martes, 17 de diciembre de 2013
lunes, 18 de noviembre de 2013
DEA
Hoy iba a morir.
No había duda que me había
llegado la hora, era algo inevitable y lamentaba que en estas condiciones pero
mi cuerpo ya no se movía de la misma manera que lo había hecho hace un mes, el
no comer y beber agua como debía me pasaba la cuenta, además de las horas
expuesta al frío y comenzaba a sentirme cada vez más y más cansada.
Me senté en el lugar de siempre esperando que
ésta fuera la noche en que ya no despertaría más. Algunas semanas antes había
estado al borde de la muerte pero me encontré con unas almas caritativas, que
Dios las guardara en su reino porque no me hicieron ningún favor alargando mi
miserable existencia. No es que no les agradeciera su ayuda, eran voluntarios
en un centro de ayuda para mujeres y eso es lo que ellos hacen; salvar a
indigentes como yo. Pero alargar mi miseria no me hacía sentirme muy agradecida
con ellos en realidad, sino más bien molesta en que se atrevieran a robarme de los
brazos de la muerte que ya estaba bastante próxima.
Fallin in love: Capitulo I
Roby llámame no importando la hora y mándame mensajes cuando me extrañes. Con amor Alex.
El contador de mensajes enviados ya había pasado los
cien hace varios días atrás y aun no se cumplía una semana desde que Adrian
había venido a casa por Alex. Nadie lo había detenido.
Nadie.
Mire el pequeño papel que alcanzó a darme Alex antes
de desaparecer por la puerta junto a toda la luz que irradiaba el día. Trataba
de llamarlo siempre que podía y le mandaba mensajes que me eran respondidos de
inmediato pero no era lo mismo que tenerlo siempre a mi lado.
- Aun
piensas en que debiste hacer algo, ¿no? –Mire a Emily con desanimo—No podías
hacer nada Robin, sus padres fueron muy comprensivos al dejarlo quedarse más
tiempo.
Mire hacia otro lado, ella irradiaba paz y mucho amor
desde que Jean Pierre había nacido hacía un par de meses. Prefería enfrentarme
contra la vista de mi ventana que con la imagen que ella representaba.
- Sólo
pienso que debería de haber dicho que todo estaba bien, supongo. –Dije poco
convencida—Después de todo ese tonto puede haberse quedado algo confundido
cuando no dije nada mientras se lo llevaban.
- Ambas
sabemos que él entendía la situación y sabe que lo quieres mucho. –Me dijo
Emily con calma y cariño.
Aun tenía cargo de conciencia por haberme quedado
parada sin decir nada y eso no se iba a ir con las palabras de cariño de Emily
a pesar que se sentían bien.
- ¿No
has preguntado si puedes ir de visita a su casa? –Emily parecía confiada al
darme esa respuesta, lamentaba reventar su burbuja.
- Me
dijeron que no podía, Sam y Zack le dijeron a papá que no podían cuidar de mí
si me iba lejos y que cosas podía yo hacer sin supervisión. No fue una
conversación feliz.
Y más para ellos después que les gritara hasta
quedarme afónica pero eso no era para comentárselo a Emily, quien parecía estar
pensando en otra cosa más.
- No
puedo acompañarte hasta allá… pero si consiguieras que alguien te acompañara…
quizás podrías ir. –Gesticulo con las manos como buscando a alguien en el aire.
Sonreí apesadumbrada, porque no tenía a nadie a quien
pedirle que me acompañara. No era la más sociable de las personas y no tenía
amigas, solo unas cuantas conocidas que no me acompañarían aunque fuera un
viaje gratis.
- Veré
que puedo hacer. ¿Cómo está Edward? ¿Todavía sigue enojado con tío? –Le
pregunté para cambiar de tema.
Emily pensó un rato antes de contestar—Cada día son menos
las peleas, pero así ¿quién podría aburrirse? La vida es hermosa. –Terminó
sonriendo.
Solo podía imaginar cómo eran las peleas en esa casa
después que habían traído a Edward a la fuerza, él tampoco quería separarse de
su amor.
- Lo
entiendo.
Mire a Emily con envidia, su esposo la adoraba… aunque
pensándolo bien, no se podía envidiar todo por lo que habían pasado. No, ya no
la envidiaba, para nada.
- ¿Qué
haces por aquí? ¿No deberías estar con tu esposo adorado? –Le dije con alegría
que no sentía.
Emily abrió los ojos fingiendo inocencia—Pues verás,
Paul está cuidando a Jean Pierre y quedamos en que te invitaría a cenar con mis
padres para salvarte de tus hermanos por una noche. Velo como una noche sin
hombres molestos y sobreprotectores.
Sonreí—Gracias, si escucho de nuevo su idea de
llevarme con ellos a un viaje… voy a enloquecer, prefiero trabajar en el hotel
con el abuelo.
Emily me hizo una señal con la mano—Nos imaginamos eso
cuando Zack dijo que estas vacaciones te llevarían con ellos. –Levanto las manos
en señal de disculpa—Sé que sólo quieren lo mejor para ti pero en verdad son
unos controladores, lo peor es que no quieren escuchar que alguien mencione
algo para ayudarte.
Me encogí de hombros—No se lo digas, pero los quiero.
Sé lo que hacen y sé que no quieren hacerme sentir mal sino que sólo no saben
como tratar conmigo pero comienzo a sentirme cada vez más ahogada en su
compañía.
Eso era algo a grandes rasgos porque me sentía
asfixiada, atosigada y últimamente no tenía privacidad. Además, mi pijama de
Victoria Secret había desaparecido ayer misteriosamente. Así que también me
sentía molesta con ellos, no podía más con Sam y Zack detrás de mí a cada
momento.
Le sonreí a Emily— ¿A qué hora debo estar en casa de
tío Edward?
- No
te preocupes, Paul vendrá por ti.
Nos despedimos y quedamos en que me arreglaría un
poco, no me gustaba que tío me viera demacrada en especial porque él era muy
bueno conmigo y se preocupaba siempre de mi y que mis padres no me molestaran.
En especial porque volvía a vestir mis camisas anchas y a andar sin maquillaje,
solo conservaba los jeans ajustado, los pantalones cortos y algunas calzas, que
también habían comenzado a desaparecer.
Al atardecer ya me sentía nerviosa, mis hermanos no
habían aparecido pero eso no era algo nuevo, que mi padre se hubiera encerrado
en su despacho y que el abuelo y la abuela hubieran informado que se sentían
indispuestos, era otra historia. Sabía que ocurría siempre por las mismas
fechas en agosto pero nunca recordaba cuando y si vamos al caso, tampoco sabía
porque hacían eso.
Cuando comenzaba agosto, el abuelo se marchaba a ver
sus hoteles en el extranjero en compañía de la abuela y papá comenzaba a
trabajar más. Siempre había asociado agosto con alguna crisis que influía en
los negocios de la familia pero hoy comenzaba a creer que era por algo más.
- Robin,
Paul te está llamando abajo. –Mamá me miraba con curiosidad desde la puerta
puesto que me había vestido con una blusa y unos pantalones cortos-- ¿Vas a
alguna parte?
Asentí incómoda—Emily me invitó a comer en casa de tío
Edward, ¿te molesta?
Mamá negó con firmeza—Por supuesto que no, ve y
diviértete. Sólo no vuelvas muy tarde y llama cuando salgas de casa de tu tío y
por favor cuídate mucho cariño.
Me encogí de hombros—Siempre lo hago, no te preocupes.
Me sentía algo incómoda con sus muestras de cariño, no
eran muy propios de ella. Bueno, no era propio que dirigiera ese cariño hacía
mí.
- Entonces
nos vemos. –Dijo mamá algo desanimada por mi respuesta, me sentía culpable pero
no podía hacer más.
Salí fuera de mi cuarto y corrí escaleras abajo para
encontrarme con Paul quien apenas me vio sonrió.
- Te
ves bien esta noche Robin, ahora vámonos porque mi suegro debe estarse
impacientando, eso sin decir claro que quiero correr a ver a mi pequeñito. No
te imaginas como de grande está Robin, unos días más y no lo vas a reconocer,
te lo prometo.
Sonreí complacida con su conversación—Siempre puedes
contar conmigo cuando ese pequeñín ya los tenga aburridos y quieran salir, seré
una buena niñera.
Paul asintió—Sólo si puedes lograr que su abuela se
separe de él.
Nos subimos al auto y llegamos en cuestión de minutos
a casa de tío Edward, no estaba muy lejos como para ir caminando pero era mucho
más seguro si hacíamos el trayecto en auto, según todo el mundo.
- Me
encanta venir a cada de tío Edward, aunque cuando lo hacía con Alex me sentía
como Hansel y Gretel.
Sentí una punzada de dolor en el pecho, extrañaba a
Alex. Mire a Paul pero él había asentido y mostrado una leve sonrisa, sentía
que él entendía que no era fácil para mi separarme de Alex.
- Sé
que debes sentirte sola pero no lo estás Robin y eso debes saberlo cariño.
- Lo
sé Paul, lo sé.
- Me
alegra oírlo de tus labios, ahora vamos a comer hay pavo al horno echo por mi
suegra con una receta rumana, no me preguntes a que se refiere con eso.
Sonreí—Es un pavo echo con un acompañamiento especial
Paul.
Entramos a la casa donde nos esperaban mis tíos y
Edward no muy feliz y Emily con Jean Pierre en brazos. Los salude a cada uno y
luego nos sentamos a la mesa, sentía un ambiente tan familiar al ver a tía
sirviendo la comida que pronto deje de lado el dolor de no estar con Alex y
pase a sentirme parte del hogar.
- Me
hace tan feliz verte Robin, sé que no es el mejor día pero siempre me agrada
celebrar esta fecha aunque sea solo conmemorativamente. –Lo mire sin saber que
decir por lo que él continuo—De seguro que el ambiente en casa no era de lo más
feliz.
- No,
no lo era. –Dije antes que tía reprochara a tío Edward—Papá estaba encerrado en
su despacho y los abuelos no quisieron bajar a cenar, tampoco los vi en todo el
día. Mañana se van de viaje a los hoteles en Italia.
Tía Sheney me sirvió un plato bien lleno de pavo con
salsa y puré antes de hablar—No debe ser fácil para ninguno de ellos…
Esperaba que tía Sheney siguiera hablando y así me
dijera que se trataba todo este ambiente sombrío pero no dijo nada más y siguió
sirviendo la cena al resto. Edward también miraba con curiosidad a su padre
pero parecía que él quería decir otra cosa cuando me miro a los ojos y me
sostuvo la mirada, al final negó con la cabeza y comenzó a cenar.
La cena transcurrió tranquilamente con bromas entre
Edward y Paul, y la conversación de Emily que se interrumpió cuando Jean Pierre
pensó que era el momento de cenar también par él. El resto seguimos cenando y
charlando, tía estaba interesada en mis estudios y tío estaba interesado en si
alguien me molestaba en el colegio para ponerlo en su sitio. Me divertí con
eso.
- No
me molesta nadie, en especial cuando Emily alejó a los matones de último año
con una patada de película. –Dije muy emocionada por el recuerdo de haberla
visto pateando idiotas sin siquiera despeinarse.
Tío me sonrió orgulloso—Mi hija es muy talentosa. Pero
creo que tú también deberías aprender artes marciales.
Mire a tío esperanzada— ¿Convencería a mis padres de
eso? Porque dicen que eso no es para las niñas. –Terminé algo amargada.
Tío me sonrió—Haré algo mejor, ¿por qué no te enseño
algunos movimientos de defensa personal? Pero si te interesan las artes
marciales, Paul podría enseñarte. ¿Qué cinturón eras hijo?
Paul se sonrojó un poco—Hace poco subí de nivel… –Me
miro complacido—Soy cinturón negro segundo Dan por lo que ahora ascendí a nivel
de instructor, así que si quieres que te enseñe sólo dilo.
Pegué un grito—Quiero, quiero, quiero.
Edward se rio—Creo que tienes a tu primera alumna.
Paul se rio maquiavélicamente—Si, pero tu mi amigo me
vas a ayudar a hacer a tu prima una guerrera.
Los mire emocionada a ambos—No saben lo feliz que soy.
- Quizás
después de la cena… –Dijo Paul pero tío comenzó a negar—Bueno será para otro
día.
- Es
mejor, no creo que a Sheney le agrade que después de la exquisita cena que nos
ha preparado ahora vengan ustedes y piensen en maneras de torturarse y
golpearse. Pero mañana después de las seis estamos todos desocupados, a esa
hora te esperamos. –Me dijo tío sonriendo complacidamente.
Asentí de inmediato, tenía al mejor de los tíos. Tía
Sheney sólo nos miraba sonriendo pero en ningún momento dijo que eso no era
para chicas, ella era muy comprensiva. Que pena que mamá no entendiera eso.
- A
las seis estaré aquí. –Mire a Paul—Pero no tengo “eso”.
Paul se dio cuenta que era eso—No te preocupes, ven
con ropa deportiva pero sobre todo ven con todo el ánimo de aprender, ¿Oui?
Asentí—Si, Paul.
Paul me sonrió y luego miro a tío inquisitivamente—No
nos ha dicho que edad tendría su hermana a esta época beau-perè (suegro).
Mire mi plato sin entender lo de “su hermana”, tía
Jess era dos años mayor que tío Edward y no se podía hablar en tiempo pasado de
ella, además su cumpleaños era en mayo.
Tío miró a Paul y asintió no muy satisfecho consigo
mismo—A veces me cuesta pensar en que mi hermanita tendría la edad para tener
una familia, hoy cumple treinta y cuatro años. En una semana más, serán diecinueve
años en que no está con nosotros.
Estaba bebiendo de mi vaso de jugo cuando escuché a
tío decir eso, comencé a toser a causa de la impresión.
- ¿Qué
te sucede Robin? ¿Estás bien? –Me preguntó tía preocupada.
Negué pero antes de hablar Edward me quitó la
palabra—Era lo que iba a decirles, Robin no tiene idea de quien es el
cumpleaños que estamos celebrando.
- Me
olvide mencionárselo antes de traerla. –Les dijo Emily—Pero no pensé que Robin
desconociera que teníamos otra tía además de tía Jess.
Me encogí de hombros—No sé de quien hablan.
- Nosotros…
–Comenzó tío Edward—Éramos cuatro hermanos, tu padre, Jessica, yo y nuestra
hermana pequeña Anabella, ella era… es menor que yo por cuatro años. Tenía un
serio problema de inadaptación, –Me sonrió—No le gustaban los vestidos con
vuelos, a menudo trepábamos árboles por diversión. Incluso desde pequeña
siempre la lleve conmigo a todas partes, papá me culpaba de ese ‘error’ en su
hija. –Me miró—Era como tú, siempre vestía con ropa holgada y olvidaba
peinarse, no sabía como ser una dama ni tampoco le interesaba que le enseñaran
a ser una.
>>Disfrutaba demasiado de su compañía como para decirle que fuera
como Jessica, no crítico a tu tía pero a veces me cuesta creer que seamos
hermanos de sangre.
- Yo
nunca diría que ustedes dos son hermanos. –Dije con total sinceridad.
Tío soltó una risotada—Si, cuesta creerlo. En especial
porque no tiene mi hermoso cabello rubio ni mis ojos azules.
Me reí junto a tía y a Edward, Emily solo ponía los
ojos en blanco junto a Paul.
- Como
decía; disfrutaba demasiado de mi compañera de aventuras que nunca me di cuenta
de lo importante que era en su vida. Un día cuando Anabella tenía catorce años
la deje sola en casa con la promesa que me iría por un corto período de tiempo.
Le estaba mintiendo pero ella me creyó, le costó un año darse cuenta de que no
volvería, sin mi para cuidar de ella tuvo que enfrentarse a la continua
búsqueda de perfección de mis padres y las constantes críticas de Jess. No es
que los señale con el dedo sino que no soy ciego, todos tuvimos culpa en la
desaparición de Anabella. A mi padre le gusta pensar que una semana después de
su quinceavo cumpleaños la secuestraron y nunca pidieron rescate…
- ¿Qué
piensas tú? –Le pregunte con timidez al ver que su mirada se perdía en la nada.
- Pienso
que ella deposito su confianza en alguien que no debía. Mi hermana era
demasiado tímida y de pronto mis padres la lanzaron a un mundo que desconocía;
fiestas y cocteles… Investigué hace algunos años y muchos dicen que tenía un
amigo no muy confiable pero cuando se lo dije a papá, sólo me respondió que
quería buscar una respuesta que no existía. –Me miró con tanto dolor que me
mantuve paralizada hasta que volvió a hablar—A todos les gusta pensar en que
ella no existió pero en esta fecha es cuando la culpa te carcome el alma. Si yo
hubiera estado con ella cuando me necesitaba te aseguro que nadie se hubiera
llevado a mi Anabella.
Falling in love...
Un amor adolescente es muchas veces conflictivo y muchas
veces no termina en nada.
Robin se ve obligada a
separarse de su novio Alex después que el hermano de este se lo llevara a
cuestas y ahora… ¿Qué va a hacer Robin?
jueves, 11 de julio de 2013
No Wait: Epilogo
–Père dime porque se te ocurrió tener más hijos después de mí, juro que cuando encuentre a ese mocoso lo voy a matar y no quiero ni pensar en lo que hizo esa princesita tuya con mi maquillaje ayer.
Mire a Elia mi
pequeñita de diecisiete años recién cumplidos, tenía el genio de su madre
además de su figura.
–Mi niñita hermosa, porque
pensé que era tan lindo tener hijos que no me pude contener a tener más.
Elia me sonrió
encantada– Iré a ver que está haciendo mère y si sabe algo del mocoso y de paso
si me encuentro a la enana le voy a tirar de esos hermosos ricitos dorados.
Esperé a que saliera
de la habitación antes de girarme en mi escritorio, últimamente me la pasaba
revisando los archivos de pacientes.
–Ya puedes salir Paul.
–Te dije que tu hija
está loca. –Lo mire con reproche cuando terminó de salir de debajo de mi
escritorio– Escondí su diario.
Mire a mi pequeño de
catorce años, tan travieso como siempre.
–Ve a devolvérselo,
ahora. –Le ordené.
–Pero papá…
–Ahora. –Le dije, a
pesar que su tono lastimero solía funcionar.
–Si se lo devuelves
ahora, prometo decirle a Emma que te lleve a alguna parte. Será una tarde para
los dos solos. –Dijo Emily entrando con pasos estudiados, ella sabía lo que
estaba prometiendo.
–¡Hecho! –Gritó Paul
antes de salir corriendo.
–¿No sabía que Emma
iba a venir? –Le pregunté a Emily.
Emma era la hija de Edward,
hija que ya tenía la misma edad que mi Elia. Había sido un escandalo
cuando Edward había dejado embarazada a Kate a los dieciséis, escandalo que
acabo cuando nació Emma y su abuelo quedo definitivamente prendado de ella,
ahora ella era su nieta querida y si algo le pasaba a su niña era capaz de
matar. Al igual que su padre.
Y también era el amor
platónico de Paul y definitivamente arma de chantaje para los casos cuando él
no quería cooperar.
Emily se encogió de
hombros– Si, me acaba de avisar Edward que va a darse unos días del trabajo, él
y Kate van a llegar en unas horas y por supuesto, trae a Emma con él.
Me reí maliciosamente–
No le dijiste a Paul que su tío iba a estar cerca.
Emily me correspondió
la risa– Para qué arruinarle aun su día, que vea llegar a su tío. La cara que
va a poner no va a tener precio.
Ambos sabíamos que no
iba a tener un momento a solas mientras Edward estuviera cuidando de su bebita.
Emily se sentó en mi
escritorio– ¿No sientes que aquí falta algo?
Pensé un momento a que
se refería hasta que mire una esquina de mi escritorio.
–Me preocupa no saber
de él. –Me dijo Emily.
Seguí mirando la foto.
–Va a estar bien. –Le
tendí mi mano para tranquilizarla– Está con Heath y Zoey.
Mire dubitativamente a
Heath y luego a Heather.
–Cielo, cariño, ¿crees
que es bueno que dejes salir a Heather y a Jean Pierre? –Le di una sonrisa
conciliadora a éste último.
Mire al joven que era
mi sobrino, era menor por meses que Heather y aun así me parecía más pequeño.
Aunque no tenía nada de pequeño, era unos centímetros más alto que Paul y eso
lo hacia llegar al metro noventa de estatura con facilidad, además de unos
rasgos muy guapos; ojos azules, una tez clara y un cabello castaño claro con
reflejos rojizos. Muy parecido a su padre, físicamente. Su carácter estaba más
cerca de parecerse al de su madre.
Pero aparte de todo, lo
que me hacía preocuparme era su actitud ausente y meditabunda que solía
adquirir en momentos muy inadecuadas, algo que no podías hacer cuando estabas
en compañía de una persona tan activa como Heather.
Heath se rio a
carcajadas– El chico está seguro con mi nena, si se mete en algún problema te
prometo que Heather pateara a quien quiera que se meta con él.
Papá en algún momento
creyó que Heather se parecería mucho a mí, después de todo sino fuera por esos
hermosos ojos verdes sería una copia mía, modestia aparte. A los cinco años en el
primer torneo de karate de Heather, esa ilusión murió y cayó… junto a los
dientes de leche del pobre niñito con el que peleó. Heath se había empeñado en
enseñarle artes marciales a Heather y lo había conseguido, compartían el mismo
espíritu perseverante y luchador después de todo.
–Ma tranquila, traeré
a Jean Pierre sano y salvo al final de esta noche. –Traté de ignorar lo que
estaba echando a su pequeño bolso; sabía muy bien que era un pequeño botiquín
improvisado.
Jean Pierre sólo se
encogió de hombros– Prometo llamarla en cuanto se meta en problemas y si
aparece la policía.
Le sonreí contenta que
me entendiera un poco– Gracias cariño.
–De nada tante. –tía.
Heath sólo movió la
cabeza ante mi mirada de felicidad.
Heather me abrazó–
Volveremos en unas horas, le voy a mostrar unos lugares de la ciudad que son
muy bonitos.
–¡Yo quiero ir! –Me
estremecí por ese grito– Mami, papi quiero ir.
–¡Yo! ¡Yo! Yo también.
Mire a mi pequeña Tara
de catorce y a mi Zack de dieciséis, luego mire la cara escéptica de Heather
pasar a resignación en un segundo.
–Tara no puede ir, es
muy pequeña para andar de noche. –Dijo Heather en su modo hermana mayor.
–Porqué no van todos,
llama a tu novio y salgan todos. –Dijo Heath conciliador.
Asentí– Vayan, vayan.
Se les hace tarde.
Así todo el mundo se
fue.
–La casa se siente muy
sola… –Dije algo perturbada cuando el auto de Heather salió de la calzada.
–Si, no la sentía así
desde hace mucho. –Me respondió Heath.
Nos quedamos así un
momento hasta que…
–¡Mami!! ¡Papi!!
–¡Yo voy! –Grite,
corriendo a las escaleras.
Heath saltó a las
escaleras también– ¡Nana, papi va por ti!
–Si, debe estar bien. –Estuve
de acuerdo con Paul– Pero tal vez debería llamarle.
Paul me miró entre
divertido y disgustado, a menudo estaba vigilando a los niños. Me había vuelto
muy sobreprotectora.
–Déjalo divertirse.
–Lo sé pero… –No sabía
que decirle.
Paul se levanto del
escritorio y me abrazo– Porqué no vamos a salvar a nuestro pequeñín de las
manos de Elia, estoy seguro que esta vez lo va a matar.
Sonreí– Tal vez lo
lance a la piscina y lo ahogué…
–O lo lance del tercer
piso… –Me respondió Paul.
–O lo haga rodar por
las escaleras…
–O lo encierre en el
armario hasta mañana… –Me dijo en tono misterioso.
–Lo meta a la cajuela
de tu auto… –Añadí en el mismo tono de voz.
Paul soltó una
carcajada– Esa no la había escuchado.
Le di un piñizco– Te
perdiste la amenaza de la semana esta mañana en el desayuno.
Me separé de él y le
tendí la mano para llevarlo fuera de la habitación.
–Vamos a ver de una
vez que están haciendo esos dos, es muy probable que esté ocultando el cadáver
a esta hora.
Paul asintió–
Entonces, vamos a ver que hacen nuestros niñitos adorados.
Asentí, eran nuestro
niñitos adorados porque amamos cuando llegó Jean Pierre a nuestras vidas, así
como casi tres años después llegó nuestra Elia y así casi en la misma cantidad
de tiempo llegó nuestro Paul y claro también estaba Julie, nuestra pequeñita de
diez años. Todo el tiempo los esperamos con ansias.
Podía recordar con
lujo de detalles el día de nuestra boda, desde el aroma a rosas que rodeaba la
capilla y el brillo de la luz en los ventanales, la cantidad de personas que
nos habían acompañado y la sensación de flotar mientras caminaba del brazo de
papá hasta el altar donde me esperaba el chico más guapo de la historia.
–Hey chico guapo.
Paul se rio– Mon ange…
Le guiñé un ojo antes
de decirle– Je t'aime pour toujours.
lunes, 8 de julio de 2013
Post Capitulo final de No Wait
Queridos lectores,
Quise agregar un comentario final para agradecer a mis lectores silenciosos y a los que siempre dejaron un comentario después de un capítulo.
Gracias.
Gracias porque me animaron a seguir escribiendo esta historia y otras más, sepan que todo lector es motor y combustible para un escritor, incluso para una amateur, una escritora no de oficio sino de corazón. Sé que no escribo como los mejores, probablemente no les transmito las imágenes como yo las veo pero sepan que lo intento y lo vuelvo a intentar cada vez que me siento detrás del computador a escribir escenas, así como trato de transmitir lo que los personajes sienten a cada momento y en cada situación.
Me despido para no molestarlos más, sobre el epilogo de "No Wait" lo subiré dentro de unos días al blog, tal vez no es lo que esperan pero me encantan los saltos en el tiempo.
Besos y hasta pronto.
Pilar
No Wait: Capitulo XLIII
A la hora de la fiesta no sabía que pensar, veía un montón de gente que no soñaba ni conocer en mis más profundos pensamientos. Aunque a la mayoría ya los conocía nunca los había visto juntos a todos en un mismo espacio. Era perturbador.
–Cielo, no me dejes
sólo. –Le dije a Emily que estaba muy a gusto a mi lado, mientras saludábamos
gente y más gente.
El señor Henry
apareció de pronto, acompañado de una mujer bastante elegante y de unos ya
familiares ojos azules, aunque el cabello castaño no me era muy familiar.
–Hola niños, vine a
presentarle a Paul a mi adorada esposa. –Señalando a la mujer que estaba a su
lado– Mira querida este es el futuro esposo de nuestra sobrinita.
La mujer me sonrió
apenas– Mucho gusto, aunque lo que debió haber hecho es casarse antes de
engendrar un niño.
Emily torció el gesto
de inmediato pero me mantuve sonriendo– Hemos tenido unos cuantos problemas por
eso no hemos podido casarnos antes.
Emily me piñizco en
las costillas– Tía, ¿cómo has estado?
–Bien, ¿cómo ha estado
mi desagradable hermano? –Preguntó su tía en tono frío.
Emily le frunció el
ceño– Bien, ahora debemos saludar a unas cuantas personas más, con permiso.
–Vayan. –Dijo el señor
Henry sin darse cuenta de lo desagradable que había sido su esposa.
–¿Qué le pasa a tu
tía? –Le pregunté a Emily cuando estuvimos a una distancia prudente.
Emily se encogió de
hombros– No le agrada papá. –La mire como si eso no fuera obvio– Papá estuvo
alejado de la familia cuando según todo el mundo él debía estar con ellos.
–No entiendo.
–De todas formas lo
vas a saber, papá tenía otra hermana; menor. La secuestraron a los quince años
y papá nunca se lo perdonó del todo al abuelo pero tía nunca le perdonó a papá
que estuviera en el extranjero mientras ellos sufrían la pérdida de tía
Anabella.
La mire atónito–
¿Dónde está tu tía Anabella?
–Nadie lo sabe, nunca
encontraron un cuerpo. El abuelo pago una parte del rescate pero de repente no
supieron más de los secuestradores, eso me lo contó hace poco el abuelo. Papá
prefiere pensar que no está muerta y eso también le enferma a tía Jess, ella ya
se rindió.
–¿Qué hay de tu tío
Zack? –Pregunté algo incomodo.
Emily se encogió de
hombros– Él está en paz con Dios y con el demonio, dice que le gusta pensar que
ella está viva pero que no tiene muchas esperanzas, aun así dice que un día la
espera ver entrar por la puerta de la casa.
Tomé su mano y me la
llevé a los labios– Un día aparecerá, ya lo verás.
–Gracias cielo, ahora
busquemos algo dulce; me muero por algo con chocolate.
Así comenzó la
búsqueda del dulce más azucarado del lugar…
–¡Paul! ¡Mon cousin! –Me
quede de piedra cuando escuche esa voz que no había oído en años.
–No puede ser… –Me
gire lentamente hasta que me encontré con esos ojos color leche con chocolate
en un rostro en forma de corazón– ¿Chantal?
Chantal iba vestida
con un vestido verde oliva y unos tacones inmensos… si, era mi prima.
–¡Cousin! C’est moi mon cher.
Emily me piñizco muy
fuerte esta vez para llamar mi atención.
–¿Quién es ella?
Chantal llegó a
nosotros en unas cuantas zancadas, algo que siempre había admirado en ella era
la belleza natural con la que se movía, era una gracia casi felina, pero lo que
más había admirado era…
–Perdón, mi nombre es
Chantal Monet LaCourt; soy prima de Paul, mucho gusto, tu debes ser Emily. El
abuelo me ha hablado muy bien de tus padres, dice que son un encanto, no como
los míos claro, ellos son terribles ma petite.
Era que nunca se daba
cuenta cuando alguien la miraba mal y nunca se callaba.
–Ella es mi prima por
parte de mi padre y hasta hace poco… –La mire dudoso– Estaba encerrada en un
convento, ¿cómo saliste de allí?
Emily solo miraba
nuestro intercambio de palabras, Chantal por otra parte solo me sonreía
encantada.
–Grand-père me saco de
ese lugar con ayuda de tío.
Me quede boquiabierto
al escucharla, papá no me había contado nada de eso y menos que se había
relacionado con el abuelo nuevamente.
–¿Grand-père? Pero él
estaba…
–Perdido, desorientado
y algo sólo. Así me sentía.
Me di la vuelta al
escuchar esa voz grave que varias veces me había llamado la atención cuando
niño, él podía hacerse oír a pesar del ruido entre una multitud, él era único.
–Grand-père… –Me
separé de Emily para abrazar a mi abuelo como solía hacerlo cuando llegaba a
casa y lo encontraba esperándome después de pasar meses en aquel internado–
Grand-père…
El abuelo me separo un
poco y sujeto mi cara entre sus manos– Has crecido tanto, ya eres un hombre
Paul.
Mire a Emily con los
ojos algo llorosos, ella ya estaba llorando.
–Mon ange, éste es mi
abuelo. Abuelo, ésta es la mujer con la que quiero pasar mi vida y mira vamos a
ser padres… –Dije emocionado por tenerlo a mi lado.
El abuelo se separó de
mi para abrazar a Emily– Seas bienvenida a la familia hija y que este pequeño
sea tan feliz como no pudimos ser nosotros.
–Gra… gracias. –Dijo
Emily.
–Père te me
adelantaste. –Mire a papá y antes de poder reaccionar estaba envuelto en un
abrazo estrecho– ¿Estás bien? ¿Te han tratado bien? –Asentí por inercia porque
era tan extraño tenerlo a mi lado como un padre normal– Se que es extraño verme
aquí pero vine por algo en especial.
Nos miramos seriamente
por un momento, sólo podía traerme malas noticias.
–Debes comprometerte
formalmente con esta joven. –Lo mire atónito.
–¿Qué? –Le dije algo
confundido porque no era eso lo que esperaba.
Papá solo sonrió– Père
me dio esto el día de mi boda, pero tu madre no quiso usarlas… eso debió darme
una idea de que lo nuestro no estaba bien, espero que tu les des un uso. Anda
extiende la mano.
Extendí la mano y cayó
en mi palma una pequeña caja de terciopelo, al abrirla me encontré con un par
de argollas de oro; sencillas pero elegantes.
–Papá esto es
demasiado…
–No. Paul, eres mi
único hijo y estaré feliz de que uses estás argollas que han estado en nuestra
familia por décadas.
Suspiré– Cuando lo
pones de esa manera solo puedo aceptar. –Sonreí.
–Eso es lo que quería
escuchar.
–Darian, ¿le diste las
argollas? –Preguntó el abuelo aun abrazado a Emily– ¿Le dijiste que es algo que
pasa de primogénito a primogénito?
Papá miro al cielo–
Père, iba a hacerlo.
Emily me sonrió con
los pulgares arriba.
Apreté el hombro de mi
padre– Padre quiero presentarte a mi futura esposa, Emily Stonel.
–Mucho gusto señor. –Le
dijo Emily.
–Cuidado Darian cuando
la abraces, esta niña parece tan frágil. –Le dijo el abuelo a mi padre.
Me reí por esa
descripción, Emily entendiendo porque me reía me guiñó el ojo. Ella podía ser
cualquier cosa menos frágil.
–Que gusto es verlos. –La
voz de mi suegro se hizo escuchar, iba de la mano con mi suegra– Darian, señor
LaCourt y… a usted no la conozco.
Puse una mano detrás
de Chantal– Le presentó a mi prima Chantal. Chantal, estos son mis suegros;
Edward y Sheney Stonel.
–Un gusto conocerlos.
El señor Stonel nos
sonrió a todos– Ya basta de presentaciones, vamos únanse a la fiesta.
Papá me miro y luego
miro a mi suegro– ¿Edward? ¿No te parece que alguien debe hacer una propuesta a
alguien?
–Tienes razón Darian…
¿Paul?
Mire a Emily y luego
mire las argollas, hasta ahora habíamos dado por echo que nos casaríamos pero
nunca se lo había preguntado de frente.
–¿Quieres subir
conmigo a la plataforma?
Había visto que habían
armado una plataforma al fondo del salón principal de la mansión Evans.
Emily me miro nerviosa–
Si, creo que si…
–Ah, se me olvidaba
que te iba a regalar algo de mi parte, las argollas eran de parte de tu abuelo
pero este es de mi parte. –Me tendió otra cajita, al abrirla me encontré con un
anillo de oro blanco con un rubí, algo que hubiera comprado si lo hubiera visto.
Cerré la cajita antes de que la viera Emily.
–Vamos arriba mon
ange.
La tomé de la mano y
con paso cuidadoso pero rápido la lleve por entre la gente hasta llegar a la
plataforma, donde la subí con cuidado.
–Hey chicos, ¿qué
hacen? –Nos dijo un niño muy animado.
Emily le sonrió– Paul
va a hacerme una pregunta y quiere hacerlo en grande Rick, ¿puedes…?
El tal Rick nos sonrió
y de la nada sacó un micrófono– Hola, hola amigos espero que lo estén pasando
bien en esta fiesta. Solo unas pocas veces logramos juntar a toda la familia y
siempre pasa algo que nos alegra la velada. –Lo mire con impaciencia– Ahora les
dejo a Paul, que quiere su atención.
Rick me tendió el
micrófono lo que le agradecí con asentimiento y luego mire a toda la multitud
presente, fue tan aterrador que solo pude enfocarme en Heath que estaba
levantándome una mano en puño, en signo de victoria.
Mire a Emily que era
quien me interesaba más que cualquier persona en el lugar.
–Emily… fue un
descuido no preguntarte esto antes. –Tomé su mano derecha y luego puse una
rodilla en el suelo– No sabes lo importante que eres para mí, más aun que me
das un hijo. Pero que te quede claro que te amaba incondicionalmente antes de
que pudieras pensar en conocerme, desde que te vi en ese aeropuerto supe que
éramos la pareja ideal, tu le das equilibrio a mi vida y espero yo hacer lo
mismo por ti. Te amo y eres tan esencial para mí como lo es respirar. Y quiero
saber… necesito saber, ¿estás dispuesta a hacerme el gran honor de convertirte
en mi esposa, a compartir conmigo nuestros días y nuestras noches hasta que la
vida se vaya de nosotros?
Mientras esperaba mi
respuesta Emily comenzó a sollozar y a asentir como loca. El resto de la
familia comenzó a vitorear y a celebrar como hacía Rick a nuestro lado.
–Prometo estar siempre
a tu lado y al lado de nuestro hijo y de los que vendrán Emily Stonel.
Emily se secó algunas
lágrimas– Y yo prometo estar siempre contigo, en todo momento…
Me levante del suelo y
le di un beso en los labios. No escuche nada más y luego me llevé a mi
prometida con nuestra familia.
–Que aquí comience
nuestra vida juntos Emily.
–Que aquí comience
nuestra vida juntos los tres. –Me respondió uniendo nuestras manos en su
vientre.
–Mira que lindos se
ven Alex. –Le dije con una sonrisa.
–Si, se ven bien.
Ahora lo que me preocupa son ellos. –Mire hacia donde me apuntaba y me quede en
shock– Yo también me siento preocupado.
–¿Qué hace Sam con tu
hermana Susan?
–No lo sé.
–¿Crees que deberíamos
ser nosotros los siguientes? –Le pregunté a Jane.
Jane se sonrojó un
poco– ¿Y si esperamos un poco?
–¿Qué? –Le pregunte
con interés.
–No lo sé. –Me
respondió.
–Entonces seremos los
siguientes. –Le dije contento cuando ella me respondió la sonrisa.
No Wait: Capitulo XLII
Estaba durmiendo junto
a Emily como ya era costumbre para nosotros, a pesar que aun no estábamos
casados se me permitía eso. Cosa que no entendía en mi suegro, pero él solo
decía que lo peor que podía pasar ya había pasado, cometí el error de preguntar
una noche a que se refería.
–Chico, lo peor que
podía pasar era que te reprodujeras y ya lo hiciste. –Se rio de mi en mi cara
antes de marchar a su cuarto.
Heath me dijo cuando
lo llame aquella misma noche, que me acostumbrara al humor maléfico de nuestro
suegro.
“Nuestro suegro”, esa
frase dejaba para pensar porque no era algo común que llamara suegro a un
hombre digno de admiración como lo era ese hombre que vivía por el orgullo
haciendo y deshaciendo a su manera las cosas, a veces metiéndose más de la
cuenta en la vida de las personas y a veces solo dejándolas ser para ver que
tanto podían hacer. De eso me había dado cuenta a través de la observación de unos
cuantos días, también había observado que si hacía pelear a su padre era solo
por diversión y no porque fuera una manera de disgustar a su padre, ocurría
justo en el momento en que creía que su padre no podía llegar a una respuesta o
cuando veía que la monotonía del lugar lo aburría. Eso último me lo había
confiado un día que le dije lo que sabía, nunca negó lo otro.
A través de esas
observaciones había llegado a una conclusión, Emily y él se parecían. Aunque
Emily estaba bastante emocional por su embarazo solía mantener discusiones con
su padre antes de que él desechara cualquier idea que le diera. Personalmente,
no entendía nada de nada de lo que hablaban, solo me dedicaba a estar junto a
Emily y a buscar un hospital donde ejercer, extrañaba tratar con niños.
No pude evitar mirar a
Emily con ese último pensamiento, a mi hijo le faltaba tan poco para nacer. No
podía esperar hasta que estuviera en mis brazos, pero sobre todo aun no podía
creer que estuviera al lado de Emily por fin. La atraje hasta mí para
mantenerla a mi lado como todas las noches.
–Paul, debes dormir… –Dijo
Emily alargando la última palabra debido al sueño.
Le di un beso antes de
contestar.
–Lo sé, sólo que no
puedo dormir aun. –Me acurruque aun más contra ella– ¿Para qué nos querrá tu padre
despiertos tan temprano?
Emily bostezó– No lo
sé, pero no debe ser nada malo. Sólo duerme.
Asentí y traté de
dormir, pero a pesar que sentía que mis ojos estaban pesados no creí que había
dormido hasta que Emily me sacudió para despertarme, en algún momento debí
quedarme dormido mientras pensaba.
–Tienes mala cara. –Me
dijo sonriendo con un brillo de picardía, sabía que odiaba despertar temprano.
Fruncí el ceño– Odio
decirlo mon ange pero no siento haber dormido durante la noche, me causa una
ulcera el no saber que quiere tu padre.
Emily se levantó con
mucho cuidado de la cama, con un poco de ayuda de mis manos.
–Voy a estar lista en
veinte.
Me reí un poco, no
creyendo en lo que decía ya que generalmente demoraba aproximadamente una hora
en estar lista y eso cuando tenía lista la ropa que iba a usar durante el día.
Ambos sabíamos que no había alistado nada.
–Tomate tu tiempo,
mientras dormiré un poco.
Me acomode contra la
almohada antes de escuchar la respuesta de Emily.
Cuando desperté tenía
algo frío pegado en la cara, cuando reconocí lo que era me levanté de un salto.
–Mira que gracioso es
el chico Edward.
Yo no pensaba lo mismo
al ver que estaba con un rifle pegado en mi cara pero solo asentí hacia él.
–Opino que deberíamos
lanzarle algo de agua en la cara para despertarlo.
Mire a los dos hombres que acompañaban al
padre de Emily, uno ya lo conocía, era el padre de Jane, Mark Evans, quien me
había puesto el rifle en la cara. El otro era un desconocido con un parecido
asombroso al padre de Jane.
Me sonrió con
familiaridad– Sé que no debes tener idea quien soy, me llamo Henry Evans y soy
hermano de este energúmeno y de tu suegra. –Luego miro al señor Stonel– Y claro
también soy cuñado de este tipo y no por mi hermana, estoy casado con su
adorable hermana Jess.
El señor Stonel le
frunció el ceño– Si claro, adorable. Yo no recuerdo a una Jess adorable, por el
contrario recuerdo a una gruñona.
El señor Henry sacudió
una mano– Me da igual, hoy vine a conocerte pero te quedaste dormido y a mi
hermano le molesta ese tipo de actitudes.
Me aclaré la garganta–
Lo siento, no pude dormir durante la noche.
Me senté en la cama
mientras le respondía.
El señor Stonel me dio
unas palmadas en el hombro– Tu subconsciente te estaba avisando de la visita de
estos tipos, no te culpo si tuviste pesadillas durante toda la noche porque yo
también las tuve cuando me case con Sheney. –Dijo el señor Stonel– Dios sabe
que sólo me avisaban de lo malo que era tener cuñados.
El señor Mark lo miro
con enojo– No te desvíes, mira Henry este es el chico que se va a casar con
Emily, se llama Paul LaCourte. Paul, este es mi hermanito Henry. Ahora dense la
mano y sean amigos. –Nos sonrió como un niño.
El señor Henry me
acerco su mano– Mucho gusto Paul.
–El gusto es mío. –Contesté.
El señor Henry miro a
su hermano con resignación– A veces pienso que te comportas como un niño solo
para molestarme.
El señor Mark puso el
rifle a un costado– Sabes que vivo para hacer tu vida miserable…
Levantando una mano
Henry Evans calló a un hombre que era más terrorífico que él y que le sacaba
una buena cabeza de estatura, a demás de musculatura.
–Solo puedo temblar
por el recuerdo de esa horrible velada en mi casa, Jess aun no está preparada para
otra visita tuya.
El señor Stonel me
miro– Estos dos querían venir a invitarte a una fiesta esta noche, vamos a
juntar a la familia. Por milagro hemos logrado traer a Henry de su isla y
Marcus llegó esta mañana de Turquía. –Lo mire con sorpresa– Si, yo también
estoy sorprendido…
–¿Sorprendido?
¡¿Sorprendido?! –Grito el señor Mark– Yo estoy alucinando, aparece hoy y no
apareció solo, sino con una chica. No hijo, no miento, una chica turca.
–Oh… –Dije anonadado.
–Bien, con estos tipos
es bastante complicado estar en un tema nada más. –Agregó el señor Henry– Pero
volviendo al tema, hoy en la tarde se va a celebrar una fiesta en grande. Hoy
se juntan los Evans y los Stonel en una celebración, aunque también van a haber
unos invitados especiales de fuera de la familia.
Asentí– Estaré listo,
solo díganme a que hora es.
El señor Henry asintió
satisfecho– Muy bien, Emily te lo dirá. ¡Vamos chicos!
Cuando salieron me di
cuenta que algo raro pasaba en esta familia.
Vi a mis tíos y a papá
dejar la habitación que compartíamos con Paul en casa del abuelo Jason y sentí
escalofríos de solo pensar que estaban haciendo allí. Corrí como pude hasta la
puerta pero al entrar no encontré cadáveres ni nada, eso era bueno.
–¿Qué querían? –Le
pregunté algo ansiosa. Cuando esos tres se juntaban no se podía esperar nada
bueno de ellos.
Paul se quedo en
blanco mientras estaba sentado en la cama– Me querían invitar a una fiesta en
la noche.
Asentí un poco más
calmada, sabía de qué se trataba la fiesta; era una reunión familiar, ya que
toda la familia estaba junta. Pero aun tenía ciertos recelos.
–¿Estás seguro?
Paul se levanto de la
cama y me abrazó– Si, solo eso. Ahora, ¿quieres ir a desayunar con tu familia?
Asentí poco satisfecha–
Si, quizás allí me entere que se traen ese trio entre manos.
Paul sonrió– Nada,
solo querían invitarme personalmente.
Si él conociera a esta
familia…
Pensé con desanimo, al
verlo como se vestía con tanta felicidad.
–Oye, ¿Eddie ya llegó?
–Asentí– Entonces Heath ya está aquí, ¿no?
Asentí– Si, acabo de
ver a Zoey. Al parecer el doctor le dio permiso después de una serie de
controles médicos. La pobre estaba muy medicada, aun como para una conversación
coherente por lo que la dejé durmiendo en una habitación antes de venir aquí.
Paul terminó de
vestirse.
–Pobre de Zo, por eso
no quiero ni que te muevas de ésta casa si eso significa mantenerte lejos de
cualquier mal rato. –Nos miramos un largo rato.
Hasta ahora no se
había comportado de una manera tan… sobreprotectora.
Le sonreí alagada– No
me moveré de aquí, lo prometo.
Paul asintió en
acuerdo– Entonces es hora de que me reúna con mi querido amigo y con mi pequeño
cuñado.
Le sonreí animada por
estar con mi hermanito después de tanto tiempo.
–Vamos juntos.
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