lunes, 31 de diciembre de 2012
AÑO NUEVO
A todos los que se dejan caer por aquí, les deseo un feliz año y que este traiga felicidad y prosperidad a cada uno^^ un abrazo gigante de mi parte.
martes, 18 de diciembre de 2012
Yo
Nunca me sentí mas sola en el mundo, hasta el día en que me pare en el escenario de mi propio ser y trate de presentar una actuación ante caras desconocidas y de las que no me importaba idea alguna.
lunes, 3 de diciembre de 2012
No Wait!: Capitulo XXXII
–Primero,
solucionaremos tu problema.
Me levante de golpe–
Mon dieu Heath, me tomara meses antes de lograr sacarme de encima esa… esa… esa
víbora.
Heath se levanto
lentamente– Vamos a hablar con ese tipo, siempre puedo poner en marcha el plan
B.
–¿Qué estas diciendo?
¿No hablaste con el abogado?
La cara de Heath no se
veía muy expresiva– Me molesta ese tipo, tiene algo que me desagrada y yo no le
agrado tampoco pero nos tratamos. En esta ocasión, cuando supo que no era nada
de trabajo por lo que quería hablar con él, no me quiso atender. Lo siento.
Me sentí desfallecer–
Demonios.
Heath se paso la mano
por el pelo– Pero siempre puedo acudir al plan B como te dije, vamos a hacerle
escucharnos.
–¿Y qué vamos a hacer?
Heath se movió hasta
su escritorio y tomó el teléfono– Llamar a la caballería. ¿Amaya puede venir un
momento? Bien, gracias.
–¿Viene la caballería?
–Pregunte interesado.
Heath me sonrió– Ese
tipo no va a resistirse, créeme cuando te lo digo.
Asentí– Más te vale
que sea así, no quiero buscar por todas partes a alguien en quien confiar. A
propósito, ¿por qué no puede ayudarme tu padre?
–Porque esta molesto
contigo por dejar a Emily. –Lo mire sin dar crédito– Y porque no es su campo;
no le agrada el drama de parejas separándose, como a mi suegro tampoco le
agrada, hace varios años unieron a este tipo especialista en separaciones, es
un cínico pero sabe lo que hace.
–¿Cuál es el campo de
tu padre? –Pregunte interesado ya que siempre había creído que los abogados
hacían de todo, ahora veía que tenían ciertos campos.
Heath se encogió de
hombros– Le gustan más las negociaciones de empresas, asesorar a empresarios y
separaciones de acciones. Lo fácil según mi suegro. A quién por cierto, le
gustan los casos en que debe sacar a gente de prisión y en especial si el caso
es difícil. –O sea que era corrupto, comenzaba a darme miedo. Y por lo visto se
notaba en mi mirada lo que pensaba– No me veas así, no saca a cualquiera que
pague sus servicios, sino por los que vale la pena.
Me alegraba que mi
primera impresión que tenía de él fuera la correcta. Pues por las pocas veces
que había visto a Edward Stonel padre, podía decir que era una persona en la
que se podía confiar y que protegería a cualquiera que estuviera entre sus
personas preciadas. Podía entender porque se había ido a Rumania a cuidar de su
hija embarazada.
–Lo creo.
Ambos giramos cuando
escuchamos el ruido de la puerta al ser abierta, cuando se abrió de par en par
apareció una mujer latina, lo decía porque su color de piel era moreno y su
cabello oscuro, pero tenía algo extraño; unos ojos de un café claro
impresionante. Era hermosísima.
–Amaya gracias por
venir, le presento a mi mejor amigo Paul. –La voz de Heath sonaba muy
respetuosa al dirigirse a esta mujer.
La mujer me sonrió– El
francés. –Enarqué una ceja– Era yo la del teléfono, trabajo como asistente para
el señor Stonel pero desde que se fue a Rumania soy la secretaria del joven
Tanner, un gusto conocerte.
–El placer es todo
mío. –Mire a Heath enarcando una ceja, ¿joven Tanner?
Amaya nos miro a ambos
interesada– ¿Cuál sería el favor que necesitan? No hago tours turísticos, se los
advierto desde ya.
La risa de Heath me saco
de lugar– Él conoce bien el lugar, y no es para un tour. Verás, hay cierto
idiota de divorcios que no quiere hablar con nosotros y aquí hay otro idiota
que lo necesita, y tu mi querida secretaria…
Amaya se puso seria y
levanto las manos– No mijo no me vengas con esas, no voy a entrar a la cueva
del león. Ni por ti, ni por…
Coloqué una expresión
triste en mi rostro– Amaya, es que cometí el peor error de mi vida, me deje
timar por una mujer malvada y una familia que creí que me amaba por sobre todas
las cosas, y que resulto no ser así. Me case y ahora no sé que hacer. Solo
quiero ir a buscar a la mujer que en verdad amo y casarme con ella, y si tengo
suerte… –Dije meditabundo– Seré parte de la vida de mi hijo, con suerte…
Sentí un gemido– Ya
párate ahí, que las lágrimas se me van a salir, padre mío que triste vida has
llevao’.
Heath me dio un codazo
disimulado– ¿Puedes ayudarnos Amaya? Por favor, no creo pedir demasiado.
Necesitamos un momento con ese tipo.
–¿Un momento? Y en que
lío te has metido que no puede ser otro abogado de divorcios, te puedo
contactar con algún amigo del señor Stonel…
Mire a Heath y entre
mí me dije que al demonio– Mi padre es un senador en Francia y mi suegro es un
magnate oscuro y ambicioso, ambos se han aliado para parar cualquier indicio de
divorcio, sino puedo encontrar alguien confiable aquí… ¿ese amigo del señor
Stonel es de confianza?
–Hay que admitir que
el idio… Luke sabe hacer su trabajo y nunca se ha dejado chantajear… –Amaya se
quedo pensando un momento y después se relajo de inmediato– Heath, más te vale
que me subas el sueldo por lo que voy a hacer, pero te lo advierto; se me
vuelve a insinuar, y te juro por la virgen que lo mato.
Me apresure a tomar
sus manos– Gracias Amaya, no sé como recompensarte.
Amaya se desembarazo
de nosotros con un movimiento de manos– Descuida que yo sé.
No me di cuenta que
contenía la respiración hasta que Amaya salió de la oficina, pero al ver que
Heath hacía lo mismo supe que esto pudo haber salido de otra forma.
–Creo que le llegó esa
parte, lo de ser parte de la vida de tu hijo y quizás lo último también.
–¿Crees que se hubiera
negado? –Le pregunte con miedo.
Heath asintió– La
verdad, no pensé que aceptara. Quizá con un par de días de ruego si pero antes
no, me sorprendió muchísimo que aceptara con cinco minutos de ruego y una
carita triste. Y lograste que le saliera algo de acento, eso no pasa nunca.
Recordé la mirada de
la mujer– Esos ojos… me parecieron familiares, ¿la conocí antes en alguna
parte?
Heath me dio una
sonrisa de cómplice– Mi amigo, no es de extrañar que recuerdes esos ojos porque
su hija también los tiene, –Me dijo como si fuera muy obvio– Ella es la suegra
de nuestro pequeño Edward.
–¡¿Qué?! –Grité–
¿Estás loco? Esa mujer, con esa cintura… –Le di un golpe en la cabeza– ¿Es la
madre de Kate?
–Si, es la madre de
Kate.
Me senté en el sofá de
nuevo– Guau.
–Hace dos años que
trabaja para mi suegro, es muy trabajadora pero siempre había tenido que
esforzarse demás para ganar un sueldo decente, dejando siempre a Kate sola por muchas
horas. Su vida cambió cuando la despidieron del lugar en el que trabajaba, paso
algo de tiempo y al no encontrar trabajo mi suegro pensó en que bien podía
tener una secretaria, no paso mucho antes de hacerla asistente y créeme que si
mi suegro decide mudarse definitivamente a Rumania se la va a llevar con él, se
ha vuelto indispensable. Tiene buena memoria, es puntual y sabe todo lo que su
jefe necesita que sepa.
Lo señale con el dedo–
Estas apuntando demasiadas características a Amaya.
–Se lo merece, pero
también tiene un genio de temer y cuando algo es no, es no. –Se encogió de
hombros– Y este genio siempre sale cuando esta cerca Luke, el abogado de
divorcios. –Terminó mirándome.
–¿Ese Luke corre
peligro?
Otro encogimiento de
hombros– Ya no es nuestro problema.
–Heath… es nuestro
problema.
La mirada que me dio
me lo dijo todo– Paul, ya no es nuestro problema, y el tipo esta colado por
ella no le va a hacer nada malo. Lo máximo que puede pasar es que, Amaya le
lance algunas carpetas, él ya aprendió de la última vez que intentó robarle un
beso que no debe tener objetos pesados en su oficina, y menos cosas corto
punzantes.
–En verdad odias al
tipo.
–Claro que no. –Su
sonrisa no mostraba felicidad alguna.
Bien… por lo menos lo
detestaba, eso se notaba– Ahora nos toca esperar por un rato, ¿no?
–Exacto. –Se acercó a
un rincón de su oficina– ¿Café?
Asentí– Tu sabes que
si.
Me sirvió una taza y
antes de dármela me lanzó la pregunta del millón– Y ¿por qué dijo que era la
del teléfono?
Lo mire con
culpabilidad– Odio tu memoria fotográfica.
Me sonrió brevemente– Yo
no, dime.
–Sentí un momento
ganas de escapar, pero ahora que veo luz me quedo. –Tome la taza con cuidado– Y
quiero ver a Edward antes de marcharme a algún lugar, hace tiempo que no lo
veo.
Heath se acomodo de
nuevo en el sofá– Nuestro enano ha crecido tanto.
***
–¡Achu!!
–¿Te sucede algo?
Kate me miraba
preocupada, le di un breve golpecito a la mano que ya se estaba yendo a mi
frente. Ella siempre era así de dulce.
–No es nada, de seguro
alguien esta hablando mal de mí. –Me reí.
Kate se levanto de un
salto del suelo– Entonces vamos a correr, ya viene siendo nuestro turno.
Mire hacia todos
lados. Estábamos en clase de Educación Física y no tenía ánimos de correr para
nada, la verdad prefería estar jugando con mi consola portátil.
–¿No puedo ir después?
–Puse carita triste.
Kate me jalo la oreja–
No, vamos a correr y deja esa cosa.
–Bien, vamos a correr
pero antes quiero un beso.
Vi como la cara de
Kate se tornó roja de a poco hasta quedar de un rojo brillante, era mi
oportunidad. Me levante de un salto y le di un beso en la boca mientras la
mantenía abrazada. Cuando nos separamos estaba aun más roja que antes.
–Ahora si vamos. –Le
dije encantado.
Me tomó de la mano–
Vamos y recuerda que mamá te quiere ver hoy en cas, dice que ya no te ve mucho.
La jale hacia mis
brazos– Adoro a mi suegra. –Y la volví a besar.
***
–Quien me manda a
apiadarme de mocosos idiotas que se casan y luego no saben que hacer con ello,
idiota de mí por ser tan sentimental.
Me arreglé el cabello
y me arreglé la ropa; Llevaba la blusa bien cerrada, la camisola iba bien
puesta por lo que no dejaba traslucir nada y la falda estaba igual de bien
puesta cubriendo hasta mis rodillas, las pantis sin ninguna falla. Después de
esa exhaustiva revisión entre a la oficina de ese energúmeno. Ya ni siquiera me
molestaba en llamar a la puerta antes de entrar.
–¿Por qué rayos no
quieres atender a Heath? –Dije al abrir la puerta.
Luke se veía
claramente sorprendido, debo admitir que también me sorprendí al verlo con la
barba de varios días y un escritorio lleno de papeles, ya era bastante que el
librero se hubiera llenado hace un par de años de libros y que comenzara a
dejarlos en el suelo.
¿No tenía casa este
hombre?
Camine hasta él no sin
antes tropezar con un libro en el suelo– ¡Demonios! Ordena esto de una vez.
–Siempre quejándote mi
amor, pero te lo perdono si me das un beso. –Me dijo mientras iba hasta mí a
recoger el libro del suelo.
Le di un golpe en la
cabeza– Vete a la…
–¡Uy! El vocabulario.
–Se rio en mi cara de mí– Tienes una hija de ¿doce? Debes ser un ejemplo.
Lo mire enojada– Te he
dicho varias veces que tiene catorce, y ella es una señorita adorable y bien
educada como su madre.
Me sonrió como idiota–
Cierto, ahora hablemos de negocios, ¿por qué vienes a intervenir por el mocoso
malcriado de tu jefe?
Lo agarre de la
corbata– Él no es un mocoso malcriado y cuida esa lengua, un amigo vino a pedir
la ayuda de un abogado especializado en divorcios. –Iba a decir algo pero le
tape la boca– No es como si no te fueran a pagar por tu trabajo.
Su mano cubrió mi mano
y antes de retirarla él la beso– Pero si yo hiciera ese trabajo ¿que ganó?, sé
que me pagaran pero quiero ganar algo a cambio de este trabajo especial.
Siempre era así con
él, rodé los ojos– ¿Qué quieres? ¿Una oficina más grande? Porque desde ya te
digo que todas las oficinas son del mismo tamaño, incluso la del señor Edward.
–No, nunca aspiraría a
tanto. –Me dijo con sarcasmo. Otro besó cayó en mi mano abierta que tenía con
él, trate de jalarla pero no pude– Tranquila cielo.
–Es difícil cuando
tengo a un posible violador frente a mí. –Su mirada se opaco de inmediato, eso
quería decir que el comentario lo había ofendido. Ya eran tantas las veces que
habíamos estado en estas situaciones que ya lo conocía bien– Lo siento, eso fue
muy exagerado de mi parte.
Su mirada volvió a
brillar– Disculpa aceptada, porque sé que eres sincera. Ahora dame un beso y
nos conciliamos.
Puse cara de póker– Tú
no me haces fácil quererte.
Sus labios formaron
una línea– Amaya, te lo hago muy fácil.
Moví la cabeza de un
lado para otro– ¿Vas a aceptar escuchar a Heath?
Me soltó de inmediato–
Ves mi escritorio ¿no? Estoy ocupadísimo y tengo que ordenar todo esto…
–Si tuvieras
secretaria no sería problema.
–Y vamos al punto que
no tengo secretaria…
–Si no fueras un
paranoico con tu trabajo ella no habría renunciado dejándote con todo
organizado a medias.
–…y así no puedo
organizar nada…
–Y volvemos al mismo
punto, eres quisquilloso y desorganizado y las secretarias no te duran.
–…Ni siquiera puedo
buscar otra secretaria con este desastre.
–¿Siquiera me estás
escuchando? –Le dije apunto de hacer una pataleta.
Me miro pensativo
mientras se acariciaba la barbilla– ¿Entonces que hago? ¿Me juego la poca
reputación que tengo por el amigo del mocoso? O puedo terminar mi trabajo
relajadamente, y creo que es lo que voy a hacer.
Lo mire a los ojos y
me le acerqué hasta quedar abrazada a él. Después de esto me iban a deber un gran
favor esos niños.
–¿Aunque defender a
este chico te haga uno de los abogados más famosos internacionalmente?, claro
si logras ganar el caso. –Dije fingiendo quitarle una pelusa de la camisa–
Porque es hijo de un senador francés y hasta el momento yerno de un magnate.
Sus brazos me rodearon
y como siempre la sensación de seguridad que me hacía sentir tan débil–
Comienza a darme curiosidad este caso pero si acepto ayudar, quiero a una
secretaria… no, una asistente que me ayude.
Enarqué una ceja hasta
que me di cuenta de lo que decía– Contigo es como hacer trato con el diablo,
¿cuánto tiempo?
–Seis meses, soy magnánimo.
martes, 27 de noviembre de 2012
Adelanto capitulo XXXII
–Primero,
solucionaremos tu problema.
Me levante de golpe–
Mon dieu Heath, me tomara meses antes de lograr sacarme de encima esa… esa… esa
víbora.
Heath se levanto
lentamente– Vamos a hablar con ese tipo, siempre puedo poner en marcha el plan
B.
–¿Qué estas diciendo?
¿No hablaste con el abogado?
La cara de Heath no se
veía muy expresiva– Me molesta ese tipo, tiene algo que me desagrada y yo no le
agrado tampoco pero nos tratamos. En esta ocasión, cuando supo que no era nada
de trabajo por lo que quería hablar con él, no me quiso atender. Lo siento.
Me sentí desfallecer–
Demonios.
Heath se paso la mano
por el pelo– Pero siempre puedo acudir al plan B como te dije, vamos a hacerle
escucharnos.
–¿Y qué vamos a hacer?
Heath se movió hasta
su escritorio y tomó el teléfono– Llamar a la caballería. ¿Amaya puede venir un
momento? Bien, gracias.
–¿Viene la caballería?
–Pregunte interesado.
Heath me sonrió– Ese
tipo no va a resistirse, créeme cuando te lo digo.
Asentí– Más te vale
que sea así, no quiero buscar por todas partes a alguien en quien confiar. A
propósito, ¿por qué no puede ayudarme tu padre?
–Porque esta molesto
contigo por dejar a Emily. –Lo mire sin dar crédito– Y porque no es su campo;
no le agrada el drama de parejas separándose, como a mi suegro tampoco le
agrada hace varios años unieron a este tipo especialista en separaciones, es un
cínico pero sabe lo que hace.
–¿Cuál es el campo de
tu padre?
–Le gustan más las
negociaciones de empresas, asesorar a empresarios y separaciones de acciones.
Lo fácil según mi suegro. A quién por cierto, le gustan los casos en que debe
sacar a gente de prisión y en especial si el caso es difícil. No me veas así,
no saca a cualquiera que pague sus servicios, sino por los que vale la pena.
Por las pocas veces
que había visto a Edward Stonel padre, podía decir que era una persona en la
que se podía confiar y que protegería a cualquiera que estuviera entre sus
personas preciadas. Podía entender porque se había ido a Rumania a cuidar de su
hija embarazada.
–Lo creo.
No Wait!: Capitulo XXXI
Abrí las puertas de
par en par.
–¡Está decidido! Puedo
mandar a mis padres al demonio, puedo mandar al infierno a mi esposa pero tú…
maldito, infeliz bastardo eres mi mejor y único amigo y vas a escucharme.
Mire a Heath, estaba
bastante sorprendido de verme. No era para menos, después de todo estaba en su
oficina cuando supuestamente estaba aun de vacaciones con mi esposa. Además de
entrar como lo hice.
–¿Qué haces aquí?...
Camine de un lado a
otro en su oficina– Ya lo dije, que se vayan al carajo todos. Menos tú, claro.
–Aun no entiendo que
haces aquí cuando deberías estar en París o en algún lugar exótico con tu
adorada esposa.
Lo mire con odio– No
menciones eso, fue una estupidez creer que la solución sería tan fácil.
Heath me sonrió con
desagrado– Y qué pasa ahora.
–Soy todo lo que
quieras, pero no soy semental. Me rehúso a traer un niño al mundo que va a
tener que hacer todo lo que esta familia enferma quiera.
–O sea que… –Mire por
la ventana ignorando su mirada– Continua.
Volví a pasear de un
lado a otro– Quieren un heredero, y por eso me refiero a que mi suegro lo
quiere y mi padre me obliga.
–Por fin te das cuenta
de que son unos enfermos, bienvenido a la realidad amigo. –Heath estaba serio–
Pero lo hiciste tarde.
–Aun puedo anular mi
matrimonio, me pidieron que me casara y lo hice. –Dije un poco más tranquilo.
–No te has acostado
con ella.
–No y no pienso
hacerlo. –Dije tajante.
Heath me sonrió– Y
quieres que te ayude con la anulación.
–Eso seria un bono,
sino bien puedo buscar otro abogado pero tu mi amigo, no te dejarías sobornar.
Heath me sonrió con
sarcasmo– Hermano, aun no tengo la experiencia para un trabajo de esa magnitud
pero conozco a alguien...
Mire la puerta, desde
que había llegado tenía miedo de encontrarme con una persona y esperaba que
nuestros caminos se mantuvieran alejados.
–No es mi suegro, te
lo aseguro. –Heath se levanto de su escritorio– Y no te lo vas a encontrar, se
fue a Rumania hace casi un mes.
Lo mire sorprendido
por la noticia, era lo último que me esperaba.
–¿De vacaciones?
–Pregunte con algo de miedo, era mucho peor esperar que apareciera de la nada
sin avisar que tenerlo en un lugar especifico.
Heath negó con sus
manos– Relájate, se fueron él y mi suegra por un buen tiempo a Rumania, con la
excusa que su padre no estaba bien.
–Sé que no debería
preguntar esto pero ¿esto quiere decir que me perdona? ¿volvemos a ser amigos?
Heath asintió– Eres un
idiota y necesitas que te cuiden, algo que solo yo puedo hacer pero solo te
diré esto. –El golpe llego de la nada– No vuelvas a acercarte a mi cuñada o te
meterás en problemas.
Me toque la cara sintiendo
el dolor pero a la vez no podía evitar pensar en Emily en cuento la nombro,
¿cómo estaría en este momento? No hice nada para detenerla cuando sabía que
ella esperaba que lo hiciera, la deje ir sin más… ¿Me guardaría rencor aun? ¿Me
habría olvidado?
Secretamente esperaba
que no. Debía admitir que extrañaba su voz, sus caricias… estar junto a ella.
Por sobretodo necesitaba verla una vez más para saber si estaba bien, solo una
vez.
–Lo siento, pero
quisiera verla una vez más. –Mire al piso después de esa declaración porque
sabía la pregunta que venía después– Aunque me golpees una y otra vez eso no
cambiará.
–¿Para qué?
El silencio cubrió el
momento como si no hubiera nada ni nadie en la habitación, no supe que
contestar a esa simple pero tan difícil pregunta.
–Solo quiero verla.
–No.
Lo mire directamente–
Solo quiero eso mon Dieu, ni siquiera pido hablar con ella. Verla nada más
aunque sea desde lejos.
La puerta se abrió
interrumpiéndonos.
Una mujer pequeña
entró sin más corriendo de inmediato hacia Heath, cruzaron unas cuantas
palabras antes de que este me mirara.
–Tengo un asunto
importante que atender, si gustas puedes quedarte aquí y esperar o puedes ir a
mi casa; Sabes donde vivo.
Recordé la última
charla con Zoey, no había visto parecido con Jane hasta ese momento, cuando me
había lanzado cuanta pieza de cristal había encontrado mientras me llamaba idiota
y muchos más apelativos.
Mire el computador de
escritorio– Te voy a esperar aquí mientras veo mi correo, sino te importa.
Heath se encogió de
hombros– Para nada, me demorare un poco.
–Oui ve.
Abrí el computador sin
esperar a que Heath saliera, intente abrir mi correo pero el de Heath estaba
abierto y fue este el que se abrió, por mera curiosidad seguí el link del único
correo que se veía era uno que decía “ecografía”, lo que me llevo a ver a mi
pequeña ahijada. Bueno si el plan seguía sin objeciones de Zoey.
Lo que me encontré no
era de una bebé muy desarrolla sino más bien uno con pocos meses de gestación,
y cuando mire bien arriba donde debía ir el nombre de la madre, decía; “Emily
Stonel”.
Perdí el sentido del tiempo
al estar sentado en frente de esa computadora mirando esa imagen, debió de ser
demasiado para que Heath fuera quien me moviera de allí, se suponía que él se
demoraría.
–No debías ver eso.
–No necesite ver su cara para saber que estaba arrepentido de dejarme solo en
su oficina.
Tragué el nudo que se
me había hecho en la garganta.
– ¿Es…?
–¿Tuyo? Si. No me
mires así, no veo porque ocultártelo. –Una mano cayó en mi hombro– Emily no
creyó que fuera necesario decírtelo, no conozco sus motivos, aunque quizás los
conozco demasiado bien; No quería que volvieras por el bebé, si es que alguna
vez lo hacías.
Sin pensarlo demasiado
apreté imprimir y espere hasta que una imagen que cubría toda la hoja apareció
a mi lado y de pronto tenía a mi bebé… mi hijo en frente de mí, un pequeñito
que apenas y era una forma plasmado en una hoja, una forma que apenas y relucía
entre todo ese negro. Era ridículo pero sentí tristeza al verlo tan solo y
lleno de oscuridad a su alrededor.
De a poco sentía que
más emociones y sentimientos me embargaban. Si todo lo que comenzaba a
perturbarme en buen y mal sentido lo lograra distinguir, todo sería más fácil.
Tome la hoja de papel
y la guarde de inmediato como si en algún momento este fuera a desaparecer,
dejándome solo y confundido. Tenía, no, tendría un hijo con Emily dentro de
unos meses. Un niño que bien podría parecerse a mí o a ella, sería el
consentido de su madre y… si no lograba sacarme de este lio en que me había
metido nunca podría estar con él.
–Dime quien es el
especialista en divorcios.
–¿Si te divorcias
ahora no sería un poco escandaloso? Te casaste hace unos meses y hasta admito
que me gustaría ver a tu padre tratando con un lío así pero ¿y tu? –Su mano
volvió caer en mi hombro, definitivamente lo había echado de menos.
Él era mi amigo y
hermano, si alguna fuerza sobrenatural lo había puesto en mi camino era para
estos momentos en que mis fuerzas no se comparaban a las que él podía
transmitirme, lástima que no pudiera compensarlo.
–Lo siento Heath pero
no puedo cumplir lo que me pediste. O me consigues al especialista en divorcios
o me iré directamente a Rumania en el siguiente avión y créeme que encontrare
el lugar a donde debo ir.
Heath pareció
meditabundo durante un momento antes de asentir– Te conseguiré a ese tipo. Creo
que esta en su oficina ahora mismo, así que espera un momento.
Asentí encantado de
que las cosas fueran bien por un momento– Entonces ve, te estaré esperando te
lo prometo.
Heath estaba por dejar
la oficina cuando se paro– No te metas en mis cosas, si me doy cuenta que viste
mis fotos te mato.
Me reí de él, aunque
no me sentía muy feliz– ¿Alguna sexy?
Heath me gruñó– Tengo
fotos de mi Zo, así que no te metas.
Levante mis manos en
rendición– Está bien, está bien. Ahora ve y corre.
Heath salió por fin de
la habitación y antes de pensarlo si quiera me lance sobre el teléfono, si no
podía tocar el computador... pensé.
–Conécteme con el
aeropuerto internacional. –Dije a penas escuche que descolgaron pero…
–¿Joven Tanner? –La
voz era definitivamente de alguien joven o quizás podía equivocarme pero me
parecía familiar.
–Un amigo mi estimada
señorita. –Dije sin sentirme muy halagador particularmente el día de hoy,
aunque si lo pensaba no tenía que estarlo después de horas de viaje.
La risa del otro lado
me confirmo que no era precisamente joven– No tengo permitido…
–Mon dieu es solo una
llamada, no pido un favor al cielo. –Le dije con mi mejor tono de voz aunque comenzaba
a perder la paciencia– Necesito esa llamada.
–Calma señor ya lo
conecto, no se exaspere.
–Merci mille fois. –Le
agradecí.
–¿Qué?
–Mil gracias señorita.
–Repetí en español.
Después de un rato me
respondió– Oh, bien, ¿necesita un vuelo en especial?
–Solo conécteme, ya me
encargo del resto yo. Gracias.
Espere un segundo y ya
estaba conectado con la recepcionista del aeropuerto.
–Quisiera preguntar por
un pasaje de avión hacia Rumania… –Las preguntas de siempre– No, no me importan
las escalas. Si, ese vuelo me parece bien, gracias.
Aunque seguí tratando
de recordar ese tono de voz, pero al poco rato me rendí y comencé a pensar en
Emily y en que pronto estaría con ella. Aunque temía el recibimiento que me
daría.
Me quede en silencio
bastante rato mirando de un lado para otro, era definitivamente una oficina y
apenas había espacios vacíos en el lugar. Había unos cuantos cuadros colgados y
una foto de Zoey en su traje de novia, recordaba ese día. ¿Cómo olvidarlo? Los
dos se habían visto tan enamorados y por lo que sabía aun mantenían esa mirada,
aunque la foto de Zoey embarazada me decía que estaban aun más enamorados que
en ese momento.
–Me alegra que no
vieras mis fotos, bueno las de mi computador.
Le sonreí apenas y lo
había escuchado entrar– ¿Estás si son aptas para el publico?
Heath me sonrió
mientras se encogía de hombros– Deje de colocar fotos de mi Zo cuando un idiota
dijo que estaba “buena”.
Enarqué una ceja– Que
le hiciste.
Levanto un puño– Le
hice una aclaración, mi esposa no esta buena. Esta increíblemente hermosa.
Me reí, estaba más que
loco por su esposa. Pensaba que debía envidiarlo pero no tenía derecho por mis
decisiones, había perdido esa opción hace rato.
No, aun no. –Me
convencí– Esto no podía acabar aun.
–¿Cómo ha estado tu
familia? ¿Tus padres aun viven en esa casa enorme?
Heath me señaló los
sofás y se sentó allí– Mis padres aun viven en la mansión, mis hermanitos aun
juegan como locos. Becca no para de hablar cuando ve a Zoey llegar y Jeffry no
hace nada sin Becca, son muy lindos. Mi madre espera que Heather se una al club
de los revoltosos como llama a los enanos.
Me asombre porque
hablara de sus hermanos– Tu madre se adapto rápido a Jeffry.
Heath me miro como si
fuera idiota– Es su niño mimado, sin darnos cuenta Becca y yo quedamos de lado
cuando Jeffry quiere algo. –Al hablar no parecía molesto sino más bien feliz– Y
ella es su persona favorita en el mundo, su primera palabra fue “mami”.
Estaba comenzando a
sentirme demasiado viejo o tal vez todo me estaba afectando de más, como eso
último.
–¿Has pensado en como
será Heather?
Heath me sonrió con
nerviosismo– Varias veces me lo he preguntado, Zoey sueña con una niña con la
que ir de compras y compartir todo, pero siento que tener una niña me va a
volver loco. Solo piensa, un día tendrá dieciséis y si tiene la figura de su
madre… todos los chicos querrán salir con ella.
Era de esperarse que
pensara eso, era el peor miedo de todo padre– Oui, tendremos que cuidarla,
después de todo aun me cuento como su padrino.
Heath suspiro– Por
supuesto que vas a ser su padrino, aunque temo que su madrina la lleve fuera
del sendero.
Mi curiosidad se
activo– ¿Quién es la madrina?
–La amiga de Zoey;
Sara. –Lo mire un poco sorprendido– Lo sé, esperabas que fuera Emily pero ya se
lo habíamos prometido a Sara antes. Esa chica es de temer.
–Me preguntaba…
Heath me dio una
mirada de pesar– Es un niño, se va a llamar Jean Pierre Stonel.
Me quede en
paralizado, si esta no era una señal ¿qué era?
–Debo ir, Heath.
jueves, 8 de noviembre de 2012
Adelanto Capitulo XXXI No Wait!
Abrí las puertas de
par en par.
–¡Está decidido! Puedo
mandar a mis padres al demonio, puedo mandar al infierno a mi esposa pero tú…
maldito, infeliz bastardo eres mi mejor y único amigo y vas a escucharme.
Mire a Heath, estaba
bastante sorprendido de verme. No era para menos, después de todo estaba en su
oficina cuando supuestamente estaba aun de vacaciones con mi esposa. Además de
entrar como lo hice.
–¿Qué haces aquí?...
Camine de un lado a
otro en su oficina– Ya lo dije, que se vayan al carajo todos. Menos tú, claro.
–Aun no entiendo que
haces aquí cuando deberías estar en París o en algún lugar exótico con tu adorada
esposa.
Lo mire con odio– No
menciones eso, fue una estupidez creer que la solución sería tan fácil.
Heath me sonrió con
desagrado– Y qué pasa ahora.
–Soy todo lo que
quieras, pero no soy semental. Me rehúso a traer un niño al mundo que va a
tener que hacer todo lo que esta familia enferma quiera.
–O sea que… –Mire por
la ventana ignorando su mirada– Continua.
Volví a pasear de un
lado a otro– Quieren un heredero, y por eso me refiero a que mi suegro lo
quiere y mi padre me obliga.
–Por fin te das cuenta
de que son unos enfermos, bienvenido a la realidad amigo. –Heath estaba serio–
Pero lo hiciste tarde.
–Aun puedo anular mi
matrimonio, me pidieron que me casara y lo hice. –Dije un poco más tranquilo.
–No te has acostado
con ella.
–No y no pienso
hacerlo. –Dije tajante.
Heath me sonrió– Y
quieres que te ayude con la anulación.
–Eso seria un bono,
sino bien puedo buscar otro abogado pero tu mi amigo, no te dejarías sobornar.
Heath me sonrió con
sarcasmo– Hermano, aun no tengo la experiencia para un trabajo de esa magnitud
pero conozco a alguien...
Mire la puerta, desde
que había llegado tenía miedo de encontrarme con una persona y esperaba que
nuestros caminos se mantuvieran alejados.
–No es mi suegro, te
lo aseguro. –Heath se levanto de su escritorio– Y no te lo vas a encontrar, se
fue a Rumania hace casi un mes.
Lo mire sorprendido
por la noticia, era lo último que me esperaba.
–O sea que me
perdonas, ¿volvemos a ser amigos?
Heath asintió– Eres un
idiota y necesitas que te cuiden, algo que solo yo puedo hacer pero solo te
diré esto. –El golpe llego de la nada– No vuelvas a acercarte a mi cuñada o te
meterás en problemas.
lunes, 22 de octubre de 2012
No Wait!: Capitulo XXX
Mire a mamá anonadada,
nunca la había visto molesta por nada y menos gritándole a alguien.
Mamá apunto en
dirección al abuelo y a papá– Vamos a tener nuestra propia casa, va a ser cerca
de aquí, incluso pensaba en la casa de campo que tiene pasando el jardín en
dirección a los terrenos de mis padres. –Movió la mano en círculos– Pero ahora…
El abuelo sonrió– Se
me había olvidado esa casa, la mandaré a arreglar para ustedes ahora mismo.
–Yo no soy molesta.
–Le dijo con resentimiento tía.
Mamá le sonrió sin un
ápice de alegría– Lo eres.
–¡Zackary! –Tío le
sonrió con disculpa– Eres imposible.
–¿No hay nada para mí?
–Le dijo papá.
Mamá le frunció el
ceño– Si, cállate y déjame hablar a mí ahora.
Papá le sonrió y se
sentó a la mesa– Como gustes cariño.
–¡¿Qué esta pasando
aquí?! –Todo el mundo se quedo mirándome– No entiendo nada, quiero una
explicación.
Mamá y papá se miraron
hasta que mamá ganó el duelo de miradas.
–Verás… –Dijo papá– Es
mejor que lo hablemos en privado, ¿quieres? –Lo mire con duda– Solo será un
momento.
Suspiré– Esta bien, te
sigo. –Aferre mi bolso y espere a que papá saliera del comedor.
Los pasos en el
pasillo sonaban anormalmente fuertes, tal vez era mi imaginación pero el
pasillo que parecía no tener fin y eso comenzaba a molestarme, quería saber que
estaba pasando.
–Vamos al jardín. –Me
indico con una mano un pasillo aledaño y al poco rato salimos al exterior.
Me senté en la primera
banca que encontré procurando dejar el bolso a mis pies. Papá se sentó también,
colocándose a mi lado.
–Nunca me agrado esta
casa, pero admito que los jardines siempre me atrajeron.
Lo mire algo sorprendida–
La casa es hermosísima.
Papá tomo una postura
de cansancio, colocando sus codos sobre sus rodillas. Por un momento creí que
se iba a quedar callado pero me equivoque.
–No voy a negar que
esta casa es hermosa pero nunca me agrado, ni a mi ni a Anabella.
Trate de ocultar mi
sorpresa. Él nunca, nunca hablaba de su hermana menor. Bueno, la verdad era que
nadie hablaba de ella, casi parecía como si nunca hubiera existido. Trate de
recordar si alguien la había mencionado, pero no llegue a ningún recuerdo.
Hasta donde sabía ella
era menor que papá por tres años, pero no sabía que le había pasado y apenas y
había escuchado de ella. Y hubiera seguido de esa forma sino es gracias a mi
curiosidad que me llevo hasta el armario de papá, donde encontré un viejo álbum
hace diez años.
Cuando se lo había
mostrado a mamá, ella se había puesto a llorar y después de un rato me dijo
quien era ella pero no me había dicho que había pasado con ella.
–Siempre jugábamos por
el jardín. –Sonrió con tristeza– Robin me recuerda mucho a ella, ninguna se
adaptaba bien a la ropa de chica y ha ser educada como una señorita. Mi Annie
no era de esas y me gustaba enseñarle a pelear y a jugar cosas de chicos… mi
padre me odiaba cada vez que lo hacía.
Lo mire de reojo,
sintiéndome un poco preocupada– ¿Ella hace cuanto murió?
Papá me miro
sorprendido– Ella no ha muerto, desapareció o la raptaron, en fin solo… nunca
supimos que fue de ella. Solo eso. No esta muerta.
–Papi. –Dije con
lástima por él, su hermana probablemente había muerto hace mucho tiempo atrás–
¿Por qué me cuentas todo esto?
Papá me abrazo– Porque
no voy a dejarte más tiempo sola. A ella la deje sola cuando me necesito. No
voy a hacer eso contigo más. Y además, es hora de superar las viejas heridas y
tratar de llevarme mejor con el viejo.
Me reí un poco de esa
última frase– Eso me suena a mamá.
–Probablemente porque
fueron sus palabras, pero son mis pensamientos. Recuérdalo.
–Eso es algo confuso.
Papá me sonrió– Así es
la vida.
Mire mis pies aun algo
confundida– ¿En verdad decidieron venir así como así?
–La verdad es que ya
no puedo huir, y nunca debí aceptar que cargaras con mis responsabilidades.
–Una mano cayó en mi cabeza– El viejo junto a Zackary lo tienen todo bajo
control excepto una cosa.
Lo mire sorprendida
por su sonrisa de predador– ¿Qué les hace falta?
–Un abogado capaz y
competente que pueda sacarlos de aprietos y de poner contra la pared a los
competidores, además de llevar los términos legales de la empresa. –Dijo de un
tiro– O sea, yo.
–No puede ser…
Busque en su cara algo
que me dijera que estaba bromeando pero estaba hablando muy en serio, lo cual
me aterró porque él nunca había aceptado nada del abuelo.
–Ya se lo dijiste al
abuelo, ¿no?
Su mano me revolvió el
cabello– Claro, por eso peleábamos en un principio, el muy necio cree que puede
seguir manejando todo como quiera, y ahí es donde se equivoca.
Mire mis manos porque
ya no sabía donde más fijar mi mirada– Eso quiere decir que estoy fuera del
todo, no tengo cabida en ninguna parte…
–Te equivocas, tu eres
de los mas capacitados para manejar un hotel y eso lo sabe tu abuelo.
Estudiaste leyes un tiempo y estudias hotelería, sabes como manejarte. Pero
ahora quiero que te concentres en tu embarazo y en estudiar, nada más. Deja la
empresa en nuestras manos y no te preocupes que tu lugar te lo he asegurado
hace bastante tiempo.
Cada vez entendía
menos, hoy no era mi día– ¿Mi lugar?
–Si, tu lugar. Sabes
que la cadena de hoteles se dividirá cuando papá muera ¿no? Pues bueno así será,
y un hotel me corresponde por lo que también es de mis hijos. –Me sonrió– Te
necesito lista para administrarlo cuando eso pase. Ten en cuenta que no será en
un futuro cercano por eso tomate tu tiempo en aprender el negocio, yo sé que es
duro pero haz tu mejor esfuerzo en ello.
Sentí como si un peso
se levantara de mis hombros, un peso del que no era consciente que llevaba. Le
sonreí a papá más animada de lo que estaba antes.
–Y que pasa con
Edward, ¿cuándo va a llegar?
Papá suspiró– Ese niño
esta entrando en una etapa algo difícil, vendrá a final de año a “vacacionar”
aquí. –Papá hizo las comillas con las manos– Ese mocoso… no puedo quejarme
porque se parece demasiado a mí.
Suspire aliviada, y
comencé a mirar el día con nuevos ojos, con la compañía de mis padres quizás...
–Oye, traje algo para
mi nieto pero esta en mi cuarto. –Cuando lo vi dudar sentí algo de miedo, ¿qué
había traído?– No es nada malo, solo algo para decorar.
Me alegre de pronto,
al parecer el abuelo de mi pequeñín estaba haciendo algo bueno. Le sonreí
encantada en respuesta.
–Jean Pierre te lo
agradece.
Papá se levanto de
golpe jalándome a mi con él– Entonces ven a verlo.
–No puede ser… –Me
quede atónita cuando vi… eso– ¿Crees que algún día Jean Pierre alcance el porte
de ese oso? ¿Cómo rayos lo trajiste en avión?
Papá puso una cara de
desconcierto– ¿Qué tiene? No es nada, y le compré otro a Heather, y por si te
interesa a Zoey no le molesto para nada el oso.
Claro, como si la
fanática de los osos se fuera a quejar por tener un oso de felpa a tamaño real,
de seguro era el sueño de Zoey tener uno.
–Papá, Jean Pierre es
niño. No creo que hayas hecho bien comprando este… osito.
Papá me señalo una
cintita en el cuello del oso– Ves, es azul. Es para niños.
Genial, no tenía aun
un cuarto para bebés pero ahora tenía un oso que la llenaría de inmediato si la
tuviera. Aunque debía admitirlo, corrí a abrazarlo.
–¡Es enorme!
No puede perderme la
postura de satisfacción de papá, como si hubiera logrado una gran hazaña– Que
bien, entonces te encantara el auto.
Me congele donde
estaba– ¿Qué auto?
–Bueno, los autos. Le
compre una cama cuando veníamos hacia acá y unos autos de peluche. Te van a
encantar.
Mire al cielo.
¿Por qué exageras todo
lo que pido? ¡Dios!
–¿Quieres bajar?
Lo mire con
desesperación– ¿Vas a ser igual que el abuelo cierto?
–No me compares con
ese viejo. –Me tomo del brazo y salimos de su cuarto– Tu madre también trajo
algunos regalos, no te asustes, son para ti.
Forcé una sonrisa–
Genial.
Ese fue el comienzo de
un día de regalos.
Emily había salido
junto a su padre y no habían vuelto, así que me obligue a comer y a tratar de
pensar en otra cosa que no fuera Adrian hablando con Alex por enésima vez. Pero
mi mente siempre volvía a ese tema, ¿por qué hablaban tanto? Me inquietaba
pensar en esas conversaciones.
Salí del comedor
disculpándome con la familia y camine hacia mi cuarto, no camine demasiado
cuando llegué a la entrada de mi cuarto pero los gritos que escuche me
detuvieron y me hicieron seguirlos.
–¡No me voy a ir!
–¡Te vas de aquí
conmigo por las buenas o las malas!
–¡¿Por qué no
entiendes?!
–¡¿Entender qué?! ¿Qué
te enamoraste de una mocosa mimada y no quieres irte por eso?
–¡Quiero estar con
Robin!
–Ya no sé cuantas
veces has dicho eso y desde ya te digo que me molesta cuando lo dices. Estas
poniendo a esa mocosa antes que a tu familia, comprendo que aun es reciente la
muerte de nuestra pequeñita pero debes volver a casa, mamá te extraña y aunque
papá no lo diga; él también te echa de menos.
Me quede escuchando
tras la puerta con miedo de la respuesta de Alex.
–Aun… no.
–¿Cuándo?
–Le dije a papá que
volvería cuando terminara el semestre y tío accedió a tenerme con él hasta ese
momento.
–Estas haciendo sufrir
a nuestros padres, murió Elena y ahora tu estas lejos de la familia y ni
siquiera llamas.
–No quería molestar a
mamá llamándola a cada momento.
–Hazlo. –La puerta se
abrió de pronto pillándome por sorpresa– Mira quien esta aquí, tú linda y
entrometida novia.
–No la molestes
Adrian. –Corrí hasta Alex, quien no se veía nada feliz.
Adrian me miro
enojado– Me voy, sino vuelves a final de semestre vendré por ti y no seré
agradable. Y más te vale llamar a casa. –Dijo antes de salir.
–Lo siento. –Dije
contra su cuello– Escuche gritos y…
Alex me abrazo– No
digas más, solo quedémonos así, juntos.
Lo abracé fuerte y me
quede muy quieta mientras él me acariciaba la espalda.
–Lamento lo de mi
hermano y que tuvieras que escuchar, me ha estado intentando convencer de
volver a casa pero… no quiero, aun no.
Tragué el nudo que
tenía en la garganta, tenía que decirle algo que lo alentara. Una parte de mi
decía que debía decirle que aguantara, que todo estaría bien pero la otra
parte...
Tome su cara entre mis
manos– Debes volver a casa.
Alex se descompuso
frente a mis ojos– Tú no…
Una lágrima se me
escapo y antes que pudiera borrarla Alex la tomo en su dedo– No hagas esas
cosas, debes volver. Tus padres te extrañan y te necesitan.
Alex puso su rostro
frente a mí y me beso suavemente al principio y después con desesperación.
–No.
Me quede algo
desorientada– No seas egoísta y piensa en los demás.
Alex volvió a
abrazarme– Voy a ser egoísta con todo lo que respecta a ti, porque espere
demasiado para tenerte.
–Alex, nos conocemos
desde hace unas semanas. Es… –Me obligué a decir las palabras– Nada, no es
nada.
Alex se alejo de mí un poco
para mirarme– Tú no me conocías antes de venir aquí pero yo si te conocía a ti,
hace un par de años te vi en una fiesta.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)