¿Qué
diablos? Mire el teléfono como si este me pudiera decir algo más. Como no lo
hizo volví a llamarle, pero el teléfono me lanzaba al buzón de voz.
– ¿Qué pasa
Heath? ¿Vas a seguir jugando?
Mire a Ed,
no tenía idea de porque Zoey me hacía esto pero iba a saberlo. Busque en la
agenda del móvil hasta que di con el teléfono que usaba el rata y lo llame.
Estaba impacientándome cuando por fin contesto el maldito teléfono.
¿Para que
tienes un móvil si ni si quieras lo vas a contestar?
– ¿Por qué
no contestabas? – Dije furioso, juro que el teléfono prácticamente crujía por
la fuerza de mi agarre.
Paul se
aclaro la garganta, – Estaba ocupado… muy ocupado. – Me quede paralizado,
después de terminar de hablar escuche un jadeo.
Mire el
teléfono antes de seguir escuchando. – ¿Sabes si Zoey esta en su cuarto?
– Mère de
Dieu, Je ne sais pas. – Madre de Dios, no lo sé. Hablo despacio
pero con el rencor marcado en su voz.
Mi boca se
abrió en un ‘O’ perfecta. – Oh mi Dios, no te interrumpí haciendo eso, ¿o si?
Solo en
pocas ocasiones él hablaba Francés, por alguna razón le encantaba hablar
francés solo si la ocasión lo ameritaba o cuando no lo podía evitar.
Paul se rió
despacio, – No mi amigo no estaba aun en ‘eso’, pero estaba tan cerca… ¡ouch!
Mon ange, por favor.
– Por favor
y un carajo, y quiero saber donde dejaste… – Hasta yo pude escuchar como la
sangre cubría la cara de Emily desde aquí.
– ¿Quieres
tu brassier? Creo que lo deje por allí. – Dijo Paul tranquilamente. En cambio
yo también me coloque rojo, no era mi intención saber tanto sobre lo que ellos
habían estado haciendo.
Un gruñido
llamo mi atención. – Eres tan… – Y escuche otro jadeo.
– Pero nos
llevamos tan bien mon chère, – Le dijo a Emily. Luego agrego para mí. – Iré a
echar un vistazo, ¿Emily me ayudas? A propósito ¿por qué me necesitas? ¿Por qué
no le llamas y listo?
Gruñí, no
era la hora de las veinte preguntas, – ¿Por qué estabas encima de su hermana?
¿Por qué su padre aun no se lanza sobre tu garganta? ¡¿Por qué aun me estas hablando
y no vas a hacer lo que te dije?!
Paul gruño
de vuelta, – Mon Dieu, Esta bien, ya entendí que no estas de ánimo. Luego te
llamo.
– Merci, –
Le conteste y corte la llamada.
Me quede
cruzado de brazos mientras esperaba afuera de mi cuarto a que Paul me
devolviera la llamada.
– Ya no
vamos a jugar ¿cierto? – Dijo Edward resignado.
Lo mire con
lastima el pobre chico venía para que le hiciera compañía y yo lo dejaba solo.
– Lo siento
Ed, es solo una cuestión de novios… ya lo entenderás a su tiempo. – Ed solo me
miro y se encogió de hombros para luego volver dentro del cuarto, al poco rato
escuche la música del juego.
Mi teléfono
volvió a timbrar. Conteste. – ¿Si?
– Dice que
no va a hablar contigo hasta que le ayudes a tu padre… – Paul se quedo en
silencio un rato. – Con su gran problema.
– ¿Por qué
debo ayudarle? – Hable sin pensar.
Escuche un
sonido raro, – ¿Por qué no le ayudas? Él te necesita y también le duele que le
trates así.
Quería
escuchar su voz pero no de esa forma, enojada conmigo. – Mi amor, él no tiene
sentimientos, te dije que no le molesto para nada dejarme tirado en ese
internado.
– Te has
puesto a pensar que quizás él te dejo allí para que no vivieras con Louis y sus
insultos, o que se yo, tal vez algún otro motivo familiar.
Quería tanto
gruñirle pero no sería lo mejor gruñirle a Zo, ella no se merecía eso, ella
solo no podía evitar ser así de dulce con la gente, – Él se merece lo peor y
más…
– Pásame a
Edward.
Bufe, – No
lo metas en esto, ni siquiera deberías meter a mi padre en esto…
Me
interrumpió, – Pásame a Edward.
Mire el
teléfono, y luego fui por Edward. Estaba con los audífonos puestos. Se los
quite y le pase el teléfono.
– ¿Si?...
Oki, eso es fácil… sip lo haré… nos vemos luego, besos. – Termino de hablar y
después hizo lo impensable, cortó la llamada.
Le fruncí el
ceño, – ¿Por qué hiciste eso?
– Ay no, ¿no
tenía que hacer eso? – Lo dijo tan sinceramente que lo perdone, pero eso no
cambiaba mi humor de perros.
Respiré
profundamente antes de hablar de nuevo. – Ya no importa, ¿qué te dijo?
Antes de que
pudiera terminar de hablar Edward se levanto y se fue corriendo a la puerta. –
¡No me dijo nada!
Fui
corriendo detrás de él escaleras abajo. Hasta que entro en el despacho de papá.
Oh, no.
Papá estaba
cabizbajo detrás de su escritorio jugando con una lapicera, levanto la mirada
cuando escucho la puerta. Se veía bastante sorprendido por vernos allí, como yo
con el que Zoey llamara a su hermano para esto. Aun así no pensaba hablarle a
papá, no tenía razones últimamente como para cruzar palabras con ese hombre.
– Zoey me
dijo que me necesitaba. – Edward camino tranquilamente hasta el escritorio. –
Déjeme echarle un vistazo a su computador.
Papá le
sonrió, – Es todo tuyo, pequeño. – Papá se movió y le cedió el lugar.
Camine hasta
estar al lado de Edward, le eche un vistazo y me fui a mi cuarto.
***
Mire al
Señor Tanner en el momento en que Heath se fue, ahora veía lo que decía Zoe.
Recordé su petición.
Conteste el
móvil como autómata, estaba tan aburrido de jugar solo, – ¿Si?
– Ed ¿puedes
ayudar al señor Tanner con su computador? – La voz de Zo se escuchaba extraña
del otro lado de la línea.
Le respondí
de inmediato; los computadores los entendía mejor que las personas, les dabas
una orden y estos la seguían, si necesitaban ayuda le cambiabas una pieza o
golpeabas unas cuantas teclas y todo bien, – Oki, eso es fácil.
– ¿En serio
puedes ayudarlo? Se escuchaba tan triste al teléfono hace solo un rato, por
favor hazlo. – Esta vez la voz de Zoey se escuchaba como si le hubiera quitado
un peso de encima.
– Sip, lo
haré. – En el momento en que respondí me di cuenta de que la tensión abundaba
en la habitación, casi podía sentir las emociones de Heath golpeando detrás de
mí.
– Oh gracias
Eddy, nos vemos en casa. – Me lanzó unos besos.
– Nos vemos
luego, besos. – Luego salí pitando de ahí.
-*-*-
– ¿Guardo su
información antes de que su computador se pegara?
Él me miro
en blanco, – Creo que no.
Le sonreí, –
No importa, trataré de reiniciarlo.
Él me miro
sonriendo, – Por favor hazlo.
Asentí y me
puse a ello. Por alguna razón este computador no quería hacer caso de mis
ordenes, por más que apretaba las teclas estás no me hacían caso, más que eso
el teclado no funcionaba y el mouse no respondía. Estaba por desconectarlo cuando
Heath apareció en la puerta.
– Requiero
de unos drivers. – Le avise, con la mano en el cable.
Heath
asintió. – Están en mi escritorio, ve.
Lo mire raro
pero le hice caso, era mejor no buscar pleito. Salí y cerré la puerta detrás de
mí, quizás cuando volviera todo estaría mejor, ¿no?
***
Mire a papá,
estaba sentado en el sofá jugando con su lapicera aun. Había sentido una
extraña punzada en el pecho al ver su cara, estaba contento como un niño de que
alguien lo ayudara con su problema.
Creo que era
culpa. Era lo suficientemente inteligente como para darme cuenta de eso, y de
que por más que estuviera enojado con papá, no podía dejarle en un momento en
que me necesitaba, y más con algo tan sencillo.
Y odiaba más
ser tan testarudo como para hacer enojar a Zoey con ello. Ahora ella no quería
hablar conmigo por esta estupidez.
– Ten, mejor
comienzas a trabajar antes de que te retrases con tu trabajo por tu estúpida
computadora. – Le pase mi notebook. La había traído como ofrenda de paz.
Papá la tomo
con tanto cuidado como si le estuviera pasando el secreto de la vida eterna. Y
eso me hizo sentir más mal de lo que ya me estaba sintiendo.
– Solo es un
notebook papá, no es como si no pudieras comprarte una tú, deberías haberlo
hecho hace mucho, pero no, en cambio tienes un PC tarro que ya no anda de la
misma manera que lo hacía hace veinte años cuando era nueva. Te juró que es el
mismo que tenías de cuando yo era niño.
Tome aire,
después de lanzarle tremendo discurso.
El me sonrió
abiertamente, – Es que siempre me ha encantado ese computador, siempre me ha
servido…
Bufe, – Ese
computador demora diez a veinte minutos a conectarse a internet. – Lo había
intentado una vez… para nunca jamás volver a hacerlo. – Ni siquiera podrías
chatear si quisieras.
Su sonrisa
se desvaneció de a poco. – No tengo con quien chatear, realmente.
Lo mire
escéptico, – Tienes compañeros de trabajo ¿no?
El me hizo
un gesto raro con las manos, – Con esos no quiero hablar. Edward solo quiere
explotarme y el resto no quiero ni pensar que me van a decir si me pongo a
chatear con ellos, no, definitivamente no, no quiero eso en mi computador.
Me acerque
hasta él y para zarandearlo ¿qué clase de tipo era mi padre? Pero antes de que
pudiera hacer eso papá me agarro y me tiro a un lado del sofá con él. El viejo
aun era rápido, dejo el notebook a un lado y luego me hizo cosquillas. Un
recuerdo me golpeo fuerte.
Estaba en mi
cuarto haciendo dibujos… papá llegaba siempre del trabajo y después jugaba
conmigo. El ataque de cosquillas era lo que más le gustaba hacerme, él sabía
que yo era cosquilloso. Me reía tanto. Hasta que me lanzó a ese agujero donde
nadie me quería.
Antes de
poder detenerme hable.
– ¿Por qué
pa? ¿Por qué me dejaste allí solo? – Sentía un nudo en la garganta.
Papá se
detuvo y me miro mientras se acomodaba a mi lado. – Te dejaba demasiado tiempo
solo, no me gustaba como mi padre daba ordenes sobre como debía educarte,
además de como Louis te miraba. Sé bien que ella nunca te quiso, te parecías… –
Respiro fuerte. – Te pareces mucho a Maggie, los ojos verdes y tu memoria
fotográfica. – Me alzo una ceja.
Me sonroje,
evitaba pensar en eso, ni siquiera se lo había mencionado a Zoey aun, ella solo
pensaba que tenía buena memoria por recordar ‘ciertos’ detalles de nuestro
primer encuentro. – No me gusta ser más raro de lo que soy. – Termine diciendo.
Papá me tiro
de la oreja, – No eres raro Heath eres especial, que es muy distinto.
Bufe, – Si,
seguro. Mejor hablemos de mamá ¿por qué ella no esta aquí? ¿Por qué tenemos al
monstruo del armario en cambio?
La cara de
papá cambio, paso de ser el papá comprensivo a su cara en blanco destinada a
los juicios. O genial, ahora estaba a nivel de un ex-convicto, como paria.
– Ya sabes
de primera mano lo bueno que era tu abuelo con los contratos de matrimonio. ¿No
crees que probo la idea antes de usarla contigo? – Podía escuchar la tristeza
en su voz. – Por tu bien Heath, no preguntes nada sobre Maggie, no la busques.
Mire a papá
embobado. – Tu también.
Su sonrisa
cuando hablo era la mascara de la tristeza. – Tu tienes la oportunidad de
salir de esto si quieres, al principio pensé como mi padre; que sería
conveniente el contrato de matrimonio, pero después me di cuenta de que no
podía obligarte a pasar por lo que yo he pasado. – Se levanto del sofá y tomo
el notebook y sus papeles. – Amando a una mujer y teniendo que vivir con otra.
Me quede
petrificado. Él estaba enamorado de mi madre aun… Oh mi Dios…
Papá estaba
por salir ya de la habitación cuando se aclaro la garganta con dificultad, – No
te duermas muy tarde, ¿ok? Tienes escuela mañana.
Asentí. Esto
parecía un sueño, no entendía esto, ¿por qué yo tenía una salida y él no? Y
¿cuál era mi salida?
– ¿Ya puedo
entrar?
Mire a
Edward y le hice una seña para que entrara.
– ¿Qué pasa?
– Palmee el asiento a mi lado. Edward me hizo caso de inmediato y se sentó
conmigo. – ¿No me dices?
– Ya, amigo,
ya. Solo tuve una charla extraña con papá. – Mire los Cd que tenía Edward en su
mano. – Déjalos encima del escritorio, ya me encargo después de eso. Ahora,
vamos a tu casa, antes de que tu papá mate a Paul.
Edward asintió.
– Vamos.
Me levante y
espere a que fuera por sus cosas.
Nunca había
esperado que él me dijera tanto. Y menos que él había pasado por lo mismo que
yo, prácticamente me estaba sintiendo ahora mismo identificado, no, me estaba
sintiendo entendido. Pero sobre todo agradecido a que él abuelo no me había
amarrado a una víbora como Louis, sino a alguien sensible y dulce como mi Zoey.
Acordándome de eso, corrí hasta las escaleras, tenía que hacer algo para que
ella no me odiara más.
***
– Edward no
te estreses por favor. – Estaba diciendo mamá, tranquilamente sentada en el
sofá.
– Mi dios,
papá por favor no te pongas así. – Emily se mantenía de pie a un lado del sofá
con Paul detrás de ella.
– ¿Qué no me
ponga como? Te encerraste con este chico en tu cuarto. – La vena que le cruzaba
la cien estaba hinchada. Desde donde estaba podía apreciarlo, se había hinchado
en el momento en que vio a Emily bajar abrazada de Paul. – Te deje entrar en su
cuarto pero no era para que te pases de la raya encerrándote a solas con ella.
Emily rodo
los ojos, – Exageras, Paul solo me ofreció su compañía durante un rato. Papá él
es muy divertido, en serio. – Le dio una sonrisa cómplice a Paul. – Y por se
nos paso el tiempo volando.
Paul se
coloco al lado de Emily y tomo su mano. – Mon ange, contigo el tiempo pasa
demasiado rápido para mi gusto.
Sonreí
embobada, por alguna razón me encantaba Francia, un lugar lleno de glamur,
moda, el idioma más romántico del mundo… ah… suspire.
Todo el
mundo me miro.
– Adoro el francés,
es un idioma tan lindo.
Paul me
sonrió encantado, – Le diré a Heath que te hable más en francés. Te encantará,
tiene un tono profundo, en el internado había un montón de chicas que estaban
detrás de él solo por el sonido de su voz, debo admitir que lo envidiaba, la
vie n’est pas juste.
Quede
pensando mis clases de verano en que me enseñaron francés. – La vida no es
justa. – Le dije a Paul y él me sonrió en respuesta, – Entonces debes
conformarte… C’est la vie. – Es la vida.
– Touche, –
Me dijo, aun acariciando la mano de Emily.
– Eso me
vale poco, lo que quiero es que este franchute se largue de mi casa ¡ahora!
Emily se
puso entre Paul y papá, – Heath aun no llega con Ed, él aun no puede irse.
Papá la
estaba fulminando con la mirada, – Ese es otro que no quiero aquí, ¿por qué mis
niñas no pueden ser adolescentes normales? Y tener novios a una edad respetable
como a los veinticinco. – Suspiró dramáticamente.
Emily le
sonrió de medio lado, – Fácil, porque la era victoriana termino hace mucho
rato. Estas en el siglo XXI, las chicas podemos salir con chicos incluso por
las noches…
Papá la
cortó de inmediato, – No vayas por ese lado pequeña, o te mandare a un
claustro.
– Mi prima
esta en un claustro y dice que es como el infierno en la tierra, – Lo miramos
como si fuera un ovni. – Tío la envió allí después de hacer un escándalo
público.
Me acerque a
él y le di un piñizco, él definitivamente decía las cosas más raras en el
mundo, todo un cambio en los novios de Emily. Hablando de ella me dio un golpe
en la cabeza.
– Déjalo en
paz, le gusta desvariar un rato. – Luego acaricio a Paul donde yo lo había
piñizcado. – No te dolió ¿cierto?
Paul le
sonrió encantado de que ella se preocupara por él, – No, definitivamente hay
que tener miedo de Heath, no de ella, todavía me duelen los golpes de la
mañana.
– ¿Por qué
sigue hablando como si ellos fueran pareja? – Papá ya estaba exasperado. Y
estaba apunto de voltear su frustración en mí. Me miro preguntándome
silenciosamente por las palabras de Paul.
Me encogí de
hombros. Y escuche el inconfundible ruido del motor del auto de Heath. Oh
genial. Mire a Paul que parecía también haber escuchado el ruido, aunque era
algo obvio vivíamos en una zona residencial bastante privada. Al poco rato
entro Edward a la sala donde estábamos todos reunidos.
– Hola, –
Miro a Paul, – Heath dijo que estarías en problemas, así que volví antes. –
Luego abrió su mochila y saco un osito negro. – Te lo envía Heath. Dice que ya
hizo lo que le dijiste y que espera que no sigas enojada con él.
Me sonroje
pero lo tome de inmediato y lo abrace, era tan hermoso. – Me alegro de que me
haya hecho caso. – Olí el perfume de Heath, el osito lo tenía impregnado.
– Mon Dieu,
pero si es Big Grizz, – Dijo Paul riendo, – No lo puedo creer, no lo veía desde
que Heath cumplió ocho. Déjame verlo, oh si aquí esta. – Me mostro la etiqueta
que estaba pegada en la pata del osito. – Ves.
Mire y me
reí, allí estaba el nombre que Paul había dicho. Estaba escrito en una forma
bastante infantil. – Oh es tan lindo.
– Pensé que
Heath lo había tirado, esto es tan extraño, verlo después de tantos años. –
Paul dio un suspiro nostálgico. – Cuídalo. Su padre siempre decía que había
nacido con Heath.
Lo aprecie
aun más.
– Lo cuidaré
mucho. – Dije sintiéndolo de verdad.
– Edward
mira que gesto tan adorable, – Mire a mamá que estaba aferrada al brazo de
papá, – ¿Recuerdas los regalos que me dabas? Nunca me diste algo tuyo de bebé.
Papá le dio
una mirada incomoda, – Ay no, no comiences con eso, tu sabes porque no pude
darte nada de eso.
Mamá hizo un
puchero, – No vale.
Papá la miro
con desconfianza, – Sabes, comienzo a pensar que ya no estas de mi lado.
– Tonterías
mi amor, – Antes de que mamá continuara hablando la agarró y la beso mientras
la mantenía en un abrazo apretado contra sí. Rodé los ojos por su sutilidad en
frente de nosotros.
Emily
comenzó a hacer sonidos de asco, – Iuk, por favor, ¿y nosotros somos los
adolescentes? Ustedes si que tienen problemas con sus hormonas.
Paul tenía
una cara indescifrable, – Deberías estar feliz de que tus padres se aman y también
los aman a ustedes.
Emily se
puso seria y le tendió una mano a Paul, – Mi pobre cosita…
Paul se
sonrojo, – No, esta bien mon ange.
Papá y mamá
lo miraron, y luego se miraron entre sí, – Ya entendí lo que pasa aquí. – Hablo
papá. – Las mujeres de esta familia atraen a los chicos con problemas
familiares, definitivamente es eso.
Mamá le dio
un codazo de juego en las costillas, – Edward no seas así.
Papá puso
los ojos en blanco, e imito la voz suave de mamá, – Edward no seas así, Edward
no digas eso, Edward…
Mamá lo
ignoro mientras se acercaba a Paul, cuando lo tuvo cerca lo atrapo en uno de
sus abrazos de osos, – Puedes venir cuando quieras mi niño, eres bienvenido, y
tal vez si cierta persona esta dispuesta a dar su brazo a torcer podríamos
invitar a…
Papá le
frunció el ceño, – Ya le di una oportunidad.
– Quizás
deberíamos darle otra. – Mamá miro significativamente a papá, – Yo creo en las
segundas oportunidades, e incluso en las terceras si es necesario.
El sonido
que papá hizo fue bastante espeluznante. – Ordenen pizza, ya vuelvo.
Se dio la
vuelta y desapareció por la puerta. Emily, Edward y yo cruzamos miradas. ¿No
iba a hacer eso o sí?
– Bien
niños, ¿quién va a pedir la pizza?
Emily saco
un teléfono del bolsillo del pantalón de Paul y comenzó a marcar. Paul la
miraba entretenido, ahora que lo pensaba si hubiera hecho eso mismo con Mitch
él le habría quitado el teléfono y le habría dicho que no lo haga de nuevo.
Mitch la había adorado Aparentemente en frente de nosotros, pero si había algo
que no le gustaba era que tocaran su preciado teléfono. ¿Quién sabe por qué?
Hay gente que tiene manías extrañas.
Después de
pedir la pizza Emily devolvió el móvil a donde lo había encontrado. Paul tomo
su mano y la beso en la palma.
Mamá hablo
en ese momento, – Voy por jugo, ¿quién quiere uno? – Todos levantamos las
manos. – Bien ya vuelvo.
Edward se
levanto al mismo tiempo que mamá, – Te ayudo mamá. – Ella le sonrió y se fueron
a la cocina.
Mire a Emily
y a Paul inquisitivamente, – ¿Qué pasa entre ustedes dos?
Emily sonrió
como una boba, – Nada.
Puse en
blanco los ojos, – Si, seguro. Esta bien, no me cuenten. – Abrace mi osito con
más ganas. Sentía como si ahora tuviera una parte de Heath conmigo, una parte
solo para mí.
– Si ese
osito tuviera vida, en este momento se estaría asfixiando. –Dijo Emily riéndose
de mí como siempre.
Mire a Paul
haciendo un puchero, – Ves como me trata, es muy mala conmigo, siempre me trata
de esa forma.
Paul nos
miro a ambas, – ¿Sabes lo que veo Zoey? Veo a un par de hermanas muy parecidas
teniendo una pelea de juego. Y se veían adorables, por cierto.
– Mis bebés
siempre han sido adorables. – Mamá entro con unas galletas y Edward traía los
jugos, nos servimos. – Vaya tu papá esta demorando allá fuera.
Me levante, –
Voy a echar un vistazo allá fuera y vuelvo.
La puerta se
abrió en ese momento pero no fue papá el que entró, sino Vincent y Betsy, ambos
venían sonriendo como los dos enamorados que eran. Que envidia.
– ¿Pasa
algo? – Pregunto de inmediato Betsy. Luego se le ilumino la cara al ver a Paul,
– Tu eres el amigo de Heath que vimos en el aeropuerto.
Paul asintió
solemnemente, – Y tu eres la chica que podría ser la gemela de Zoey, con la que
hacían trabajo de investigación, – Termino tomándole el pelo.
Vincent se
removió a su lado, – ¿Debo sentirme celoso? O simplemente le rompo la cara y
todo se termina.
Betsy le
sonrió encantada. Definitivamente ellos eran tal para cual, – Nop, para los que
no saben quien es él, es Vincent mi
novio adorado, – Ella obviamente se dirigía a Paul, – Mi alma gemela.
– Y eso no
se tranza. – Termino Vincent.
Mamá les
sonrió como si recordara un chiste, – ¿Eso ya se lo dijiste a mi hermano?
La cara de
Vincent perdió todos los colores, – Con él usamos otra técnica de cooperación.
La ceja de
mamá se levanto inquisitivamente, – ¿Y qué técnica sería esa? Porque la última
vez que intente disuadirlo de algo, él me ignoro totalmente.
Betsy estaba
nerviosa, nos miraba a todos hasta que su mirada se clavo en la de Vincent, –
Supongo que de todas formas se iban a enterar, no es como si fuera un secreto.
Vincent
suspiró, – Si, eso es verdad.
Betsy tomo la mano de
Vincent, – Bien, tía, primos, casi extraño; Vincent y yo vamos a ser padres.
Estoy embarazada.