colocándose de rodillas– Papá, si te prometo que me
haré cargo de esas empresas que tanto amas… –Me miro un instante– ¿Dejarías a
Zoey escoger su felicidad?
Me cruce de
brazos pensando en la tontería que era el que nuestra felicidad, nuestra
tranquilidad estuviera en manos de este hombre, un anciano que quería a su hijo
más cerca de él. A veces las cosas eran extrañas…
– ¿Lo
prometes de verdad? –Me enfoque de nuevo en el abuelo de Zoey, casi sentí lástima
al ver a aquel anciano. Se veía tan viejo sin toda la altanería.
El señor
Stonel se meso el cabello– No prometo prosperar.
– Sé que lo
harás. –Dijo su padre con rotundidad– Eres mi hijo.
El señor
Stonel agachó la cabeza– Heath sal de aquí, creo que le tienes que dar una
noticia a tu novia.
Me quede un
momento sorprendido al escucharlo dirigirse así a mí.
– Hijo, Zoey
te espera. –Me dijo indicándome la puerta.
Antes de que
dijera algo más salí corriendo para reunirme con mi novia. Mi adorada novia.
***
Si Heath no
aparecía luego iba a estallar, me sentía abandonada aquí sin nadie más con
quien hablar. Betsy debía estar ya dormida al igual que Emily. Edward y Kate
estaban sentados en una mesa jugando con otros niños de su edad a algo con las
servilletas. Era mejor ni mirar a mi derecha porque Paul estaba de un humor de
perros y ni siquiera quería hablar.
– Zoey
cambia la cara, estas en tu cumpleaños. –Me dijo mamá a mi lado.
– Pues me
siento excluida. –Levante los brazos para hacer énfasis cuando unas manos me
tomaron de la cintura y me levantaron– ¡Ay!
Heath se
puso a reír antes de tirarme y tomarme en brazos– Voy a raptarte.
Me sonroje
visiblemente– ¿A dónde?
– No sería
un rapto si te lo dijera.
– Que
romántico. –Mamá estaba alucinando a nuestro lado– Pero me puedes decir a dónde
van.
Heath le
sonrió encantado– Solo se lo diré a usted. Tu mi amor tendrás que tener fe en
mi.
– Mi padre
va a matarte. –Le señale con rotundidad.
– Hoy mi
locura es justificada. Vamos. –Miro hacia Paul– A él nos lo llevamos para que
no reclame después.
Asentí
encantada por esta sorpresa de último minuto. No podía esperar.
Cuando Heath
termino de susurrarle a mamá me tomo de la mano y caminamos a la salida. Paul
nos seguía sin el menor ápice de ánimo y se negaba a hablarle a Heath.
– Hey,
¿dónde van? –El padre de Heath estaba hablando con una mujer, ahora que lo
pensaba, ¿dónde estaba Louis?
Heath le
sonrió y unió nuestras manos– Nos vamos de paseo.
Su padre le
sonrió y miro a Paul– Y él va con ustedes. –Asentimos– Venga Paul no seas mal
tercio, yo te llevo a casa, no es que me aburriera solo que estos ambientes ya
no son para mi.
Heath le
lanzo un golpe en las costillas pero su padre le tomo el brazo y lo jalo
dándole de un coscorrón en la cabeza.
– No estoy
viejo para enseñarte tu lugar niño. –Te palmeo la cabeza– Váyanse.
Cuando se
soltó Heath me tiro con él hacia la puerta– Vámonos princesa, la noche nos
espera.
Corrimos
hasta el auto, había comenzado a helar.
Antes de subir
mire atrás, nadie nos había visto irnos. Papá se iba a poner furioso cuando se
diera cuenta de que me había ido con Heath.
El motor del
auto se encendió– ¡Vamos!
Entre en el
auto sin pensarlo más, esta noche aun no acababa y aun seguía siendo mi cumpleaños.
Hoy celebraría como nunca.
Me subí y me
acerque a darle un beso en la boca, sin necesitar más Heath me colocó en su
regazo y profundizo el beso. Cuando me di cuenta sus manos estaban subiendo por
debajo de mi falda.
Me separé de
él– ¿Dónde vamos?
Él me miro
directo a los ojos, se veían tan oscuros, apasionados– No te lo diré o no sería
sorpresa. –Apretó la mano que aun se mantenía en mi muslo– Y tampoco sería un
secuestro.
Me sonreí
por dentro. Puse mis manos en sus hombros y luego me acomode en su regazo,
Heath de inmediato puso sus manos en mis caderas. Se había dado cuenta de mis
intenciones.
– No me vas
a embaucar. A tu asiento.
Hice un
puchero pero volví a mi asiento– Suenas como papá.
Heath no me
respondió sino que puso en marcha el auto y nos condujo hacia quien sabe donde…
espera, mi madre si sabía a donde íbamos. Mire por la ventanilla pero estaba
demasiado oscuro como para ver que había fuera, solo se veía un manchón que se
suponía eran los distintos edificios que pasábamos por nuestro camino.
Comencé a
preocuparme cuando pasaron varios minutos y aun no llegábamos a ningún lugar, y
Heath aun no me hablaba. A los treinta minutos lo mire seriamente pero él se
reusaba a mirarme y eso siguió aun cuando paramos en un tienda de comida.
– Voy y
vuelvo.
Lo vi bajar
y salir corriendo, el frío se coló dentro haciéndome sentir escalofríos. Lo
esperé obedientemente pero comenzaba a sentirme confundida sobre este viaje.
La puerta se
volvió a abrir y vi un par de bolsas.
No me miro–
Comida.
Asentí algo
desilusionada cuando no dijo nada más, ¿qué había hecho?
Volvimos a
la ruta y seguimos en silencio, me estaba inquietando. Me acomode la ropa
comenzaba a sentirme incomoda, saque mi teléfono de uno de los plises de mi
vestido, me saque las bailarinas y coloque mis pies en la guantera. Ahora
estaba cómoda para jugar en mi I-phone.
– ¿Hay algo
que pueda hacer por ti? Digo, para hacerte sentir cómoda.
Lo ignore
mientras jugaba el Angry Bird, él había comenzado con todo esto de ignorar así
que era su culpa si ahora yo quería ignorarlo. Venganza.
De pronto me
vi pegada a la puerta por un giro del auto y luego se quedo parado. Heath apago
el motor y todo se quedo a oscuras. Me acomode de nuevo pero las manos de Heath
me atraparon y me pusieron en su regazo.
– ¿Qué haces?...
–Los labios de Heath cubrieron los míos impidiéndome hablar.
Me sentía de
vuelta en casa, sus labios moviéndose junto a los míos, tan dulces y exigentes
a la vez, era un beso de reconciliación. Su lengua acariciaba mis labios,
exigiendo la entrada. Me deje llevar y abrí mis labios para él, el roce
aterciopelado de su lengua me enloquecía, sus manos me acariciaban de nuevo por
debajo de la falda.
Puse mis
manos para detenerlo pero él las quito y las colocó en sus hombros, intente
volver a moverlas pero me mordió el labio inferior, las deje donde estaba. De
inmediato volvieron a mis muslos acariciándolos con dedicación. Ya que él
disfrutaba de acariciar mis piernas baje mis manos y las pase debajo de su
camisa para acariciar su abdomen. Me acomode a hojarascas y una de mis manos
viajo a su cabello enredando mis dedos en el.
Heath movió
sus manos a mis pechos– Adoro tus pechos. Cuando te pusiste a hojarascas antes
de venir aquí solo pensaba en poner mis manos por todo tu cuerpo. Y ahora solo
pienso en que no es suficiente. –Me sorprendí por el ruido del cierre de mi
vestido cuando Heath lo bajo hasta la cintura– Y quiero más.
Sus manos se
colocaron en mis muslos y me levanto un poco. Mis manos seguían en sus hombros
cuando su boca bajo a mis pechos. Gemidos salieron de lo más profundo de mi
boca cuando me inundó aquella sensación que no sentía hace tiempo, la que solo
me hacía sentir Heath.
Pasión.
Me moví para
rosarme contra él, recordaba lo que habíamos hecho aquella vez en su casa, su
cama ¿podríamos repetirlo? No me atreví a preguntar en voz alta para no romper
este momento.
Sus manos
ayudaron a mis caderas a moverse, mientras acariciaban mis muslos. Heath movió
su atención al otro pecho. Seguí gimiendo descontroladamente, ni yo sabía
porque sentía tan fuerte, solo quería más. Heath piñizco mis muslos
advirtiéndome, me estaba moviendo demasiado.
– Por favor…
Heath… te necesito, mmm… –Sin pensarlo entre gemidos comencé a rogar.
Heath se
separó de mí y casi me pongo a rogar para que siguiera– Calma bebé, esta noche
es especial. Te quiero por completo pero no ahora, no así, mereces más que un
revolcón en un auto.
Puse mis
manos en su rostro– Pero ya hemos hecho el amor…
Heath me
beso levemente– Si, pero aquí sería incomodo y te podría hacer daño. Además…
–Miro al asiento de atrás a las dos bolsas con comida– No tendríamos sorpresa.
Bese con
fervor primero su labio inferior y luego el superior– Pero podríamos comer
después.
Heath me
sonrió– No me tientes, te quiero desnuda pero no aquí. –Me roce contra su ingle
con descaro, y eso que ni siquiera había bebido nada. Heath tomo mis caderas y
las guió lentamente por sobre un lugar en especial, gemí por el roce– Adoro esto,
pero será para después. Ahora quiero que rememoremos algo. Vamos.
Me acomode
el vestido y Heath me ayudo a subir el cierre. Volví a mi asiento y salí del
auto, mire a todos lados. Rememorar algo, esto era más que eso. Era como la
celebración de nuestro primer encuentro. Estábamos de nuevo en la playa, el
agua estaba tranquila pero me estremecí por el frío que me golpeo de frente.
– Ten.
–Heath me rodeo con su chaqueta. Lo observe, me era inevitable ya que estaba
tan hermoso en camisa y con las mangas enrolladas– Me siento mucho mejor.
– Y yo que
creí que te hacía sentir bien.
Heath me
sonrió y luego se dio la vuelta y sacó las bolsas. Apenas cerró el auto cuando
comenzó a caminar hacía el lugar donde nos habíamos conocido.
– Recuerdo
haber venido en la peor noche posible. –Me sonrió– Había oído decir a unas
personas que la playa era hermosa por la noche y quise venir a sentir la paz y
la tranquilidad con mis cervezas y me encontré con una sirena perdida fuera de
su ambiente. Recuerdo que tenía sueño en una fiesta. –Se encogió de hombros
graciosamente– Increíble ¿no?
Le lance una
patada de juego mientras mantenía la chaqueta bien pegada a mí.
– Tal vez
las fiestas no eran parte de su ambiente.
Heath
asintió– Después me la volví a encontrar, una coincidencia, estaba fuera de mi
casa como si estuviera esperándome, llevaba un vestido que me tentaba a subírselo.
Descuida no lo hice. –Me reí, parecía contar una historia, nuestra historia con
tanto ánimo pero sabía que iba a algo– Solo la bese, unos pequeños besitos en
unos labios que me recordaban a fresas maduras listas para comerlas…
Su voz había
bajado a medida de que se iba acercando a mí. Levante mi rostro y lo deje
besarme. A penas estaba comenzando cuando nos separamos.
– Pero
siempre que la veía recordaba la noche que no terminamos lo que habíamos
comenzado. Me obsesionó y la busque. –Dejo las bolsas en el suelo y se me
acercó– Recuero haberla llevado hasta mi casa, a mi cama, haberla desnudado y
tomado algo tan precioso. –Volvió a besarme esta vez más profundo– Pero sigo
queriendo más de ella. Lo quiero todo.
Lo mire de
forma extraña– ¿Qué es todo?
Heath me
acarició el rostro– Una promesa.
Espere a que
continuara, al ver como miraba el agua seguí hablando– ¿Qué promesa?
Heath me
miro seriamente– Te amo y prometo amarte siempre.
Estaba tan
serio y tan seguro de sus palabras que no pude evitar contestar a sus palabras.
– Yo también
te amo y para siempre. –En lo más profundo sabía que estaba en lo correcto.
Estar con él era lo correcto.
Heath
asintió tomándome entre sus brazos– Quiero que sepas que ya no estas obligada a
casarte conmigo, no hay tratos extraños ni nada. Tu abuelo al enterarse que era
tu novio disolvió el contrato. Te ama mucho.
Me
entristecí. No me entendía; no debía sentirme así pero lo hacía, ahora podía
perder a Heath.
Me abrace
más a él– Ya no somos prometidos.
– Estás
triste. –Afirmo– No te sientas así, creí que estarías feliz.
Le sonreí–
Es que temo perderte, ahora te puedes ir de mi lado.
Heath me
sonrió tiernamente– Querías este compromiso. –Asentí algo tímida, me estaba
comportando tal vez como una niña que no sabía que querer– ¿Te sentirías feliz
si te digo que no me iré pronto?
Asentí
emocionada– Si.
– No me iré
en mucho tiempo. –Y luego quedo pensativo un minuto– Además, tenemos que
encontrar a mi madre.
– Exacto.
–Dije firmemente.
Heath tomo
mis manos– Vamos a comer.
Asentí y nos
fuimos a comer. Heath sacó de una de las bolsas una manta y la extendió luego
nos sentamos a comer comida china. Heath me enseñó a usar los palillos, y
después de un rato nos rendimos y comí con la mano.
Nos reímos
un montón cuando Heath me pregunto sobre mis primos y si todos eran como Rick,
tuve que decirle que la gran mayoría era como Rick, claro el lado Stonel era
más recatado, aunque siempre estaban más alejados de nosotros. Solo sabía que
teníamos unos cuantos primos de ese lado, unos eran gemelos y una era de mi
edad.
Me tire en
la manta para reposar y mirar las estrellas en lo alto del cielo.
– No puedo
creer que estemos de nuevo aquí, parece que hubiera sido ayer cuando estábamos
aquí, discutiendo por tu forma de contaminar el mundo.
Heath se
acomodo a mi lado– Si, pero ahora quiero hacer algo que he querido desde esa
misma noche en que nos conocimos. –Lo mire preguntándole silenciosamente pero
no tarde en darme cuenta– Tus manos arriba de la cabeza.
Me quite su
chaqueta de los hombros y coloque mis manos por sobre mi cabeza. Heath se quito
la camisa dejándome su pecho y los músculos de su abdomen. Lo adoraba, amaba su
cuerpo y como cuidaba de él.
– Siento que
tengo algo pendiente aquí, ¿tu no? –Asentí de inmediato– Bien.
Me bajo el
cierre y esta vez bajo el vestido hasta quitármelo. Sentí tentación de bajar
mis manos pero Heath negó firmemente.
– Quiero
verte así, sin nada que me estorbe si quiero tocarte y no quiero que te cubras.
Sus manos
acariciaron mi cuerpo y cuando llegaron a mis caderas tomo mis bragas y las
bajo con cuidado, luego se colocó encima de mí, tan pronto como estuvo bien
acomodado enrolle mis piernas en sus caderas estrechándolo contra mí, fui
recompensada con un gemido ronco. Comenzamos a besarnos con desesperación como
en el auto.
Heath se
tomo un respiro para levantarse con los codos– Zoey eres tan preciosa, quiero
tomarte ahora bajo las estrellas…
Gemí al
sentir sus manos en mi cuerpo– Por favor Heath… te necesito…
Me beso en
la frente– Eso es todo lo que quería saber.
Nos besamos
de nuevo y esta vez no paramos para nada. Sus manos recorrieron mi cuerpo tanto
como las mías recorrieron el suyo. Hasta lo más íntimo.
Cuando por
fin entro en mí, sentí como si todo estuviera por fin en su lugar. Todo estaba
bien. Me sentí completa como nunca. Amaba tenerlo completamente dentro de mí.
– ¡Heath!
–Gemí, enterrando mis uñas en su espalda cuando sentí esta extraña sensación en
mi cuerpo que me hacía perder la cabeza.
– Je’t aime
Zoey. –Su cuerpo se tenso y luego sentí como se dejaba ir– Je’t aime bien.
–Gimió.
Nos besamos de nuevo
pero esta vez era diferente, nuestro amor había crecido.