¿Por qué
Paul se demoraba tanto?
Ya estaba
casi siete minutos esperando aquí afuera, menos mal no me había bajado del auto,
o estaría muerto de frío.
– Vamos Rata
apúrate, no quiero estar aquí donde la tentación por ver a Zoey es más grande
que el Pacífico.
Bien, dos
minutos más e iba a tocar la bocina o el Rata iba a tener que conseguirse otro
medio de transporte. No podía estar tanto tiempo aquí. Para esta hora ella ya habría
recibido al Big Grizz, y de seguro le gustaría. Su carita se iluminaría como la
vez que le regale el móvil de ositos, de seguro lo estrecharía contra su pecho…
Y la
tentación por estrecharla en mis brazos se ponía imposible con este último hilo
de pensamientos.
En fin había
adorado ese muñeco. Tan tonto como sonaba ese muñeco había sido mi mejor
compañía durante las noches en las que no podía dormir en el internado.
Demonios, hasta lo había compartido con Paul.
Los dos
habíamos sido el desecho de malos matrimonios, la diferencia era que su padre
iba a verlo más seguido de lo que él mío había hecho. Pero por la noche, ambos
habíamos estado en la misma situación. Solos, dos pequeños niños sin nadie que
nos acompañara en las noches oscuras. Y eso era lo peor de tener memoria
fotográfica, no podías olvidar esos detalles tan insignificantes, tu memoria no
te dejaba. No podía olvidar como los niños mayores nos atormentaban con historias
terribles sobre el internado. Historias de niños que murieron en ese lugar y
como el par de niños bobos que éramos terminábamos durmiendo juntos abrazados
de Big Grizz. Lo llamaba así porque papá había dicho que era un gran oso
grizzli y en ese tiempo yo le creía, para la edad en que había entrado en el
internado ese muñeco me había parecido inmenso, claro no ayudaba que hubiera
sido un enano.
El toque del
vidrio me asusto de muerte y sirvió para alejar a mi muy activa memoria en paz.
Mire por la ventana pero estaba empañada, por lo que abrí la puerta con
desconfianza, había mirado los suficientes filmes de terror como para saber que
en esta parte era en la que aparecía el asesino serial armado con su cuchillo
in filo listo para matar al joven idiota que le habría la puerta.
Pero también
podía ser Paul.
No era Paul.
– ¿Cómo
puedes abrir la puerta sin siquiera fijarte quién es? ¿Es que no ves películas
de terror? Jesús, deberías ser más responsable.
Mire con
recelo al señor Stonel, – ¿No hago nada bien, eh?
El señor
Stonel me sonrió, – No, para mi gusto no haces nada bien. Bueno a menos que te
alejes de mi niña, tal vez me retracte.
Le fruncí el
ceño. – Imposible, ¿Entonces que hace aquí? Porque no creo que haya sido para
recordarme que soy un estúpido rematado por abrir la puerta sin fijarme quien
rayos es el que me esta tocando la ventana.
Él miro por
la ventana empañada como si me estuviera ignorando, por un momento lo pensé
hasta que hablo lentamente, demasiado ensimismado. – Es que me recuerdas a
cierto chico idiota, haciendo rabietas contra su familia, sintiéndose mal por
todo ello. – Lo mire confundido. – Yo también tuve problemas cuando era joven,
tal vez no los mismos pero algo así o quizás peor.
Puse mis
manos en el volante, – ¿No le agrado porque me parezco a usted? – Eso no sonaba
muy bien para mí.
El señor
Stonel estaba jugando con el botón de la ventana, – En parte, pero lo básico es
que no me agradas por todo esto, – Agito sus manos, – De todas las formas
pierdo todo lo que he construido en mi vida, no sabes lo que es eso. Y lo más
terrible, pierdo a mi Princesita. – Me taladró con la mirada. – Y eso no lo
puedo permitir.
Apreté el
volante con fuerza, – ¿Entonces me odia por robarle a su hija o por qué usted
también fue un hijo privilegiado?
– Te
equivocas en lo último, a tu edad me habían desheredado y vagaba por las calles
trabajando en lo que podía, – Dijo como si nada, pero en cambio yo estaba
horrorizado, a mi edad eran pocos los trabajos bien remunerados que podía
encontrar. Ya lo había intentado una vez. – Trabaje y como ya debes imaginarte
esa hermosa mente de mi pequeño hijo salió de este lado de la familia. No es
que quiera alardear, ni nada, pero me gane una beca para la universidad gracias
a eso, con lo que ganaba a medio tiempo pude vivir. Pero al final para cumplir
mi sueño tuve que hacer un pacto con el diablo. Hasta el día de hoy me
arrepiento de haber echo eso.
Vi como
frunció el ceño, – Creo que alguien aun no ha superado sus problemas familiares.
Él me sonrió
de medio lado, – No, y el infierno se congelara antes de que arregle esos
problemas, ¿y tú que me dices?
– Mi padre
me mando a un internado en cuanto pude hablar y caminar, Louis me prefiere
lejos porque cuando estoy cerca de ella le recuerdo que mi padre tuvo una
amante de unos preciosos ojos verdes que hizo un mejor trabajo que ella, y mi
madre… no se nada de ella solo que me vendió. – Lo mire con una sonrisa falsa
en los labios. – Si estoy bien, mis problemas son lo de menos.
El señor
Stonel se quedo callado un momento. – Llámame intruso, pero yo había escuchado
otra versión de esa historia… – Me miro, – La última parte, en realidad no es
algo que haya escuchado hace mucho sino después que nos fuiste presentado en
aquella cena. Bueno, lo admito quería saber algo más de ti.
Él se volvió
a quedar callado. La curiosidad estaba aumentando en mí, ¿qué podía haber
escuchado él? – ¿Y qué fue? – Pregunte tratando de parecer desentendido del
tema, pero no logrando demasiado.
Me miro a
los ojos, – Escuche que tu madre te entrego porque no tenía donde caerse
muerta; tenía dieciséis años cuando te tuvo y su padre había muerto, no mucho
después de que naciste. Sé que parece parte de una telenovela barata, pero eso
es lo que me dijeron ciertos amigos, e incluso siempre sentí curiosidad de
porqué tu padre enviaba un cheque mensual a nombre de Margaret Simon desde la
empresa, y definitivamente ella es tu madre… – Me miro a los ojos. – Y anota
esto chico; siempre es devuelto de la misma dirección, nunca se lo ha quedado.
Margaret Simon…
era el nombre de mi madre al parecer. Pero el dinero que devolvía solo me decía
una cosa… ella era mucho peor, no me había abandonado por dinero sino porque
quería dejarme simplemente…
Pero quizás… me habló una voz dentro de mí prácticamente igual a
la de Zoey. Estoy colado, definitiva y absolutamente colado…
– Conozco
esa cara, y creo que deberías hablarlo con tu padre antes de asumir algo o
mejor ir con ella. Puedo darte su dirección, la anote pensando en dártela solo
para molestar a tu padre pero luego me arrepentí, hasta yo tengo mi limite a
veces. Pero insisto háblalo con tu padre antes que nada.
Bufe, – No
creo posible eso, con mucha suerte hoy me ha dicho que el compromiso puede ser
disuelto…
Una mano se
aferró a mi hombro, – ¿Qué dijiste? – La mirada que tenía el señor Stonel era
feroz. – Repítelo.
– Eso es lo
que me dijo, que yo tenía la oportunidad de romper el compromiso, pero se largo
antes de decirme como.
El señor
Stonel soltó una maldición, – Siempre hace eso, cree que es muy gracioso dejar
las cosas a medias. Como lo odio. En fin, ¿para que vas a hacer eso? Al final
tú ganas.
– No esta en
mí hacer ese tipo de cosas. Espero que me crea algún día. – Agregue.
El señor
Stonel puso sus manos sobre las mías y las despego del volante, no me había
dado cuenta de que mis nudillos ya estaban blancos por el apretón.
– Con cuatro
o cinco. – Dijo volviendo a acomodarse.
Lo mire en
blanco, – No entiendo…
– Cuando lo
entiendas házmelo saber, por ahora terminemos de hablar dentro ¿quieres? Mis
chicas pidieron pizza… ya sabes necesitamos hombres para eliminar todos los
restos que mis bebes no pueden eliminar, nos anotamos tres ¿te unes?
Le sonreí
tímidamente, – Me uno, creo.
El señor
Stonel estaba por bajarse. Cuando volvió a acomodarse, – Descuida no he
envenenado nada, ni lo haré. Pero como aviso; Si quieres vivir esta noche, nada
de besos y/o arrumacos. Quedas avisado, si veo algo raro, sales volando de mi
casa.
Me baje
detrás de él y cerré el auto con la alarma y corrí tras él. Me parecía tan
sorprendente todo esto que parecía un sueño, de seguro ya estaba por despertar
y el señor Stonel me cerraría la puerta en la cara y me diría idiota, pero no
ocurrió eso, él espero a que yo entrara en la puerta y fuimos a la sala.
Me detuve al
ver a Emily y a Paul hablando sentados uno al lado del otro, claro que tampoco
me perdí de la cara de enojo del señor Stonel. Su esposa se apresuro a ir hacia
él.
– No pongas
esa cara, íbamos a poner una de mis películas. – Esta vez el señor Stonel puso
cara de horror. – Va a ser una de mis películas favoritas Carolina moon de Nora
Roberts.
Él abrazo a
su esposa, – Cariño, no te has preguntado ¿por qué esas pelis no llegaron a la
pantalla grande?
Ella hizo un
mohín, – Quiero ver la peli.
– Cielo. –
El tono del señor Stonel era bajo. – No.
Ella le
sonrió dulcemente, – ¿Tu espalda está bien cariño?
Vi como el
señor Stonel fruncía el ceño, yo tampoco entendía el cambio de tema, – Si amor…
Ella le
sonrió con total inocencia. – Que bien, porque vas a dormir en el sofá esta
noche.
La cara del
señor Stonel cambio de inmediato. – ¿Dónde está tu película amor? Yo mismo la
pondré.
El señor
Stonel partió de inmediato a buscar la peli entre un cajón del estate donde
estaba la televisión.
La señora
Stonel me sonrió y vino a abrazarme, – Que bueno que estés aquí, demoraron un
poco me estaba preocupando por ustedes.
La mire
horrorizado, ¿Zoey sería igual? No podía ser así de mala conmigo…
Alto amigo,
¿a dónde vas? Se supone que las novias no son eternas. O bien podrías quedártela
si sigues el contrato…
Me sacudí internamente
antes de caer a la tentación y le ofrecí una sonrisa sincera. – Teníamos cosas
de las que hablar, solo eso.
Ella me
sonrió y me tomo de la mano, – Mi amor, las películas están en nuestro cuarto. –
Gritó y luego me encamino hacia el pasillo, – Ve arriba, tercera puerta, no te
vas a perder es la de color rosa.
La mire
confundido por su petición. – No puede estar pidiéndome eso, el señor Stonel me
va a matar si se entera.
– Si
hubieran entrado unos minutos antes, sabrías porque te lo pido y créeme que él
lo entendería también. Ahora, ve y salva a Betsy y a Vincent que están arriba.
Ve. – Con unos cuantos empujones seguí las indicaciones.
Encontrar la
puerta fue fácil. Igual de fácil que ver al tipo que estaba recostado al lado
de esta. Lo mire desde lejos, este debía ser Vincent, aun así no me agradaba la
idea de que él estuviera fuera de la puerta de mi chica.
Me acerque
lentamente, sondeando el camino. Este tipo no me daba buenas vibras, era la
clase de persona que no piensa dos veces lo que hace, mejor dicho le importa un
carajo lo que hace. ¿Cómo lo sabía? Su postura me decía lo suficiente.
Hable cuando
estuve lo suficientemente cerca, – Hola.
El tipo hizo
una seña con la cabeza, – Hola, ¿quién eres? Y más vale que me lo digas o no
pasas de aquí.
Le fruncí el
ceño, sino estaba mal se parecía mucho a ciertos guardaespaldas, y eso no me
gustaba nada, – Soy yo quien debería preguntar quién mierda eres, – El extraño
me frunció el ceño y se irguió en todo su tamaño. Le sonreí con ironía, – El
que esta parado afuera de la puerta de mi chica eres tú.
El extraño
se rió, – Ah ya veo, pero da la casualidad de que mi chica es la que comparte
la habitación con tu chica y ella me dijo que quería privacidad y eso es lo que
le voy a dar, ¿algún problema?
Ahora fui yo
quien rió, – Si.
El tipo se
me estaba acercando cuando la puerta se abrió.
– Zoey
perdón, pero estaba buscando el momento…
Zoey
apareció detrás de Vincent con Betsy detrás de ella. Ninguna parecía feliz y si
no estaba mal mi chica estaba en su límite. – Muévete de ahí Vincent.
Le sonreí al
tipo y extendí mi mano a Zoey, ella la tomo de inmediato y se abrazo a mí.
En otras
circunstancias, me habría reído de su carita de susto, ahora estaba seriamente
enojado, – ¿Qué haces…? Ah…
Le di un
beso en los labios, no me agradaba lo fríos que estaba, – Me invitaron a comer
pizza, vamos abajo.
Betsy se
acercó a nosotros en el momento que Zoey asintió, – Zo, por favor…
Hasta a mi
me entristeció el tono de voz de Betsy, – Después, ahora no quiero hablar
contigo y tú, – Dijo apuntando a Vincent, – Si me vuelves a encerrar, no voy a
responder por mis actos.
Le fruncí el
ceño a Vincent con odio, – ¿Se atrevió a qué…?
Zoey puso
una mano en mi pecho, – Déjalo, vamos abajo y me cuentas porque papá hablaba
contigo ¿si? Y sobre qué hablaron.
La abrace
fuerte, luego tome su mano y la lleve conmigo de vuelta a la sala. Fue ahí que
me di cuenta de que habíamos tenido espectadores.
El señor
Stonel se nos acercó, – ¿Qué esta pasando aquí? – Miro a Zoey y luego a Betsy.
Betsy se
sonrojo, – A Zoey no le cayo bien nuestra noticia.
Al lado de
mí sentí a Zoey gruñir, – No es que me cayera mal tu noticia, lo que detesto es
que no confiaras en mí. Vamos Heath.
Sin
necesitar más, camine con ella, no iba a ser yo la guinda de la torta en esta
fiesta. Solo me limite en el camino a enredar mis dedos con los suyos y en
cuanto nadie nos vio y abrace como si mi vida dependiera de un hilo.
Y las suaves
lágrimas fueron amortiguadas por mi pecho.
***
Era horrible
tener un flash back cuando no lo deseabas… simplemente te venía a la mente sin
pedirte permiso y sin poderlo evitar. Y por un simple movimiento.
Ahí estaba
parado en el mismo lugar de siempre. Mirando y esperando a que ella apareciera
fuera del camino de entrada de su casa.
Definitivamente
odiaba eso, esperar cada mañana.
– Hola Eddy.
– Me di la vuelta al escuchar su voz. Tenía los ojos rojos. De seguro había
estado viendo una película romántica. Wuack. Aunque era muy temprano para eso
¿qué sería ahora?
Le tendí un
pañuelo desechable. – Odio cuando moqueas.
Ella se puso
colorada. – Yo no moqueo. – Señaló pero aun así tomo mi pañuelo y se limpio la
nariz con cuidado.
Hace un
tiempo había comenzado a maquillarse, otra cosa que odiaba. De seguro no quería
que se le corriera el maquillaje.
– ¿Y está
vez por qué? – Hice mi pregunta con ligereza, hace tiempo me había dado cuanta
de que si le preguntaba a mi manera. O sea directamente. Después tendía a
evitarme durante días. Y eso no me gustaría.
Ella se puso
triste. – Papá dice que el abuelo no se siente muy bien y que puede que la
enfermedad le este ganando. Yo no quiero eso Ed. No quiero perder a mi
abuelito.
La mire como
su carita se ponía toda triste. – Ven. – Abrí mis brazos y ella se lanzó a
ellos. – No te acostumbres. – Dije moviendo mis brazos arriba y abajo ¿por qué
tenía que ser tan rematadamente suave? Y oler tan bien.
Shenny
asintió, pero ella no tenía idea de que no le estaba hablando a ella.
Simplemente, ella no tenía idea de que si me quedaba demasiado tiempo en sus
brazos ya no me podría ir de allí…
Mirando como
esos dos se iban juntos de la mano, me parecía ver a Shenny tomándome la mano
cuando necesitaba fuerzas, después de ese día se volvió una costumbre para
ambos, siempre que miraba nuestras manos juntas parecía que si retiraba mi mano
ella se perdería y yo con ella…
Sin ella yo
me hubiera perdido hace tiempo.
Me gire para
ver que podía hacer con Betsy y Vincent. Volví a echar un vistazo de nuevo a
Heath y a Zoey, tal vez no era mala idea de que ambos pasaran tiempo juntos.
Después de todo, mi princesita era una digna copia de mi Shenny.
***
No podía
creerlo.
Era una gran
noticia y no me la había contado, no había confiado en mí. Yo le había confiado
todos mis secretos ¿por qué ella no había echo lo mismo? ¿Por qué? Se supone
que éramos como hermanas…
Yo la
consideraba mi hermana ¿por qué no me lo había dicho? Claro, ella había alegado
en que estaba buscando el momento adecuado y que no quería contármelo por medio
de la webcam. En el fondo la entendía… pero de igual forma dolía, dolía mucho.
Me aferre a
Heath, quien me estaba acariciando la espalda con mucho cariño.
– ¿Me vas a
contar de qué va todo esto? – La voz de Heath sonaba tranquila y apaciguadora,
y hacia que me sintiera segura, mucho más segura entremedio de sus brazos.
Lo mire y
asentí, – Betsys esta embarazada.
Heath alzo
una ceja y si lo conocía un poco mejor, eso quería decir que estaba
sorprendido. – Okay, ella tiene tu edad ¿no? – Asentí. Frunció el ceño. – Bien
que diablos, n voy a ser yo quien los juzgue. – Me apretó más en su abrazo. –
¿Y estás molesta porque no te lo dijo antes?
Asentí
apesadumbrada. – Se supone que somos como hermanas, creí que… no pensaba que me
enteraría de algo así cuando se entera todo el mundo, solo pienso de que ella
debió haber confiado en mí antes, haberme dicho lo que le pasaba ¿por qué no me
lo dijo antes? ¿Ya no confía en mí?
Heath me
acaricio el rostro. Me deje llevar por su toque, todo parecía tan mágico cuando
él estaba a mi alrededor. Todo parecía tranquilizarse, hasta yo. – A veces esa
clase de noticias necesitan de bastante valor para decírselo a la gente y más a
la gente que te importa. No lo tomes a mal mi amor, ella de seguro lo paso
fatal por no saber como contarte lo que le pasaba. Solo tienes que relajarte y
conversar tranquilamente con Betsy, ella lo esta asando fatal.
– Yo también
lo estoy pasando mal. – Hasta yo desprecie mi tono de niña mimada. Heath me
abrazo y comenzamos a movernos a un ritmo imaginario.
– Si, pero
debes pensar que ya no puedes hacerle la ley del hielo, eso sería malo, y sería
terrible que le hicieras pasar por eso cuando esta embarazada. A las
embarazadas hay que mimarlas no maltratarlas.
Lo mire
asustada, – No creerás en eso, ¿cierto? No era mi intención que eso… no, te
prometo que voy a ir a hablar con ella.
Heath me
sonrió con aprobación, – ¿Y vas a arreglar todo?
Asentí,
ahora estaba comenzando a sentirme mal. ¿Y si le causaba problemas a Betsy? Esa
no era mi intención, después de todo ella estaba esperando a mi sobrino o
sobrina.
– Si, voy a
arreglarlo todo. – No podía enojarme tanto con Betsy, y era muy probable que
Heath tuviera razón, si yo estuviera en su lugar también me sería difícil
contárselo a alguien.
Estaba por
moverme cuando Heath me abrazo aun más fuerte.
Lo mire y
sus ojos estaban mirando más debajo de mi rostro. Me sonroje, sabía lo que
estaba mirando, la blusa se me había abierto. – Sabes me he sentido un poco
abandonado este último tiempo. ¿Me mimas?
Le sonreí
pícaramente, sabía que le encantaba eso. Puse mis manos en su cuello y lo
acerque a mi estaba por besarlo cuando me detuvo.
– Vamos a un
lugar más privado.
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