Mire a mamá anonadada,
nunca la había visto molesta por nada y menos gritándole a alguien.
Mamá apunto en
dirección al abuelo y a papá– Vamos a tener nuestra propia casa, va a ser cerca
de aquí, incluso pensaba en la casa de campo que tiene pasando el jardín en
dirección a los terrenos de mis padres. –Movió la mano en círculos– Pero ahora…
El abuelo sonrió– Se
me había olvidado esa casa, la mandaré a arreglar para ustedes ahora mismo.
–Yo no soy molesta.
–Le dijo con resentimiento tía.
Mamá le sonrió sin un
ápice de alegría– Lo eres.
–¡Zackary! –Tío le
sonrió con disculpa– Eres imposible.
–¿No hay nada para mí?
–Le dijo papá.
Mamá le frunció el
ceño– Si, cállate y déjame hablar a mí ahora.
Papá le sonrió y se
sentó a la mesa– Como gustes cariño.
–¡¿Qué esta pasando
aquí?! –Todo el mundo se quedo mirándome– No entiendo nada, quiero una
explicación.
Mamá y papá se miraron
hasta que mamá ganó el duelo de miradas.
–Verás… –Dijo papá– Es
mejor que lo hablemos en privado, ¿quieres? –Lo mire con duda– Solo será un
momento.
Suspiré– Esta bien, te
sigo. –Aferre mi bolso y espere a que papá saliera del comedor.
Los pasos en el
pasillo sonaban anormalmente fuertes, tal vez era mi imaginación pero el
pasillo que parecía no tener fin y eso comenzaba a molestarme, quería saber que
estaba pasando.
–Vamos al jardín. –Me
indico con una mano un pasillo aledaño y al poco rato salimos al exterior.
Me senté en la primera
banca que encontré procurando dejar el bolso a mis pies. Papá se sentó también,
colocándose a mi lado.
–Nunca me agrado esta
casa, pero admito que los jardines siempre me atrajeron.
Lo mire algo sorprendida–
La casa es hermosísima.
Papá tomo una postura
de cansancio, colocando sus codos sobre sus rodillas. Por un momento creí que
se iba a quedar callado pero me equivoque.
–No voy a negar que
esta casa es hermosa pero nunca me agrado, ni a mi ni a Anabella.
Trate de ocultar mi
sorpresa. Él nunca, nunca hablaba de su hermana menor. Bueno, la verdad era que
nadie hablaba de ella, casi parecía como si nunca hubiera existido. Trate de
recordar si alguien la había mencionado, pero no llegue a ningún recuerdo.
Hasta donde sabía ella
era menor que papá por tres años, pero no sabía que le había pasado y apenas y
había escuchado de ella. Y hubiera seguido de esa forma sino es gracias a mi
curiosidad que me llevo hasta el armario de papá, donde encontré un viejo álbum
hace diez años.
Cuando se lo había
mostrado a mamá, ella se había puesto a llorar y después de un rato me dijo
quien era ella pero no me había dicho que había pasado con ella.
–Siempre jugábamos por
el jardín. –Sonrió con tristeza– Robin me recuerda mucho a ella, ninguna se
adaptaba bien a la ropa de chica y ha ser educada como una señorita. Mi Annie
no era de esas y me gustaba enseñarle a pelear y a jugar cosas de chicos… mi
padre me odiaba cada vez que lo hacía.
Lo mire de reojo,
sintiéndome un poco preocupada– ¿Ella hace cuanto murió?
Papá me miro
sorprendido– Ella no ha muerto, desapareció o la raptaron, en fin solo… nunca
supimos que fue de ella. Solo eso. No esta muerta.
–Papi. –Dije con
lástima por él, su hermana probablemente había muerto hace mucho tiempo atrás–
¿Por qué me cuentas todo esto?
Papá me abrazo– Porque
no voy a dejarte más tiempo sola. A ella la deje sola cuando me necesito. No
voy a hacer eso contigo más. Y además, es hora de superar las viejas heridas y
tratar de llevarme mejor con el viejo.
Me reí un poco de esa
última frase– Eso me suena a mamá.
–Probablemente porque
fueron sus palabras, pero son mis pensamientos. Recuérdalo.
–Eso es algo confuso.
Papá me sonrió– Así es
la vida.
Mire mis pies aun algo
confundida– ¿En verdad decidieron venir así como así?
–La verdad es que ya
no puedo huir, y nunca debí aceptar que cargaras con mis responsabilidades.
–Una mano cayó en mi cabeza– El viejo junto a Zackary lo tienen todo bajo
control excepto una cosa.
Lo mire sorprendida
por su sonrisa de predador– ¿Qué les hace falta?
–Un abogado capaz y
competente que pueda sacarlos de aprietos y de poner contra la pared a los
competidores, además de llevar los términos legales de la empresa. –Dijo de un
tiro– O sea, yo.
–No puede ser…
Busque en su cara algo
que me dijera que estaba bromeando pero estaba hablando muy en serio, lo cual
me aterró porque él nunca había aceptado nada del abuelo.
–Ya se lo dijiste al
abuelo, ¿no?
Su mano me revolvió el
cabello– Claro, por eso peleábamos en un principio, el muy necio cree que puede
seguir manejando todo como quiera, y ahí es donde se equivoca.
Mire mis manos porque
ya no sabía donde más fijar mi mirada– Eso quiere decir que estoy fuera del
todo, no tengo cabida en ninguna parte…
–Te equivocas, tu eres
de los mas capacitados para manejar un hotel y eso lo sabe tu abuelo.
Estudiaste leyes un tiempo y estudias hotelería, sabes como manejarte. Pero
ahora quiero que te concentres en tu embarazo y en estudiar, nada más. Deja la
empresa en nuestras manos y no te preocupes que tu lugar te lo he asegurado
hace bastante tiempo.
Cada vez entendía
menos, hoy no era mi día– ¿Mi lugar?
–Si, tu lugar. Sabes
que la cadena de hoteles se dividirá cuando papá muera ¿no? Pues bueno así será,
y un hotel me corresponde por lo que también es de mis hijos. –Me sonrió– Te
necesito lista para administrarlo cuando eso pase. Ten en cuenta que no será en
un futuro cercano por eso tomate tu tiempo en aprender el negocio, yo sé que es
duro pero haz tu mejor esfuerzo en ello.
Sentí como si un peso
se levantara de mis hombros, un peso del que no era consciente que llevaba. Le
sonreí a papá más animada de lo que estaba antes.
–Y que pasa con
Edward, ¿cuándo va a llegar?
Papá suspiró– Ese niño
esta entrando en una etapa algo difícil, vendrá a final de año a “vacacionar”
aquí. –Papá hizo las comillas con las manos– Ese mocoso… no puedo quejarme
porque se parece demasiado a mí.
Suspire aliviada, y
comencé a mirar el día con nuevos ojos, con la compañía de mis padres quizás...
–Oye, traje algo para
mi nieto pero esta en mi cuarto. –Cuando lo vi dudar sentí algo de miedo, ¿qué
había traído?– No es nada malo, solo algo para decorar.
Me alegre de pronto,
al parecer el abuelo de mi pequeñín estaba haciendo algo bueno. Le sonreí
encantada en respuesta.
–Jean Pierre te lo
agradece.
Papá se levanto de
golpe jalándome a mi con él– Entonces ven a verlo.
–No puede ser… –Me
quede atónita cuando vi… eso– ¿Crees que algún día Jean Pierre alcance el porte
de ese oso? ¿Cómo rayos lo trajiste en avión?
Papá puso una cara de
desconcierto– ¿Qué tiene? No es nada, y le compré otro a Heather, y por si te
interesa a Zoey no le molesto para nada el oso.
Claro, como si la
fanática de los osos se fuera a quejar por tener un oso de felpa a tamaño real,
de seguro era el sueño de Zoey tener uno.
–Papá, Jean Pierre es
niño. No creo que hayas hecho bien comprando este… osito.
Papá me señalo una
cintita en el cuello del oso– Ves, es azul. Es para niños.
Genial, no tenía aun
un cuarto para bebés pero ahora tenía un oso que la llenaría de inmediato si la
tuviera. Aunque debía admitirlo, corrí a abrazarlo.
–¡Es enorme!
No puede perderme la
postura de satisfacción de papá, como si hubiera logrado una gran hazaña– Que
bien, entonces te encantara el auto.
Me congele donde
estaba– ¿Qué auto?
–Bueno, los autos. Le
compre una cama cuando veníamos hacia acá y unos autos de peluche. Te van a
encantar.
Mire al cielo.
¿Por qué exageras todo
lo que pido? ¡Dios!
–¿Quieres bajar?
Lo mire con
desesperación– ¿Vas a ser igual que el abuelo cierto?
–No me compares con
ese viejo. –Me tomo del brazo y salimos de su cuarto– Tu madre también trajo
algunos regalos, no te asustes, son para ti.
Forcé una sonrisa–
Genial.
Ese fue el comienzo de
un día de regalos.
Emily había salido
junto a su padre y no habían vuelto, así que me obligue a comer y a tratar de
pensar en otra cosa que no fuera Adrian hablando con Alex por enésima vez. Pero
mi mente siempre volvía a ese tema, ¿por qué hablaban tanto? Me inquietaba
pensar en esas conversaciones.
Salí del comedor
disculpándome con la familia y camine hacia mi cuarto, no camine demasiado
cuando llegué a la entrada de mi cuarto pero los gritos que escuche me
detuvieron y me hicieron seguirlos.
–¡No me voy a ir!
–¡Te vas de aquí
conmigo por las buenas o las malas!
–¡¿Por qué no
entiendes?!
–¡¿Entender qué?! ¿Qué
te enamoraste de una mocosa mimada y no quieres irte por eso?
–¡Quiero estar con
Robin!
–Ya no sé cuantas
veces has dicho eso y desde ya te digo que me molesta cuando lo dices. Estas
poniendo a esa mocosa antes que a tu familia, comprendo que aun es reciente la
muerte de nuestra pequeñita pero debes volver a casa, mamá te extraña y aunque
papá no lo diga; él también te echa de menos.
Me quede escuchando
tras la puerta con miedo de la respuesta de Alex.
–Aun… no.
–¿Cuándo?
–Le dije a papá que
volvería cuando terminara el semestre y tío accedió a tenerme con él hasta ese
momento.
–Estas haciendo sufrir
a nuestros padres, murió Elena y ahora tu estas lejos de la familia y ni
siquiera llamas.
–No quería molestar a
mamá llamándola a cada momento.
–Hazlo. –La puerta se
abrió de pronto pillándome por sorpresa– Mira quien esta aquí, tú linda y
entrometida novia.
–No la molestes
Adrian. –Corrí hasta Alex, quien no se veía nada feliz.
Adrian me miro
enojado– Me voy, sino vuelves a final de semestre vendré por ti y no seré
agradable. Y más te vale llamar a casa. –Dijo antes de salir.
–Lo siento. –Dije
contra su cuello– Escuche gritos y…
Alex me abrazo– No
digas más, solo quedémonos así, juntos.
Lo abracé fuerte y me
quede muy quieta mientras él me acariciaba la espalda.
–Lamento lo de mi
hermano y que tuvieras que escuchar, me ha estado intentando convencer de
volver a casa pero… no quiero, aun no.
Tragué el nudo que
tenía en la garganta, tenía que decirle algo que lo alentara. Una parte de mi
decía que debía decirle que aguantara, que todo estaría bien pero la otra
parte...
Tome su cara entre mis
manos– Debes volver a casa.
Alex se descompuso
frente a mis ojos– Tú no…
Una lágrima se me
escapo y antes que pudiera borrarla Alex la tomo en su dedo– No hagas esas
cosas, debes volver. Tus padres te extrañan y te necesitan.
Alex puso su rostro
frente a mí y me beso suavemente al principio y después con desesperación.
–No.
Me quede algo
desorientada– No seas egoísta y piensa en los demás.
Alex volvió a
abrazarme– Voy a ser egoísta con todo lo que respecta a ti, porque espere
demasiado para tenerte.
–Alex, nos conocemos
desde hace unas semanas. Es… –Me obligué a decir las palabras– Nada, no es
nada.
Alex se alejo de mí un poco
para mirarme– Tú no me conocías antes de venir aquí pero yo si te conocía a ti,
hace un par de años te vi en una fiesta.