Roby llámame no importando la hora y mándame mensajes cuando me extrañes. Con amor Alex.
El contador de mensajes enviados ya había pasado los
cien hace varios días atrás y aun no se cumplía una semana desde que Adrian
había venido a casa por Alex. Nadie lo había detenido.
Nadie.
Mire el pequeño papel que alcanzó a darme Alex antes
de desaparecer por la puerta junto a toda la luz que irradiaba el día. Trataba
de llamarlo siempre que podía y le mandaba mensajes que me eran respondidos de
inmediato pero no era lo mismo que tenerlo siempre a mi lado.
- Aun
piensas en que debiste hacer algo, ¿no? –Mire a Emily con desanimo—No podías
hacer nada Robin, sus padres fueron muy comprensivos al dejarlo quedarse más
tiempo.
Mire hacia otro lado, ella irradiaba paz y mucho amor
desde que Jean Pierre había nacido hacía un par de meses. Prefería enfrentarme
contra la vista de mi ventana que con la imagen que ella representaba.
- Sólo
pienso que debería de haber dicho que todo estaba bien, supongo. –Dije poco
convencida—Después de todo ese tonto puede haberse quedado algo confundido
cuando no dije nada mientras se lo llevaban.
- Ambas
sabemos que él entendía la situación y sabe que lo quieres mucho. –Me dijo
Emily con calma y cariño.
Aun tenía cargo de conciencia por haberme quedado
parada sin decir nada y eso no se iba a ir con las palabras de cariño de Emily
a pesar que se sentían bien.
- ¿No
has preguntado si puedes ir de visita a su casa? –Emily parecía confiada al
darme esa respuesta, lamentaba reventar su burbuja.
- Me
dijeron que no podía, Sam y Zack le dijeron a papá que no podían cuidar de mí
si me iba lejos y que cosas podía yo hacer sin supervisión. No fue una
conversación feliz.
Y más para ellos después que les gritara hasta
quedarme afónica pero eso no era para comentárselo a Emily, quien parecía estar
pensando en otra cosa más.
- No
puedo acompañarte hasta allá… pero si consiguieras que alguien te acompañara…
quizás podrías ir. –Gesticulo con las manos como buscando a alguien en el aire.
Sonreí apesadumbrada, porque no tenía a nadie a quien
pedirle que me acompañara. No era la más sociable de las personas y no tenía
amigas, solo unas cuantas conocidas que no me acompañarían aunque fuera un
viaje gratis.
- Veré
que puedo hacer. ¿Cómo está Edward? ¿Todavía sigue enojado con tío? –Le
pregunté para cambiar de tema.
Emily pensó un rato antes de contestar—Cada día son menos
las peleas, pero así ¿quién podría aburrirse? La vida es hermosa. –Terminó
sonriendo.
Solo podía imaginar cómo eran las peleas en esa casa
después que habían traído a Edward a la fuerza, él tampoco quería separarse de
su amor.
- Lo
entiendo.
Mire a Emily con envidia, su esposo la adoraba… aunque
pensándolo bien, no se podía envidiar todo por lo que habían pasado. No, ya no
la envidiaba, para nada.
- ¿Qué
haces por aquí? ¿No deberías estar con tu esposo adorado? –Le dije con alegría
que no sentía.
Emily abrió los ojos fingiendo inocencia—Pues verás,
Paul está cuidando a Jean Pierre y quedamos en que te invitaría a cenar con mis
padres para salvarte de tus hermanos por una noche. Velo como una noche sin
hombres molestos y sobreprotectores.
Sonreí—Gracias, si escucho de nuevo su idea de
llevarme con ellos a un viaje… voy a enloquecer, prefiero trabajar en el hotel
con el abuelo.
Emily me hizo una señal con la mano—Nos imaginamos eso
cuando Zack dijo que estas vacaciones te llevarían con ellos. –Levanto las manos
en señal de disculpa—Sé que sólo quieren lo mejor para ti pero en verdad son
unos controladores, lo peor es que no quieren escuchar que alguien mencione
algo para ayudarte.
Me encogí de hombros—No se lo digas, pero los quiero.
Sé lo que hacen y sé que no quieren hacerme sentir mal sino que sólo no saben
como tratar conmigo pero comienzo a sentirme cada vez más ahogada en su
compañía.
Eso era algo a grandes rasgos porque me sentía
asfixiada, atosigada y últimamente no tenía privacidad. Además, mi pijama de
Victoria Secret había desaparecido ayer misteriosamente. Así que también me
sentía molesta con ellos, no podía más con Sam y Zack detrás de mí a cada
momento.
Le sonreí a Emily— ¿A qué hora debo estar en casa de
tío Edward?
- No
te preocupes, Paul vendrá por ti.
Nos despedimos y quedamos en que me arreglaría un
poco, no me gustaba que tío me viera demacrada en especial porque él era muy
bueno conmigo y se preocupaba siempre de mi y que mis padres no me molestaran.
En especial porque volvía a vestir mis camisas anchas y a andar sin maquillaje,
solo conservaba los jeans ajustado, los pantalones cortos y algunas calzas, que
también habían comenzado a desaparecer.
Al atardecer ya me sentía nerviosa, mis hermanos no
habían aparecido pero eso no era algo nuevo, que mi padre se hubiera encerrado
en su despacho y que el abuelo y la abuela hubieran informado que se sentían
indispuestos, era otra historia. Sabía que ocurría siempre por las mismas
fechas en agosto pero nunca recordaba cuando y si vamos al caso, tampoco sabía
porque hacían eso.
Cuando comenzaba agosto, el abuelo se marchaba a ver
sus hoteles en el extranjero en compañía de la abuela y papá comenzaba a
trabajar más. Siempre había asociado agosto con alguna crisis que influía en
los negocios de la familia pero hoy comenzaba a creer que era por algo más.
- Robin,
Paul te está llamando abajo. –Mamá me miraba con curiosidad desde la puerta
puesto que me había vestido con una blusa y unos pantalones cortos-- ¿Vas a
alguna parte?
Asentí incómoda—Emily me invitó a comer en casa de tío
Edward, ¿te molesta?
Mamá negó con firmeza—Por supuesto que no, ve y
diviértete. Sólo no vuelvas muy tarde y llama cuando salgas de casa de tu tío y
por favor cuídate mucho cariño.
Me encogí de hombros—Siempre lo hago, no te preocupes.
Me sentía algo incómoda con sus muestras de cariño, no
eran muy propios de ella. Bueno, no era propio que dirigiera ese cariño hacía
mí.
- Entonces
nos vemos. –Dijo mamá algo desanimada por mi respuesta, me sentía culpable pero
no podía hacer más.
Salí fuera de mi cuarto y corrí escaleras abajo para
encontrarme con Paul quien apenas me vio sonrió.
- Te
ves bien esta noche Robin, ahora vámonos porque mi suegro debe estarse
impacientando, eso sin decir claro que quiero correr a ver a mi pequeñito. No
te imaginas como de grande está Robin, unos días más y no lo vas a reconocer,
te lo prometo.
Sonreí complacida con su conversación—Siempre puedes
contar conmigo cuando ese pequeñín ya los tenga aburridos y quieran salir, seré
una buena niñera.
Paul asintió—Sólo si puedes lograr que su abuela se
separe de él.
Nos subimos al auto y llegamos en cuestión de minutos
a casa de tío Edward, no estaba muy lejos como para ir caminando pero era mucho
más seguro si hacíamos el trayecto en auto, según todo el mundo.
- Me
encanta venir a cada de tío Edward, aunque cuando lo hacía con Alex me sentía
como Hansel y Gretel.
Sentí una punzada de dolor en el pecho, extrañaba a
Alex. Mire a Paul pero él había asentido y mostrado una leve sonrisa, sentía
que él entendía que no era fácil para mi separarme de Alex.
- Sé
que debes sentirte sola pero no lo estás Robin y eso debes saberlo cariño.
- Lo
sé Paul, lo sé.
- Me
alegra oírlo de tus labios, ahora vamos a comer hay pavo al horno echo por mi
suegra con una receta rumana, no me preguntes a que se refiere con eso.
Sonreí—Es un pavo echo con un acompañamiento especial
Paul.
Entramos a la casa donde nos esperaban mis tíos y
Edward no muy feliz y Emily con Jean Pierre en brazos. Los salude a cada uno y
luego nos sentamos a la mesa, sentía un ambiente tan familiar al ver a tía
sirviendo la comida que pronto deje de lado el dolor de no estar con Alex y
pase a sentirme parte del hogar.
- Me
hace tan feliz verte Robin, sé que no es el mejor día pero siempre me agrada
celebrar esta fecha aunque sea solo conmemorativamente. –Lo mire sin saber que
decir por lo que él continuo—De seguro que el ambiente en casa no era de lo más
feliz.
- No,
no lo era. –Dije antes que tía reprochara a tío Edward—Papá estaba encerrado en
su despacho y los abuelos no quisieron bajar a cenar, tampoco los vi en todo el
día. Mañana se van de viaje a los hoteles en Italia.
Tía Sheney me sirvió un plato bien lleno de pavo con
salsa y puré antes de hablar—No debe ser fácil para ninguno de ellos…
Esperaba que tía Sheney siguiera hablando y así me
dijera que se trataba todo este ambiente sombrío pero no dijo nada más y siguió
sirviendo la cena al resto. Edward también miraba con curiosidad a su padre
pero parecía que él quería decir otra cosa cuando me miro a los ojos y me
sostuvo la mirada, al final negó con la cabeza y comenzó a cenar.
La cena transcurrió tranquilamente con bromas entre
Edward y Paul, y la conversación de Emily que se interrumpió cuando Jean Pierre
pensó que era el momento de cenar también par él. El resto seguimos cenando y
charlando, tía estaba interesada en mis estudios y tío estaba interesado en si
alguien me molestaba en el colegio para ponerlo en su sitio. Me divertí con
eso.
- No
me molesta nadie, en especial cuando Emily alejó a los matones de último año
con una patada de película. –Dije muy emocionada por el recuerdo de haberla
visto pateando idiotas sin siquiera despeinarse.
Tío me sonrió orgulloso—Mi hija es muy talentosa. Pero
creo que tú también deberías aprender artes marciales.
Mire a tío esperanzada— ¿Convencería a mis padres de
eso? Porque dicen que eso no es para las niñas. –Terminé algo amargada.
Tío me sonrió—Haré algo mejor, ¿por qué no te enseño
algunos movimientos de defensa personal? Pero si te interesan las artes
marciales, Paul podría enseñarte. ¿Qué cinturón eras hijo?
Paul se sonrojó un poco—Hace poco subí de nivel… –Me
miro complacido—Soy cinturón negro segundo Dan por lo que ahora ascendí a nivel
de instructor, así que si quieres que te enseñe sólo dilo.
Pegué un grito—Quiero, quiero, quiero.
Edward se rio—Creo que tienes a tu primera alumna.
Paul se rio maquiavélicamente—Si, pero tu mi amigo me
vas a ayudar a hacer a tu prima una guerrera.
Los mire emocionada a ambos—No saben lo feliz que soy.
- Quizás
después de la cena… –Dijo Paul pero tío comenzó a negar—Bueno será para otro
día.
- Es
mejor, no creo que a Sheney le agrade que después de la exquisita cena que nos
ha preparado ahora vengan ustedes y piensen en maneras de torturarse y
golpearse. Pero mañana después de las seis estamos todos desocupados, a esa
hora te esperamos. –Me dijo tío sonriendo complacidamente.
Asentí de inmediato, tenía al mejor de los tíos. Tía
Sheney sólo nos miraba sonriendo pero en ningún momento dijo que eso no era
para chicas, ella era muy comprensiva. Que pena que mamá no entendiera eso.
- A
las seis estaré aquí. –Mire a Paul—Pero no tengo “eso”.
Paul se dio cuenta que era eso—No te preocupes, ven
con ropa deportiva pero sobre todo ven con todo el ánimo de aprender, ¿Oui?
Asentí—Si, Paul.
Paul me sonrió y luego miro a tío inquisitivamente—No
nos ha dicho que edad tendría su hermana a esta época beau-perè (suegro).
Mire mi plato sin entender lo de “su hermana”, tía
Jess era dos años mayor que tío Edward y no se podía hablar en tiempo pasado de
ella, además su cumpleaños era en mayo.
Tío miró a Paul y asintió no muy satisfecho consigo
mismo—A veces me cuesta pensar en que mi hermanita tendría la edad para tener
una familia, hoy cumple treinta y cuatro años. En una semana más, serán diecinueve
años en que no está con nosotros.
Estaba bebiendo de mi vaso de jugo cuando escuché a
tío decir eso, comencé a toser a causa de la impresión.
- ¿Qué
te sucede Robin? ¿Estás bien? –Me preguntó tía preocupada.
Negué pero antes de hablar Edward me quitó la
palabra—Era lo que iba a decirles, Robin no tiene idea de quien es el
cumpleaños que estamos celebrando.
- Me
olvide mencionárselo antes de traerla. –Les dijo Emily—Pero no pensé que Robin
desconociera que teníamos otra tía además de tía Jess.
Me encogí de hombros—No sé de quien hablan.
- Nosotros…
–Comenzó tío Edward—Éramos cuatro hermanos, tu padre, Jessica, yo y nuestra
hermana pequeña Anabella, ella era… es menor que yo por cuatro años. Tenía un
serio problema de inadaptación, –Me sonrió—No le gustaban los vestidos con
vuelos, a menudo trepábamos árboles por diversión. Incluso desde pequeña
siempre la lleve conmigo a todas partes, papá me culpaba de ese ‘error’ en su
hija. –Me miró—Era como tú, siempre vestía con ropa holgada y olvidaba
peinarse, no sabía como ser una dama ni tampoco le interesaba que le enseñaran
a ser una.
>>Disfrutaba demasiado de su compañía como para decirle que fuera
como Jessica, no crítico a tu tía pero a veces me cuesta creer que seamos
hermanos de sangre.
- Yo
nunca diría que ustedes dos son hermanos. –Dije con total sinceridad.
Tío soltó una risotada—Si, cuesta creerlo. En especial
porque no tiene mi hermoso cabello rubio ni mis ojos azules.
Me reí junto a tía y a Edward, Emily solo ponía los
ojos en blanco junto a Paul.
- Como
decía; disfrutaba demasiado de mi compañera de aventuras que nunca me di cuenta
de lo importante que era en su vida. Un día cuando Anabella tenía catorce años
la deje sola en casa con la promesa que me iría por un corto período de tiempo.
Le estaba mintiendo pero ella me creyó, le costó un año darse cuenta de que no
volvería, sin mi para cuidar de ella tuvo que enfrentarse a la continua
búsqueda de perfección de mis padres y las constantes críticas de Jess. No es
que los señale con el dedo sino que no soy ciego, todos tuvimos culpa en la
desaparición de Anabella. A mi padre le gusta pensar que una semana después de
su quinceavo cumpleaños la secuestraron y nunca pidieron rescate…
- ¿Qué
piensas tú? –Le pregunte con timidez al ver que su mirada se perdía en la nada.
- Pienso
que ella deposito su confianza en alguien que no debía. Mi hermana era
demasiado tímida y de pronto mis padres la lanzaron a un mundo que desconocía;
fiestas y cocteles… Investigué hace algunos años y muchos dicen que tenía un
amigo no muy confiable pero cuando se lo dije a papá, sólo me respondió que
quería buscar una respuesta que no existía. –Me miró con tanto dolor que me
mantuve paralizada hasta que volvió a hablar—A todos les gusta pensar en que
ella no existió pero en esta fecha es cuando la culpa te carcome el alma. Si yo
hubiera estado con ella cuando me necesitaba te aseguro que nadie se hubiera
llevado a mi Anabella.
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