Me quede
helado de pies a cabeza.
La madre de
Zoey estaba en frente de Paul, que estaba sentado a un lado de la mesa de la
cocina tocándose el ojo inflamado y gruñendo levemente, con algo en las manos. –
Deja de jugar con eso y déjame colocarte esto en la cara. ¡Ya! O ese ojo va a empeorar y no
va a ser bonito. No quieres eso ¿o si?
Paul se alejo de la madre de
Zoey. Emily tomo el paquete y se lo coloco de un tirón en la cara a Paul, fue
divertido ver como se retorcía del dolor.
– Ni se te
ocurra quitártelo de encima. – Emily le dio una mirada sucia a Paul. Estaba más
que furiosa diría yo.
–
Mon Dieu, merci mille fois. – Mil
gracias. Paul
se coloco algo en la cara, casi me rió; era una bolsa de verduras congeladas. – ¿Hasta
cuándo tendré que usar esto?
– ¿Qué tal
hasta que la cordura te venga a la cabeza? – El padre de Zoey no se veía para
nada feliz. – O mejor, ¿hasta que me digas por qué había un paparazzi en mi
jardín?
– Cariño, es
un poco tarde. Deja eso para mañana. – Sentí a Zoey moverse a mi lado, cuando
la mire ella estaba concentrada con algo afuera en el patio.
El padre de
Zoey apenas y nos prestaba atención. – ¿Mañana? Si les doy tiempo no me vas a
dejar hacer nada.
– Cariño,
estamos agotados y no es bueno pensar ahora cuando estas tan enojado con todo
esto, es mejor que tengas la cabeza fría y despejada. – La madre de Zoey podía
ganar el premio a la tranquilidad, hablaba suave y lentamente como si le
hablara a un animal salvaje que necesitara escuchar algo tranquilizador.
– Quiero
respuestas ahora, no mañana. – De apoco se escuchaba que la tensión dejaba al
señor Stonel, pero aun necesitaría de más tiempo.
Me concentré
en Zoey que estaba seguía pendiente de cualquiera que fuera la cosa que estaba
a afuera. Le di un apretón a su mano para llamar su atención. – ¿Qué sucede? No
dejas de mirar fuera.
Zoey me miro
aprensiva. – ¿Era solo ese tipo que estaba en el jardín? O ¿hay más como él ahí
afuera? No sería bueno.
Mi mente ya
estaba funcionando, ese pensamiento no estaba del todo errado, antes de que
pasara algo más tome la cámara y la puse en infrarrojo. Apague la luz que daba
a la sala de estar donde hace tan poco habíamos estado divirtiéndonos. Me movía
hasta una ventana y corrí suavemente la cortina. Enfoque la cámara a través del
cristal y revise los lugares que se veían más oscuros, la luz de las farolas en
los arboles no me fue de mucha ayuda pero contaba con que el incidente con el
paparazzi alejara a los otros, si es que los había. Siempre había que estar
preparado después de todo eran como la mala hierba, arrancabas una y salían más
de la nada.
– ¿Ves algo?
– Me susurro Zoey, provocándome un escalofrío en la espalda. Me di la vuelta.
Me aclare la
garganta, de repente lo necesitaba. – No veo nada, de seguro solo había eso,
Paul siempre es cuidadoso. – Apague la cámara. – Volvamos.
Suspire
cuando la vi caminar de vuelta a la cocina. Sentía tantas ganas de atraerla
contra mí y mantenerla abrazarla y besarla. Si, la adrenalina me volvía loco y
ohh no… esas piernas en la mezcla; era fatal, muy mal para mí.
La seguí
obedientemente. Cuando entramos de nuevo a la cocina, Paul estaba tratando de
que Emily lo mirara pero no pasaba nada aun. Pase un brazo por la cintura de
Zoey en cuanto pude llegar hasta ella.
– ¿Dejaste
de buscar maleantes? – El padre de Zoey estaba aun que echaba chispas por los
ojos pero definitivamente más tranquilo que hace un momento. No se porque pero
asentí algo avergonzado. – Que bien, ahora dime. No, mejor explícame porque
estaba ese tipo en mi casa. Ahora. – La madre de Zoey le puso mala cara pero él
la ignoro. – No mañana, quiero hoy mis respuestas.
Mire a Paul,
él estaba negando sutilmente sin que nadie se diera cuenta de nada. Le mostré
la cámara con una leve inclinación de cabeza y él suspiró de alivio, fingiendo
como si el paquete de verduras estuviera aliviando el dolor que sentía,
probablemente también lo hacía pero más la cámara que estaba en mis manos con
la grabación del millón.
Mire a los
ojos al Señor Stonel, no quería que pensara nada de más. – Señor, decirle sobre
eso no depende de mí…
El Señor
Stonel se colocó a dos centímetros de mí. – ¿De quién depende?
Mire el
señor Stonel. Estaba por responder cuando Paul se me adelanto.
– ¿Podríamos
hablar en privado? Y así podría responderle a todas sus dudas. – Paul se
levanto cuidadosamente del asiento. Le entrego el paquete de verduras
congeladas a Emily que lo ignoraba aun, Paul hizo un nuevo intento para que lo
mirara pero no pasó nada de nuevo. – Por favor. – Emily agarró el paquete de
sus manos sin siquiera darle una mirada más. – Merci Chere.
– Estoy
agotada, ha sido el día más largo de mi vida y quiero irme a la cama. Adiós nos
vemos otro día. – Dijo Emily mirándome.
Con eso se
largo sin decir más. Mire a Paul que ya tenía puesta su mejor cara de póker, el
tipo era un fiel creyente del amor, por gente como él todavía era vigente la
creencia de que los hombres en Francia sabían del amor. Pobre. Lo entendía
bien, el sentirse ignorado. Y entendía mejor porque la cara de Póker.
– ¿Dónde
podemos hablar? – Pregunto Paul.
El Padre de
Zoey se alejo de mí y señalo hacía la puerta. – Vamos a mi estudio, es más privado.
– Odio ese
lugar. – Murmuro Zoey a mi lado. Le di una pequeña sonrisa cómplice, lo que
causo que se sonrojara, estaba más que dispuesto a apostar a que estaba
rememorando los mejores momentos en ese estudio.
Era adorable
de ver.
Paul se fue
de la cocina con el padre de Zoey y yo lo seguí. No antes de darle un beso en
la frente a Zoey. – Voy tras de mi chico, ve a dormir tu también. – Zoey me
piñizco el brazo. – Ouch, eso duelo Zo.
– Tu fuiste
el que puso el dedo en la yaga, no yo. – Le fruncí el ceño. – No tengo que ir
al instituto de nuevo hasta en otros cuantos días más. ¿Recuerdas?
Ohh. Abrí mi
boca pero era mejor callar. Al diablo. – Bien. Pero no era por eso… lo juró.
Zoey, ladeo
su cabeza mirando detrás de mí. Por curiosidad me voltee para ver a Ed detrás
de nosotros.
– La
película era buena. – Le sonreí y lo atraje para revolverle el cabello.
– ¡Oye!
Déjame en paz.
Le agarré la
cabeza y le susurre al oído. – Si, era buena y la chica de la llamada de seguro
más. – Edward se coloco rojísimo, igual a su hermana. – Voy a ver que tu padre
no mate a nuestro amigo. Quédate y cuida de tu hermana por mí.
– ¿Y qué hay
de mí? Yo estoy sola y desprotegida. – Mire a la madre de Zoey, parada aun lado
de su hija. Eran como dos gotas de agua.
Asentí hacía
ella. – Creo que su hijo la cuidaría no importando si se lo digo o no. – Cuando
me sonrió parecía que brillaba, era una mujer despampanante.
– Tienes
razón, ahora ve, mi marido tiende a despellejar gente cuando esta muy, muy
enojado.
Trague. Y
salí rápido a buscar a mi amigo.
Mire a mamá
enojada. – ¿Por qué le dijiste eso?
Mamá frunció
el ceño. – ¿Qué dije? No creo haber dicho nada fuera de lo normal, ni nada que
fuera mentira. Tu padre estaba muy enojado esta vez y si contamos que ha estado
enojándose durante este último tiempo bastante seguido... bueno hoy eso gana a
las anteriores veces.
Le fruncí el
ceño de vuelta. – No tenías que ser tan explicita con eso de despellejar. –
Moví mis manos por la impotencia al ver que no me entendía, a veces mamá tenía
esos lapsos en los que no le podías hacer entender algo. – Es como decir lo que
vendrá en la siguiente colección de invierno cuando recién estas en primavera.
– Ahh… lo
siento. – Dijo algo avergonzada.
– Exacto. –
Dije cruzándome de brazos. Solo así entendía algunas cosas. Increíble.
Edward me
jaló del brazo. Le tome la mano y me llevo con él escaleras arriba.
– Algo le
paso a Em. Estaba aturdida.
Lo mire
comprensivamente, yo también me preocupaba por Emily. – Sabes que ha ella nunca
le han gustado las peleas.
Sentí el
escalofrío que recorrió a Ed. – Aun recuerdo cuando era pequeño y esos niños se
pusieron a pelear en frente de nosotros…
Si, esa vez
había sido horrible. Los niños se pelearon aun lado de nosotros, casi me
golpearon, papá llegó justo a tiempo pero no fue suficiente para que Emily
dejara de llorar en toda la tarde. Las pesadillas que tuvo después de eso no
nos dejaron dormir a nadie en la casa, nunca le dijo a nadie sobre que trataban
sus pesadillas, solo sabíamos que eran horribles.
Por más que
lo intentaba no recordaba nada sobre algo que le hubiera pasado a Emily y que
pudiera dejarla tan traumada, aun hoy trataba de buscar algo en mi mente que
pudiera ayudarla a superar sus miedos. Papá había tratado de llevarla al
psicólogo pero no había sido buena idea, las pesadillas habían vuelto mucho
peores que las anteriores veces, como lo harían esta noche de seguro.
Toque la
puerta cuando llegamos a su cuarto.
– Pasen. –
Su voz estaba amortiguada por la almohada. Ella tenía esa manía de echarse
sobre su cama y taparse la cara con la almohada. De miedo.
– Vamos, –
Le dije a Edward.
– Bien. –
Asintió Edward. – No, espera, ya vuelvo.
Se fue corriendo
antes de que pudiera decir nada más.
– Vale,
déjame sola cobarde. – Murmure. Cuando abrí la puerta entre con mi mejor
sonrisa Colgate. – ¿Qué tal?
Emily me
miro a mí y detrás hacía la puerta. – Pensé que venías con compañía.
Moví mis
cejas juguetonamente, – ¿Qué compañía esperabas? ¿Eh? Ma petite.
Emily me
sonrió y me lanzo uno de sus peluches. – Tarada. Esperaba que fueras tú y
Edward, Dah. Tonta. – Volvió a abrazar su almohada.
Coloque mis
manos en el peluche. – Que mala eres, no tenías que tratar a un inocente así,
menos un inocente que es adorable y eso último lo digo por mí.
Emily me
sonrió de forma irónica. – Que graciosa te has vuelto, donde esta mi hermana la
antisocial y que vivía para su laptop.
Le sonreí
abiertamente y la golpee con el peluche. – ¿No puedo ser adorable y graciosa
con mi hermana mayor?
– No.
– No eres
para nada adorable, ni amable. Y eso no se ve nada bien en una señorita. – Dije
recordando las palabras de la abuela Mary, la madre de papá y también imitando
su tono de voz tan quisquilloso.
Emily se
rió, – No puedes burlarte de tus mayores. – Otra frase celebre de la abuela. –
Creo que no servimos para una vida decente, – Hizo comillas con las manos. –
Somos poco elegantes.
– Y
malcriadas, definitivamente malcriadas. – Me senté aun lado en su cama.
Emily me
abrazo fuertemente. – Estoy bien, sabes. No me voy a volver loca durante la
noche esta vez, ya soy mayor para esas cosas.
La mire por
el rabillo del ojo. Su tono de voz no concordaba con sus manos que estaban
moviéndose como si tuviera un tic nervioso. – ¿Estás segura de eso?
– Sip, – Sus
manos seguían moviéndose descontroladamente sin que ella se diera cuenta de
ello. – Estoy bien.
– Bien. – No
creía eso ni siquiera por un segundo. – Si tú lo dices ok.
– Sip. – Me
estaba comenzando a sentir nerviosa sobre eso.
– Ya llegué,
¿qué hacen? ¿Yo también puedo abrazar? – Edward se lanzó a la cama con
nosotras.
– Solo únete
hermanito. – Dijo Emily, los temblores en las manos estaban más tranquilos.
– ¿Por qué
demoraste tanto? – Le pregunte a Edward.
Edward me
dio un vistazo venía en pijama y traía otro en sus manos. El mío.
– Estaba
pensando que hace tiempo que no dormimos los tres en una cama y pensé que hoy
podíamos hacerlo. – Emily nos miro resentida. – Solo era una idea.
– No eres
nada sutil, tontito. – Emily se separo de nosotros. – Estaré bien, no los
necesito conmigo esta noche. Les prometo…
Tome una de
las manos de Emily. – Tus manos tiemblan sin que te des cuenta de ello, porque
no entiendes que solo queremos ayudarte, no importa que edad tengas o que
tengas miedo, nosotros nos quedaremos a hacerte compañía. Así que acéptalo.
Ed tomo la
otra mano de Emily. – Yo también suelo tener miedo y ya soy grande.
Emily y yo
nos miramos y nos reímos de él. Ed se enfurruño.
– Esta bien
Ed, tu también eres grande. – Suspiro. – No quiero tener pesadillas esta noche,
quédense conmigo.
– ¿Por
favor? – Dijo Edward tentativamente. Le di un codazo.
– Nos
quedamos con gusto. Para eso somos los hermanos ¿no? – Le sonreí con gusto.
– Los quiero
chicos. – Emily nos abrazo. – Aunque uno sea un nerd y la otra una loca
obsesiva con novio.
– ¡Eh! –
Dijimos al mismo tiempo Ed y yo.
– Eso no fue
lindo. – Refunfuñe.
– Lo sé, por
eso los quiero tanto, no me opacan para nada pero debo admitir que da un poco
de vergüenza traer gente a casa. Así que ahora compórtense más ¿si? – Emily se
escuchaba radiante cuando hablo.
Le di un codazo.
– No puedo creer…
Emily me
devolvió el codazo. – Tonta, es broma. Nunca me avergonzaría de ustedes, son
mis hermanos y los amo aunque no sean perfectos. – Se quedo callada un momento,
manteniéndonos a su lado aun con el abrazo. – Debo admitir que ni yo lo soy. No
les pediría que cambiaran por nada, solo para que lo sepan.
– Eso esta
mejor, mucho mejor. – Dijo Edward. – Ahora acostémonos ¿si?
Le quite mi
pijama de sus manos y corrí al baño de Em para cambiarme. El pijama que me
había traído Ed era el mismo que había llevado puesto cuando… me sonroje, aun
recordaba esa conversación telefónica con Heath.
Me coloque
bien mi pijama y me reuní con ellos. Emily pego un silbido.
– Que sexy
te vas a dormir nena. – Dijo Em haciendo gestos.
– Sigo
pensando que ese pijama tiene otra parte. – Edward refunfuñaba en medio de las
cobijas al lado de Emily.
Me puse las
manos en las caderas. – Este es todo el pijama Edward, es un Victoria Secret.
– Hecho para
seducir hombres y hacerlos caer directo en tu cama. Uuuuhh.
Enrojecí por
completo. – Mejor hazme un lugar ¿quieres?
Emily se
regodeaba con mi reacción. – Claro ven, nena. Una pregunta; ¿Quedaban más en el
sex shop?
Grite. –
¡Déjame en paz! – Me metí en la cama quitándole las cobijas de la mano. –
Envidiosa, solo porque a mi me queda mucho mejor de lo que te quedaría a ti.
– Ja, ja, Ódiame
pero yo tengo la razón. Eso no lo compraste en la tienda de siempre.
– Lo compre
en la misma tienda de siempre. – Murmure. No era mentira, me lo había comprado
en la tienda de lencería de siempre, solo que había sido un stock de una
semana.
Nos quedamos
callados un rato hasta que Emily rompió el silencio. – Tenemos una importante
decisión que hacer.
– ¿Cuál? –
Pregunto Ed al otro lado de Emily.
Emily se
tomo su tiempo para responder. – ¿Quién apagará la luz?
De nuevo
silencio.
– ¡Zoey!
Mire a los
dos que me miraban con sus mejores caras de perrito. ¡Malditos!
– Está bien.
– Me levante de un salto y fui a apagar la luz.
El botón
estaba a un lado de la puerta, casi muero del susto cuando alguien la golpeo.
Tuve que tomarme un tiempo para tranquilizarme antes de abrir la puerta.
Mientras Edward y Emily se reían de mi, parecía que hoy era el día de reírse de
Zoey. Ja - ja.
Refunfuñando
abrí la puerta. Me quede helada.
– Guau… –
Heath estaba parado en frente de mí sin hacer nada más. Moví mi mano en frente
de su cara pero solo hizo que mirara a mi escote. Moví mi mano más abajo.
Paul paso
aun lado de Heath, en cuanto se fijo en mí se cubrió la cara con sus manos. –
¡Mon Dieu! Lamentamos molestar si te estabas vistiendo.
La vena en
mi frente punzo. Casi podía escuchar las risas amortiguadas de Ed y Em. – ¡No
me estaba vistiendo! Este es mi pijama ¿ok?
Paul dejo
caer las manos y me miro con la boca abierta. – Nunca lo hubiera pensado de ti,
creí que Heath estaba corrompiendo…
Paul dejo de
hablar por el golpe que Heath le dio en la cabeza. – Cállate. ¿Nunca habías
visto un Victoria Secret?
– La verdad…
– Comenzó a decir Paul.
– No te
hagas. – Heath le dio un codazo y me agarró entre sus brazos, haciendo que el
pijama se me subiera hasta las caderas.
– ¡Heath!! –
Gritaron todos los demás.
– Quiero
besarte mucho. – Me beso hasta dejarme sin aliento. Bueno, la verdad hasta que
ese maldito de Paul comenzó a toser sin parar. Lo fulmine con la mirada.
– No creo
que aquí… – Comencé a decir.
– ¿Por qué
todavía están aquí? – Pregunto Emily desde su cama. – ¿No deberían irse a su
casa?
Paul puso
una cara de tristeza que hasta a mi me conmovió. – Emily, hablemos por favor.
Emily se
acostó cubriéndose hasta la cabeza con las cobijas. – Estoy cansada, quiero
dormir. Así que váyanse.
Paul hizo un
intento de entrar en la habitación. – Pero…
Heath coloco
una de sus manos en el hombro de Paul. – Déjalo, mañana temprano habla con
ella.
Paul asintió
pero se quedo parado mirando a Emily un buen rato, cuando Heath afirmo su
agarre en su hombro se retiró. Heath me abrazo firmemente entonces. – Nos vemos
mañana mi amor ¿bien?
Asentí y me
puse de puntitas para besarlo en los labios. Me beso en los labios y después me
beso en la cabeza. Se dio la vuelta y se fue.
– Buenas
noches entonces. – Cerré la puerta algo desilusionada con la despedida. – Yo
quería otro besito.
Emily
murmuro algo antes de hablar fuerte y claro. – Si se acercaba más aun a ti, de
seguro se corre.
– ¡Em!! –
Grito Edward, me cubrí la cara por su poca vergüenza. ¿En verdad era mi
hermana? Lo dudaba mucho.
– ¿Qué? ¿Tú
no viste como se la comía con la mirada? Pues yo si, lo vi con estos dos ojitos
– Se quito las cobijas de encima para mostrarme como se colocaba las manos en
los ojos.
– Que
dramática eres.
Golpeo la
cama a su lado, – Deja el show nudista y ven a dormir.
Apague la
luz y me metí entre las cobijas. Me acurruque contra Em.
– Estás
calentita Em.
Emily se
alejo de mí. – Y tu helada, así que muévete o te tiro de la cama. Aunque es más
probable que tú me tires de la cama a mí y a Ed, Dios, nunca he visto una
persona dormir tan mal como tu.
La ignore y
me acosté de nuevo en mi rincón. No era tan mal dormir.
Al poco rato
me dormí o era eso o me había desmayado, siempre me pasaba lo mismo cuando me
pasaba lo uno o lo otro.
Caminaba
descalza por una playa, la arena se metía por entre mis dedos cada vez que daba
un paso. El agua era tibia, no sabía donde estaba, pero el azul del agua me
cegaba cada vez que miraba hacia allá. Era un día brillante.
La suave
brisa hizo que mi cabello se alborotara, siempre comenzaba de esa forma. Como
si mi mente quisiera jugar conmigo, vi la figura de alguien al otro lado. La
figura se movía lejos de mí, me desesperaba el que se alejara. ¿Por qué se iba?
Yo quería que estuviera a mi lado.
Corrí detrás
de la figura pero se iba alejando. Esto no era parte de mi sueño, en esta parte
siempre se hacía de noche. La luna debía de aparecer por algún lado. Mire a
todos lados pero no había nada, todavía era de día. Que raro.
Corrí más
fuerte pero la ola que vino de un lado me golpeo inesperadamente las piernas
haciéndome caer al suelo, trague agua salada.
¿Por qué me dejaba
atrás?
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